viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº -1962

Información General | 17 nov 2015

Senador Provincial del Frente Renovador

Opinión: El 17 de Noviembre y la Hora de la Militancia, por Gabriel Pampin

El 17 de octubre de 1972 Perón anunció su regreso pese a las provocaciones del General Lanusse respecto a que no le daba el cuero para volver. La CGT anunció un paro para el día del retorno, mientras el gobierno militar decretaba un feriado para la misma fecha con la clara intención de debilitar el efecto del paro. También prohibió los actos públicos, manifestaciones y movilizaciones (amparado en el estado de sitio vigente). Asimismo desplegó, como forma de “disuasión”, una fuerza de 30.000 efectivos alrededor de Ezeiza. La tensión fue creciendo mientras los militantes anónimos mostraban en paredes y calles carteles de bienvenida a Perón.


En la madrugada del 17 de noviembre comenzaron a arrancar cientos de camiones cargados de manifestantes dispuestos a burlar el dispositivo de seguridad del Ejército. Se cubrían de la lluvia con lo que tenían a mano. Por miles cruzaron el río Matanza. Querían ver a Perón. Querían ver cumplido el objetivo de la campaña del “Luche y Vuelve” por el que habían militado.

Las tropas los reprimían, dispersaban y perseguían tratando de mantener al Pueblo lejos de Ezeiza. Y ellos insistían, tercamente, impulsados por el viento de la historia. Después de intensas negociaciones, marchas y contramarchas, a las seis de la mañana del 18, Perón partió rumbo a su nueva residencia.

Atrás quedaban 17 años y 48 días de exilio, gracias a la militancia y sacrificio de miles de militantes anónimos que lucharon desde septiembre de 1955 para lograr el regreso de Perón a la patria y al poder. Durante ese largo período de resistencia, la militancia peronista había logrado poner en jaque a los sucesivos intentos de consolidar un orden político antidemocrático que proscribía y excluía al pueblo peronista. Esos militantes habían asumido el mensaje de Perón de que cada peronista llevaba el bastón de mariscal en su mochila y ese 17 de noviembre lograron su victoria.

Hoy los peronistas no solo debemos recordar y homenajear a los protagonistas de aquella jornada. Debemos asumir el deber de la hora. Sea cual sea el resultado de la segunda vuelta de la elección presidencial estamos llamados a reconstruir al peronismo como movimiento político al servicio del Pueblo.
Cada uno de nosotros lleva la Doctrina consigo. La reconstrucción y renovación del peronismo no va a suceder por un simple recambio dirigencial. Hay un agotamiento de estilos y métodos frente a una sociedad que exige más realidades y menos discursos. Hacia adentro el peronismo exige conducción por persuasión y representación electoral. El alcahuetismo y la obsecuencia hacia los dirigentes, así como la imposición a dedo de candidatos y listas no van más. La sociedad ha castigado electoralmente esa forma de hacer política. Debemos poder construir un peronismo basado en la cultura del encuentro que pregona el Papa Francisco y entender que la pluralidad de perspectivas y las verdades relativas al interior del peronismo son necesarias para ser una fuerza democrática que sintonice con una sociedad más diversa y plural. Y recordar que el Perón que retornaba a la patria en noviembre del ´72 impulsaba una nueva verdad peronista: “Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”. Y les recordamos que el Peronismo no se va. Siempre está volviendo.

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