jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº -1940

Información General | 5 jun 2016

Provincia

Los intendentes del peronismo bonaerense piensan en 2017: Volveré y seré Randazzo

Hace apenas seis meses asumió el gobierno de Cambiemos. La irrupción de ese espacio con una demoledora paliza al FpV de la Provincia de Buenos Aires, que perdió hasta en Berisso, la cuna del peronismo, trastocó completamente el sistema de preferencias al interior del “bloque nacional y popular”. Recién asoma el esperado segundo semestre, anunciado por Mauricio Macri como el de la recuperación económica. Pero nada se recupera, la política abre grandes interrogantes, y todos los sectores partidarios trabajan sigilosamente de cara a las elecciones de 2017.


En este escenario (muy diferente del que gozó Néstor Kirchner en las primeras elecciones de medio tiempo durante su primer mandato, allá por 2005), aparecen un sinnúmero de especulaciones sobre dos cuestiones muy claras: el destino del gobierno de Cambiemos (que se plebiscita en los comicios), y el posicionamiento de los sectores opositores, que después del balotaje permanecen en un aburrido, velado y secreto proceso de reagrupamiento. Roscas, le dicen en cualquier barrio.

Según aseguran los estudios de las descalificadas y desvergonzadas empresas que venden encuestas (y son parte ya del folclore político, con sus anuncios fallidos y su – paradójicamente- profusa permanencia en la gran pantalla que cuenta relatos de la Argentina), el Presidente de la Nación conserva un importante capital que deviene de lo que los especialistas califican con una vaguedad ya famosa: “buena imagen”.

Según esta pléyade de estrellas del pronóstico, el cálculo, la encuesta y el vaticinio, Mauricio M. arrima al 50 por ciento de buena imagen, aunque en declive, persistente declive.

Además, los manyapapeles que hacen sondeos aseguran que el referente político de mejor imagen es Sergio Massa, un dato que podría deducirse fácilmente como probable: ¿a dónde sino al dirigente renovador podrían ir a parar las esperanzas y los anhelos de cambio de quienes votaron a Macri y sufren espantados los anuncios que no cesan de empobrecer al grueso de la población?

El anunciado segundo semestre, (copioso en inversiones, dicen) que iba a darle al macrismo renovados bríos para recuperar la confianza de su electorado, llegó con muchas nuevas y sobre todo malas noticias que los desfiles de Comodoro Py no pueden disimular.

Todavía duelen en las espaldas de los votantes de Cambiemos los golpes tarifarios, las cuentas off shore, los DNUs, y el conjunto de medidas que en el segundo semestre no van a desaparecer ni aunque el funcionariado amarillo compre el manual sobre oportunos y sanos comentarios de Durán Barba. Nada puede esconder una boleta de gas con 2 mil por ciento de aumento.

En este contexto Mauricio Macri necesita ayudar a revitalizar al peronismo bonaerense y a ordenar la política de la Provincia en tercios parejos, que le permitan competir con algo de posibilidades. Recordemos: salir atrás del FR y el PJ en las próximas elecciones del principal distrito electoral del país podría ser letal para el PRO.

Daniel Scioli, méritos más, méritos menos, nunca pudo lograr el acto piadoso que el gobierno de CFK debería haber tenido enviándole fondos para barnizar su gestión al frente de la Provincia.

Ello, sumado al pavoroso operativo del ultracristinismo para instalar en Casa de Gobierno al incontinente verbal y alegre mordaz Aníbal Fernández, hicieron que el PJ bonaerense quedara luego de Diciembre como en Cancha Rayada , deshilachado y sin un referente que ordene la tropa.

Es, si nada tira una bola negra, el escenario para que el Frente Renovador vaya por la revancha. Ya ganó una vez, en tiempos de considerable apoyo mediático y económico, pero también cuando era apenas una fuerza en formación. Ahora Massa mide, consolidó una tropa que soportó todas las batallas, y encima se llevó un alto porcentaje de votos en los últimos sufragios.

Los amarillos temen que ese segmento predominantemente de ingresos medios, o medio – bajos, ahora en proceso de pauperización incesante, hagan tronar el escarmiento con una oleada de votos para el tigrense .

En paralelo, el PJ , el peronismo, o el kirchnerismo (elija el sustantivo que desee, da igual aquí, entre estas líneas) comenzó a andar su lento caracol de sueños, como hizo luego de cada derrota a lo largo de la historia.

