martes 23 de abril de 2024 - Edición Nº -1966

Información General | 4 dic 2013

Opinión

Después del Riachuelo, la epopeya del Río de la Plata

El saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo, punto de partida para recuperar todo el litoral urbano


Ir por nuestro río podría ser una buena consigna para recuperar nuestra Ciudad, una epopeya. Ir por ese sueño nos pondría en clave más activa con el cuidado del medio ambiente, pues desde allí se podría establecer un criterio relacionado con su valoración y recuperación, que nos obligaría a pensar en lo preventivo, lo educativo, y a tener una conciencia cierta de nuestra realidad urbano-ambiental tan deteriorada.

Todo un sistema de aguas pestilentes es movido por las lluvias, junto al volcamiento de residuos urbanos sin tratar que cotidianamente terminan en el río, sin que la mayoría de los habitantes de esta ciudad se den por enterados del daño que se hace sobre ese lugar desconocido, que queda situado detrás de los edificios, y es mencionado en las cartografías como Río de la Plata.

El saneamiento del Riachuelo marca un momento de profunda recuperación de una de las orillas de la Ciudad y redescubre un frente perdido, a la vez que crea una conciencia sobre él mismo. Hay una apuesta por poner en valor ese litoral, por construirle una nueva cara a Buenos Aires.

Hoy asistimos a una reconfiguración del espacio que no se condice con las tradicionales geografías administrativas de la ciudad y su periferia. De este modo, el valor del suelo, las nuevas tecnologías, autopistas, countries y shoppings constituyen y organizan los espacios urbanos y aparecen en el horizonte como rayos que irradian nuevas centralidades y periferias. Ya no se trata de un esquema radial por el cual la ciudad (centro) se desarrolla hacia barrios y lugares limítrofes del conurbano (periferia). La autopista es la nueva prolongación de la ciudad, introduciéndose como un obstáculo para quienes no pueden acceder.

En este contexto, el Riachuelo es una excelente oportunidad para pensar un lugar de unidad y de continuidades que deja de ser el patio trasero de la aglomeración y se posiciona como el río destacado y enunciador de nuevas identidades, que sutura y une la diversidad urbana.

¿Por qué no pensarlo como un lugar para articular, transportar, sanear, incluir y recuperar lo público?

Recuperar el Riachuelo es pensar su producción limpia; es pensar cómo se van a instalar quienes allí trabajan, cómo van a movilizarse, cómo vivirán.

Toda idea fundacional de la Ciudad debe estar comprometida e integrada con la Nación y la Provincia, debe proponer desarrollos a largo plazo, que articulen la unión del territorio, recuperando su río y su Riachuelo.

Se debe integrar a los 5 millones de personas que conforman la población de la Cuenca Matanza Riachuelo, para lo cual se requiere de un esfuerzo de interpretación de alto nivel, en el cual la Ciudad de Buenos Aires se debe dejar influir influyendo, y renunciando a su excluyente destino de isla.

Aprovechar este envión es una oportunidad cierta para pensar en refundar Buenos Aires desde su río, generando una presencia del mismo en su cotidianeidad. Esto quiere decir que la negación de sus cursos de agua no sea una presencia de catástrofes inevitables sino la posibilidad de explorar el hermoso paisaje litoral porteño y la toma de conciencia definitiva de una ciudad más amiga de su ambiente. ¿Qué otra expresión natural tiene la ciudad que esa fuerte presencia del agua? Sería interesante poder tomarlo como emblema de la limpieza, el espacio público, la naturaleza, la cultura y el deporte.

Imaginemos por un momento a todos nuestros escolares estudiando su río, sus condiciones naturales, su historia, su geografía, enterándose de que los porteños lo usaban en verano como lugar de baño. Imaginemos la práctica intensiva y persistente de actividades náuticas en el río vinculadas al deporte y la educación. La práctica de deportes náuticos desde las escuelas públicas fue una experiencia que muchos vivimos. Las clases de Optimist (una categoría de navegación para jóvenes), algo que sin dudas a muchos nos marcó la existencia.

Pensemos una sociedad volcada a su contemplación por las tardes, a su uso los fines de semana, a la reflexión de lo que significó ese río que fue la puerta de entrada de la conquista, por el que se disputó durante tanto tiempo un lugar para la aduana y el puerto con el interior del país.

Es innegable la victoria pírrica de Buenos Aires sobre el interior, pero ese triunfo fue también la concentración del poder, expresada en el desarrollo acromegálico y las asimetrías territoriales que generaron una hiperconcentración que derivó en tremendas patologías urbanas.

Parte de ese precio a pagar por ser la cabeza del granero del mundo, fue la pérdida del río, debido a la depredación que se aplicó sobre él, a la contaminación que lo asoló, a todas las pérdidas que sufrió su sistema integrado de arroyos en la ciudad, todo un sistema ninguneado por las necesidades de tapar la naturaleza para priorizar un demencial desarrollo inmobiliario.

Increíble historia la nuestra, que sigue avanzando sobre el río, de manera concreta y material. Aún hoy hay proyectos que sueñan con seguir tapándolo. Cuatrocientas son las hectáreas que supimos avanzar sobre él, en un increíble caso de negación de la inmensidad del territorio a espaldas de la ciudad.

En nuestro país, con tanta extensión, el mal que nos aqueja realmente es la invasión del litoral por la ciudad, poniéndolo en subasta comercial antes de pensar un desarrollo más acorde de su población a nivel nacional y de pensar ese litoral como un lugar amigable y no como ese borde duro, impedido de alcanzar por innumerables obstáculos y redes del automotor, tan organizadas para evitar el contacto vital.

Los importantes avances en el saneamiento del Riachuelo nos obligan a pensar en cómo seguir. Y en esa pregunta aparece la Cuenca del Plata (por naturaleza más que por una cuestión legal), que en definitiva es una red armónica y articulada de agua, de la cual el Rio de la Plata es el desafío mayor.

Recuperar el Río de a Plata va a ser la epopeya de la ciudad en los próximos años, a no dudarlo. Allí hay una causa noble por la que los porteños debemos ir, para recuperar Buenos Aires.

(Gentileza: INFOnews)

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