jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº -1968

Información General | 12 dic 2016

En el Instituto Próvolo

Escalofriante testimonio de uno de los abusados por el padre Corradi en La Plata: "Parecía la época de Hitler”

Los abusos de Nicolás Corradi y Horacio Corbacho durante su estadía en La Plata empiezan a confirmarse. Un hombre hipoacúsico salteño que vivió de niño en el Instituto Próvolo de nuestra ciudad relató los vejámenes a los que fue sometido. “Me pegaban hasta con un palo, con botas y nos agarraban a patadas. Parecía la época de Hitler”, aseguró.


Las denuncias contra los padres Corradi y Corbacho en Mendoza tienen un efecto impredecible sobre toda la Iglesia argentina y la de La Plata, particularmente. Ambos curas estuvieron en nuestra ciudad, donde habrían cometido los mismos abusos contra menores hipoacúsicos, a pesar de que el Arzobispado aseguró que no tienen antecedentes.

Daniel Sgardelis, un hombre salteño que vivió cuando era niño en el Instituto Antonio Próvolo de La Plata (de 1982 a 1991) rompió el silencio y relató los maltratos y abusos que sufrió por parte de Corradi.

En diálogo con informesalta.com.ar aseguró: “Fueron muchas cosas feas. Nadie denunció lo que pasaba todo se tapó. Hubo muchos abusos y maltrato a los niños. Durante 28 años nunca conté lo que me pasó pero ahora quiero denunciar todo”.

“La escuela enseñaba a hablar y aprender, los curas trabajaban ahí adentro en la administración, la dirección, cuando uno entraba no te llamaban la atención sino que te golpeaban en todo el cuerpo, siempre hubo maltrato físico”, relató el hombre con discapacidad auditiva.

El hombre asegura que “no confía en ninguno de los estamentos de la Iglesia Católica” y relató que una vez escribió una carta a la maestra relatando lo que estaba sufriendo, pero ella “fue con la directora y la tiraron”.

“Nosotros tratábamos de no dejarlos, no queríamos que nos abusen, intentábamos defendernos como sea, pero nos callábamos”, relató Daniel y agregó: “Yo le cuento lo que me paso a mi mamá y papá, pero ellos dudaron, no me entendieron ni creían”.

“Yo me sentía mal, no me comunicaba, después me llegué a hacer cortes, era nervioso. Pasaron 28 años, hace 4 años comenté lo que me pasó y algunos sordos me empezaron a contar que les había pasado lo mismo. Muchos se escaparon de sus casas o se suicidaron. Fueron muchas las trabas pero buscábamos una forma de denunciar. Ahora con la tecnología desde el 1994 luchamos por más intérpretes y más oportunidades”, destacó Sgardelis.

Corradi arrastraba denuncias por crímenes sexuales en el Instituto Próvolo de Verona entre 1950 y principios de los 80. En lugar de sancionarlo, se le facilitó su ingreso en la Argentina en 1984 para seguir trabajando con niños La Plata, desde donde llegó a Mendoza en 1997. “Italia tiene la culpa porque nos trajo un cura con antecedentes de pedofilia”, reclamó la víctima.

“Yo perdí mi vida, no quiero exagerar, quiero decir la verdad. Tenía cara de sufrimiento, era flaco, no comía nada. En ocasiones nos rameaban de los pelos, me pegaban hasta con un palo, con botas y nos agarraban a patadas. Parecía la época de Hitler”, recordó el hombre.

“Yo casi me suicidio, mi papá me sacó el revólver y me dijo si estaba loco, pero él no sabía todo lo había sufrido esos año, lo que había dentro de mi cabeza. Ahora me siento libre”, concluyó.

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