El ex magistrado, quien además es director de la Maestría en Comunicación y Criminología Mediática de esta casa de estudios, expuso en el panel “Justicia y Medios” acompañado de Azucena Racosta, Secretaria Académica del mismo posgrado; y del titular del juzgado Nacional de Ejecución Penal N° 3, Axel Gustavo López.

Respecto de la relación entre los medios de comunicación y la justicia penal, el ex ministro de la CSJN sostuvo: “Soy realmente contrario a la limitación de contenidos; pero creo que tiene que haber un límite: la vida de las personas”. En este sentido, destacó ejemplos en donde la difusión de suicidios o de delitos tales como los secuestros o hechos de violencia de género que culminan en feminicidios, terminan siendo imitados. “Cada vez importa menos la vida del prójimo […] debe haber límites éticos en la comunicación […] La realidad la crean los medios, sin lugar a dudas”, afirmó.

“La televisión no invita a pensar; a ejercitar el pensamiento abstracto. Pero con esto no quiero decir que idiotice”, dijo Zaffaroni, quien también analizó algunos de los mecanismos que llevan adelante los medios de comunicación para contribuir a la creación de una realidad, “que pueden intimidar más o menos”. En relación a las herramientas para la “manipulación del miedo”, destacó “el terrorismo que se infunda en el poder judicial, el discurso en indicativo, la manipulación de las víctimas, la ocultación de determinados hechos de violencia y la exagerada demostración de otros; la reiteración de una información […] la creación de estereotipos, que son la síntesis de los prejuicios de una sociedad”, entre otras.

Este último punto fue relacionado por el director de la Maestría en Comunicación y Criminología Mediática con los altos índices de homicidios en América Latina, de los que quedan excluidos Argentina y Uruguay. Sin embargo, Zaffaroni destacó que lo más preocupante en la región son los números arrojados por los coeficientes de Gini, que miden la desigualdad en los ingresos: “Son más altos los latinoamericanos que los africanos. Porque África es más pobre pero menos desigual. Nosotros somos más ricos, pero somos más desiguales; hay más concentración de riqueza”.

Asimismo, dijo que estas “no son coincidencias accidentales, sino que tienen una clara explicación […] que arranca en la explicación actual del mundo donde el poder radica, fundamentalmente, en el capital financiero y en las corporaciones transnacionales que han roto el equilibrio que siempre existió entre el establishment y la política […] El poder financiero se comió al poder político y lo maneja y lo condiciona”.

A diferencia de lo que ocurre en otros países donde “las grandes corporaciones financieras destruyen Estados […] en América Latina no se destruyen, sino que se debilitan a partir del caos. El caos provoca una pérdida en el control territorial”, dijo Zaffaroni y siguió: “Los medios masivos monopolizados, que están en toda la región, […] normalizan la violencia de una manera que resulta terriblemente indignante: con una argumentación de tipo racista […] y se crea una realidad mucho más violenta de lo que es”. En este sentido destacó que se fomentan la contradicción y la fragmentación entre los segmentos excluidos, o los incluidos precariamente.

En relación al fenómeno de la concentración de medios de comunicación en grandes grupos económicos que abunda en la región, el ex juez sostuvo que “los monopolios siempre son la negación de la libertad del mercado” e ironizó: “Creo que en el único ámbito en el que las leyes antimonopólicas no son defensoras de la libertad es en el de los medios de comunicación. Es una paradoja un tanto extraña, pero parece que ese es el discurso. En todo lo demás, si quiero vender heladeras, chorizos, por ejemplo; ahí la libertad antimonopólica se define hacia la libertad del mercado. En cambio en el marco de los medios de comunicación, la ley antimonopólica agrede la libertad”.

Finalmente, al cierre de la primera jornada del XVIII Congreso RedCom, Zaffaroni resaltó que “El poder nunca es macizo […] afortunadamente el poder tiene grietas, sino no estaríamos hablando de esto. […] Ante el mayor caos, a mayor violencia y ante el miedo de las clases medias, se utilizan los medios para exigir mayor liberación del poder punitivo […] Por decirlo claramente: descontrol de policías, que abre un ámbito de arbitrariedad, no sólo selectiva, sino en todo sentido. Y el ámbito de arbitrariedad es, al mismo tiempo, un ámbito de recaudación autónoma. Algunos lo llaman corrupción. Es decir, permite una automatización política y económica de la policía a través de una recaudación propia. […] Lo que se le está exigiendo por parte de las clases medias intimidadas es, en definitiva lo que provoca un mayor descontrol. Es un círculo vicioso y esto es lo que fomenta el discurso masivo de los medios de comunicación”.