La joven peruana Sandra Ayala Gamboa fue asesinada en una dependencia de la Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (ARBA), ubicada en Avenida 7 entre 45 y 46. Organizaciones de Derechos Humanos realizaron una petición encabezada por Nelly Gamboa para que el edificio sea un centro de ayuda a mujeres víctimas de violencia de género. El Concejo Deliberante platense la aprobó este mediodía.

Sandra Ayala Gamboa llegó en 2005 desde Perú con la intención de comenzar sus estudios para ser médica. Un año después comenzó a buscar trabajo y el 16 de febrero consiguió una entrevista de la que nunca volvió. Nueve días después su cadáver desnudo fue encontrado y la autopsia concluyó que había sido golpeada, violada y estrangulada con su remera. Gracias a un resto de ADN encontrado en una colilla de cigarrillo, se pudo identificar el perfil de Diego José Cadícamo, quien ya estaba detenido en la provincia de Misiones, procesado por varios hechos de violación e intentos de homicidio en hechos muy similares al de Sandra.

Ahora, un conjunto de organizaciones proponen que el edificio de ARBA, que permanece cerrado desde aquel trágico día de febrero, sea expropiado para crear la “Casa SAG”, un centro de fortalecimiento, asesoramiento y ayuda a mujeres víctimas de violencia de género. “Es necesario sentar un precedente de lo ocurrido y visibilizar la violencia que padecen a diario las mujeres”, argumenta el proyecto presentado al Concejo Deliberante platense.

“Consideramos que la mejor forma es que ese edificio no lleve una placa conmemorativa como sugieren las autoridades, sino que se convierta en una herramienta real para luchar contra la violencia en todos los niveles que padecen las mujeres a diario. Una casa de fortalecimiento, asesoramiento y ayuda a víctimas de violencia de género”, explican los considerandos.

Desde el trágico suceso, la madre de Sandra se vino a vivir a La Plata para luchar por el esclarecimiento del crimen de su hija. A pesar de que el culpable está detenido, Nelly Gamboa encabeza la propuesta de expropiación del local de ARBA. El Ministerio de Economía le había propuesto poner una placa recordatoria y que una de las salas lleve el nombre Sandra, pero ella contestó: “Yo quiero que ese espacio funcione para que no se repita lo que le pasó a Sandra y ayude a víctimas que vivan situaciones como estas, nada más que eso”.