jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº -1940

Información General | 8 dic 2013

Opinión

¿De qué hablamos cuando hablamos de Código de Ordenamiento Urbano?, por Soledad del Cueto

El código es un instrumento normativo de ordenamiento urbanístico que presupone la regulación de un plan urbano ambiental pensado previamente. Un Plan que proyecte en qué ciudad queremos habitar. Entonces, en verdad, deberíamos preguntarnos, ¿de que hablamos cuando hablamos de ciudad?


Una ciudad es un proyecto colectivo, un proyecto político colectivo, donde el hombre habita y desarrolla todas sus actividades vitales, culturales, productivas, ociosas, religiosas, económicas… Pensar ciudad es entonces tener en cuenta un sistema complejo de relaciones humanas que generan tensión y desequilibrio permanente en el territorio, un territorio con topografía e hidrografía que le dan personalidad única a cada suelo y espacio urbano construido.

Solo pensando en la región podremos entender esa complejidad y darnos cuenta de que esas relaciones no reconocen fronteras catastrales, que éstas solo están a modo de orden normativo, pero que si no contemplan las variables sociales, geográficas, culturales y económicas, difícilmente se encontrara el tan ansiado equilibrio territorial en la sociedad.

Las grandes ciudades de nuestra región se caracterizan por presentar un desordenado crecimiento, reflejo de las profundas causas de orden económico – social y de la falta de planificación urbana.

La ciudad de La Plata nació como ciudad planificada, según los principios del Urbanismo Higienista (basado en ideas positivistas de la generación del 80’) invisibilizando la constitución natural del territorio (arroyos y planicies de inundación y bañados). El casco histórico fue pensado y diseñado bajo los cánones del urbanismo del siglo XIX.

En 1889 Pedro Benoit presentó la ciudad en la Exposición Internacional de París. Allí, La Plata fue premiada con medalla de oro y calificada “la ciudad de Julio Verne”. Muchos diarios se acostumbraron a llamarla de esta forma: se le encontraba relación con la ciudad “France-Ville”, creada por Verne en su novela “Los quinientos millones de la Begun”.

¿Qué sucedió con aquella ciudad imaginada, estudiada por académicos, que siendo reconocida internacionalmente como Modelo de Ciudad Higienista” en la exposición Internacional de Paris de 1989; y que 110 años después es propuesta ante la UNESCO, como patrimonio de la Humanidad por la permanencia de su traza y la preservación de sus edificios centenarios, hoy está declarada “Patrimonio en Peligro”? (Calificación otorgada en el año 2012, por la WORD MONUMENTS FUND, organización internacional que vela por el patrimonio construido).

Una ciudad pensada y planificada históricamente que no pudo evitar en su crecimiento y expansión la lógica del mercado y la especulación inmobiliaria. Replicando el comportamiento de Capital y el Conurbano, en la ocupación de los asentamientos humanos en el territorio. En el norte de la ciudad se establecen los sectores autodenominados medios y medios altos, los cuales contaron con todas las herramientas y dispositivos institucionales en pos de su instalación, sin más, la mayoría de los countrys de la ciudad se encuentran en esta zona.

En el sur y oeste de la ciudad se establecen, en forma espontánea e informal, los sectores populares, no contando con una planificación previa de la ocupación del suelo, consolidando ciudad con el tiempo, a partir de respuestas tardías.

La ciudad creció siguiendo las reglas del mercado y especulación inmobiliaria y no las de una Planificación estatal, ocupando formal e informalmente áreas de alto riesgo ambiental.

Reflejo de esto fue la preocupación por construir instrumentos de orden normativo. Tanto es así, que la ciudad solo cuenta con códigos reguladores, pero no cuenta con un Plan Ambiental y de Ordenamiento Urbano Integral.

Un Plan con proyección de crecimiento urbano teniendo en cuenta la evolución demográfica, el desarrollo productivo y la sustentabilidad, requiere decisión y compromiso por parte de los estamentos estatales, así como también, de la participación de los distintos actores de la sociedad civil.