En la Provincia la crisis efepeviana emergió rapidito con sendos crujidos en la Legislatura. Allí, el ex mandamás y pequeño hombrecillo del que Marcelo Tinelli se burla penosamente, José Ottavis, empezó a pagar viejas facturas y en silencio comenzaron a concentrar representatividad figuras como la del diputado Walter Abarca (de prosapia kirchnerista aunque no miembro del selecto club de aplaudidores y ligacargos).

Como telón de fondo, vale destacar que a nivel nacional el PJ zafó de la intervención judicial con la joven dupla Gioja-Scioli, y dejó correr el tiempo a favor de los cabildantes territoriales llamados intendentes, los únicos con “chapa” frente a sus bases históricas y también los únicos que quedaron con atesorados espacios de poder formal.

Es decir, el poco aparato que quedó en manos peronistas está en los flacos pero omnipresentes gobiernos municipales, que llegan hasta cada puerta en distritos donde son lo único que está sobreviviendo a la oleada privatista y de repliegue hacia el “Estado mínimo” tan ansiado por el liberalismo de corte trasnacional que la ceocracia corroe persistentemente. El movimiento obrero organizado parece más ocupado en la defensa reivindicativa y la puja interna que en la discusión y elaboración de la salida política que necesita para cuidar lo ganado. Está atomizado, las 62 organizaciones son historia color sepia, y logran hacerse escuchar e influir, pero carecen de una estrategia en común.

En este contexto de fragmentación, el peronismo fue cerrando filas detrás de, primero, una idea, y ahora, un proyecto que se ensancha a cada día: Randazzo Senador.

El Renegau , que mucho denostaron los fieles repetidores y acólitos del ultrapurismo cristinista que devino en sciolismo sólo por un turno electoral, tiene pocos amigos en Calafate, pero allí lo necesitan para, simplemente, frenar el retroceso con algún golpe electoral y salir de una etapa defensiva que lo desangra y lo angosta velozmente.

´
En ese esquema el dueño de La Florería podría encabezar la lista de Senadores, que puede ser, como se prevé, la categoría que definirá el orden de largada de las presidenciales de 2019.
´
En la de Diputados muchos ven a Julián Domínguez con ventajas sobre intendentes de fuste, e instalados a nivel provincial (tal es el caso del remozado Martín Insaurralde). Por dos razones favorecen a JD: ya fue precandidato a gobernador y tiene un altísimo nivel de conocimiento y buena imagen (siempre según los mercaderes dedicados al rubro comercial conocido como “consultoría y encuestas”).

Pero muchos lo ven también como la contracara ideal de Aníbal Fernández, lo perciben como quien no pudo o no lo dejaron ser . Quizá por eso de vez en cuando el ex titular de Diputados de la Nación sube al ring al amigo del dirigente preso José Luis Meiszner.

En esos contrapuntos crece Domínguez, y les recuerda a todos, aunque veladamente, que lo que lo hizo perder las PASO fue el poderoso dispositivo del que disponía la “mesa chica” del Frente para la Victoria. Una paradoja y una ejemplo: el día que a horas de las PASO Julián Domínguez bailó tres pasos de una chacarera en el programa de Marcelo Tinelli (oh, oh, oh, bramaban los puros) , el hombre de Chacabuco había sido des-invitado de 6-7-8 , programa visto por el núcleo duro K y órgano de propaganda y debate oficioso del gobierno nacional. ¿Quién fue recibido con hermosas caricias esa noche en el programa de Barone?: Martín Sabatella.

La ex presidenta y todo el cristinismo apostaron con fuerza por el bigotón que aparecía sonriente en las crónicas policiales. Luego de esa noche en la que terminaba la campaña por las PASO, denostaron duramente a Domínguez por ir a Canal 13 y particularmente al programa de Tinelli. Vueltas de la vida: ese coro de aplaudidores obedientes ahora hace silencio cuando uno de los referentes camporistas se ofrece para dar lástima en la versión 2016 del mismo ciclo.

Entretanto, Cambiemos vive su propio pandemónium. En un escenario donde la presencia de Sergio Massa y de Florencio Randazzo invitan a creer que el juego electoral puede levantar el pálido nivelito que tuvo la vez anterior, los cráneos del duranbarbismo imaginan al todoterreno Jorge Macri encabezando la categoría Senadores, para que el apellido “ayude”, y por falta de algo mejor.