Un Plan no es sólo un dispositivo, es un proyecto político colectivo. Es una herramienta de gestión, un proceso, un procedimiento que enmarca la toma de decisiones y que contempla el manejo de la incertidumbre y el riesgo en el crecimiento de una ciudad.

La Provincia de Buenos Aires regula el Ordenamiento Urbano y Territorial a través del Decreto Ley 8912/77 y es la autoridad que convalida los planes y códigos municipales en esta materia. A pesar de los diversos cuestionamientos que pesan sobre este instrumento, es sin lugar a ninguna duda la herramienta con la que cuenta el Estado Provincial y por la cual tiene la potestad de exigir a los Municipios la constitución de un Plan de Ordenamiento Urbano y los consecuentes Códigos, que den marco normativo a las directrices de crecimiento de las Ciudades.

A modo de síntesis en la toma de decisiones normativas en la construcción de nuestra querida ciudad de La Plata, es importante recordar algunos hechos. En 1997 se conforma el Consejo de Ordenamiento Urbano Territorial, compuesto por 6 instituciones (la Facultad de Arquitectura, Departamento de Geografía, la Facultad de Ciencias Naturales, el Colegio de Arquitectos, el Colegio de Ingenieros y la Cámara de la Construcción).

En el año 2000 se produce un Código de Ordenamiento Urbano y Territorial, mediante la ordenanza Nº 9231/00, enmarcado en la candidatura de la Plata como patrimonio histórico de la humanidad. Aparecen indicios de un Plan Rector con la participación de los sectores activos de la sociedad civil.

En el 2010 se aprueba un nuevo Código de Ordenamiento Urbano (Ord. 10.703/10), más desregulador que el anterior en el uso de suelo, derogando de este modo la normativa anterior, y a su vez constituye un espacio similar al COUT, con menor participación de las instituciones y mayor participación del mercado.

(Este Código fue cuestionado por Organizaciones de la Sociedad Civil y temporalmente suspendido por la Suprema Corte de la Provincia).

La ausencia de un Plan Ambiental y de Ordenamiento Urbano para el partido de La Plata y la región, que se corresponda con una política integral en la ocupación del territorio, tendiente a morigerar, corregir o solucionar la crónica deficiencia en lo atinente a la problemática de la vivienda popular, y por el contrario la consagración de una legislación de planeamiento urbano que sólo tuvo en miras las necesidades de exclusión simbólica y real de los autodenominados sectores medios altos o altos de la comunidad del resto de sus conciudadanos, acompañada de costosos gastos y extensión de servicios a los denominados barrios privados o countries, a la par que la liberación del casco histórico de la ciudad para la construcción de torres que saturan las respuestas de infraestructura y servicios y que no resultan en nada sostenibles en el tiempo, tienen su contracara en las excepciones sistemáticas a la legislación vigente, en aras del supuesto progreso de la ciudad.

Hay un patrón histórico de urbanización que no reconoce las características naturales del territorio: grandes planicies de llanura, la cuenca hídrica del Río de la Plata, (con los arroyos El Gato, Regimiento, Pérez, Maldonado, Garibaldi y sus respectivas ramificaciones.

Debería considerarse que ante la recurrencia de situaciones extraordinarias, valga la paradoja, de descarga pluvial, resulta útil reflexionar acerca de la superficie de terreno urbano a construirse efectivamente (quizás, la ocupación construida de los lotes no deberían ser más del 30 al 40 por ciento) evitando el desarrollo de grandes torres, todo lo cual colisionaría con los emprendimientos y negocios de la tierra urbana.

Para aquellos que pregonan una ciudad de cemento como el desiderátum del progreso debemos observar el tratamiento de los cascos históricos de ciudades casi milenarias como las de Francia central y meridional o más cercanas a nuestra cultura por tradición migratoria como la de la toscana italiana donde la preservación del adoquín en las calles a la vez de tener una calidez urbana superadora , permite el escurrimiento y absorción que otros materiales no lo pueden realizar con la misma eficacia, por caso el hormigón o asfalto.

Es necesario reflexionar, sobre las decisiones políticas que se toman, en la construcción del territorio. En los últimos 20 años hubo un crecimiento desmesurado y especulativo, que no fue acompañado, entre otras, por obras del sistema de desagüe pluvial, se conjugó con una lluvia extrema que volcó 392 mm en pocas horas, superando ampliamente las marcas establecidas en años anteriores.

Pero no podemos dejar de pensar, que si se hubieran puesto en marcha alarmas tempranas y un plan de contingencia eficiente, la tragedia se podría haber morigerado, fundamentalmente, se podrían haber evitado muertes.

A modo de reflexión final, podemos señalar que el continente sudamericano lo estructuran tres grande cuencas hídricas, la del Orinoco, la del Amazonas y la cuenca del Plata, siendo esta ultima lugar de confluencia y tensión histórica desde el Virreinato del Rio de La Plata hasta la fecha y cuna del surgimiento de varios estados sudamericanos y zona de conflicto de los mismos, desde las guerras del siglo XIX hasta los conflictos en el siglo XX por la explotación hidroeléctrica entre países aguas arriba o aguas abajo, todo ello felizmente encaminado desde el tratado de Ouro Preto que diera lugar al Mercosur y más recientemente desde la voluntad política de los líderes regionales con destacado protagonismo de ex presidente Néstor Kirchner y de la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la consolidación de la UNASUR.

Resulta por cierto una paradoja que los abundantes recursos hídricos y las copiosas lluvias a la par de acuíferos abundantes y cercanos a los conglomerados humanos no sean un recurso estratégico que actúe como palanca para el desarrollo y la integración y por el contrario se transformen en una fuente de catástrofes.

Es un buen indicio que el plan de infraestructura hídrica se halla puesto en marcha, este no es una propuesta aislada del gobierno nacional sino que debe ser comprendido como parte del Plan Estratégico Territorial del Bicentenario, que ha producido hasta la fecha una integración y armonización de desarrollos desiguales a la par que una interconectividad única en la historia del planeamiento estratégico nacional.

Dicho esto, no se pueden resolver los problemas de nuestras ciudades, de nuestra región, con una mirada estrictamente técnica – administrativa o económica, la problemática de la ciudad es integral y por consiguiente la respuesta debe ser política.

A mi humilde entender, se hace urgente y necesario, frente a los recientes episodios climáticos, concretamente el 2 y 3 de abril del corriente acaecido sobre nuestra región; el compromiso de todos los actores de la sociedad, el Estado, los empresarios, las organizaciones civiles, los colegios profesionales, los sindicatos, los comerciantes, los trabajadores, el poder judicial, a todos en su conjunto, se hace imprescindible debatir y pensar, en el marco de un foro, qué ciudad queremos, en qué región queremos vivir y qué ciudad proyectamos para nuestras generaciones venideras.

*Así como una vez Pedro Benoit, pensó y diseño esa ciudad planificada, orgullo de generaciones, es momento de tomar esa herencia y poner todo nuestro intelecto y energía en pensar, estudiar y proyectar, hacia dónde deben crecer nuestras ciudades, cómo resolver el tema del transporte público y el creciente aumento del parque automotor, cómo resolver la infraestructura y equipamiento de nuestros barrios suburbanos, cómo impactara en la región el puerto de Ensenada y Berisso en pleno funcionamiento, cómo resolver el déficit de vivienda, cómo resolver el desmesurado valor del suelo urbano, cómo proteger nuestro patrimonio arquitectónico, cómo proteger nuestro medio ambiente… en definitiva, cómo pensar una ciudad, una región, un Plan Urbano Ambiental que tenga en cuenta a todos nuestros compatriotas con vistas a las décadas futuras.

Por: María Soledad del Cueto
Arquitecta

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