Hay atrevidos que teorizan sobre una candidatura de Elisa Carrió a diputada. Habra que ver, una cosa es medir muy alto en los estudios de TN y otra muy distinta en Florencio Varela, Berazategui o Presidente Perón. Esto no es Recoleta, ni sólo el bendecido sector agrario. Esto es un distrito lleno de barro, y pobreza.

En este contexto, salvo un arranque de voluntarismo que impulse el armado de alguna propuesta del solocristinismo que intente “apretar” el caudal de hierro que sueña con el regreso de CFK (difícil de mesurar en estos tiempos tan febriles para la ex mandataria), el sendero está marcado y sólo faltan los anuncios.

Sólo Randazzo habrá de decir cuándo esté la situación lo suficientemente madura para que el operativo retorno se ponga en marcha. El ex ministro teme a la aplanadora mediática que dirige Héctor Magnetto, a la Justicia siempre oficialista que manejan los vikingos de Comodoro Py (insaciables en su gestualidad antipolítica y rabiosos como bulldogs del entramado que enlaza a Clarín, a los jueces federales, a la ex SIDE, a la Embajada) y a todos los poderes fácticos que Macri supo ordenar tras de sí.

Por estos días, es un asunto de supervivencia lo que guía el debate y las estrategias de todo el Arca de Noé kirchnerista: ganar, clavar los talones y dejar de retroceder, o no ganar y hacer heroicas apuestas electorales de infinita pureza. Si ese camino lo emprendiera alguien, o algunos, sería lejos, muy lejos del peronismo.

No existen ordenamientos ideológicos en el movimiento nacional y popular que rodea al PJ, sino una amalgama que se cristaliza en un plano inferior, más elemental: el plano político.

Hay que googlear y recordar que el gabinete de NK fue casi el mismo que el de Eduardo Duhalde. Gran parte de la dirigencia peronista fue partícipe entusiasta de todos los gobiernos desde el 83 a la fecha, en la Nación o en la Provincia . No está mal, este no es un tratado sobre moral y política. Está mal definir a los dirigentes por sus intensos fraseos, sus supuestas lecturas, sus gustos estéticos, o por sus discursos de época y ocasión. Es lo que hacen lo que los define. Nada más.

En estas horas, los coronales de La Florería exhiben en sus sitios web o redes sociales, flyers con la leyenda “Vuelve Randazzo”, y cosas así. Pero el hombre sigue la película desde una prudente distancia. Dialoga con muchos dirigentes bonaerenses, pero discretamente y lejos de los medios.

Los intendentes del conurbano preparan su gran regreso. Sergio Massa piensa cómo acomodará su espacio en ese nuevo escenario. Sueña con un pedazo de la UCR y consolidarse como una fuerza socialcristiana de centro progresista más amplia que el peronismo pero con algo de esa impronta. Quiere a Margarita Stolbizer a su lado. Quiere abrir sus brazos para contener a la gente de a pie que creyó en el oleaje amarillo que llegaba en forma de renovación ética y buenos modales . Y también quiere convencer a los caciques distritales del PJ que es él y sólo él quien puede llevarlos (merced a su figura modelo Siglo XXI y su buena imagen) como bandera a la victoria.

Asoma, pues, un segundo semestre sin paz, sin pan y sin trabajo, o con mucho menos de todo eso. Pero con renovada política, en una realidad televisada y comentada por míseros iletrados repletos de odio y de dinero. Reemplazaron el seisieteochismo por una versión de la comunicación en clave moralista con una selectividad y una hipocresía que verdaderamente asombra. Todos los medios de comunicación son coordinados prolijamente en función de este nuevo relato, donde los protagonistas son fiscales y jueces enchastrados, de inmundas trayectorias, que no compran el pan, no pagan la boleta del gas, ni ven hacerse trizas las esperanzas de ascenso social que hace poco, muy poco, compartía la gente de trabajo, que anda sola y espera.

El mayor desafío de la política argentina sigue siendo incluir en el empobrecido entramado social al tercio de compatriotas que aumenta mes a mes, pero todo es vértigo, fragmentación y puja. El debate electoral se hace esperar empequeñecido por la gravísima situación social, pero esa misma coyuntura en algún momento va a dar un salto hacia adelante. Será un cambio de ritmo y de momento político que el oficialismo no espera con ansias, sino al contrario, que el massismo prepara con delicadeza de orfebres, y que el peronismo definirá cuando los ruidos de metralla, el bullicio que resuena de la última campaña, y la lenta decantación de viejas ilusiones y prejuicios vayan ordenando su panorama interno.

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias