viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº -1969

Información General | 24 dic 2016

Entrevista a Romina Pereyra

“El destino sigue siendo el mismo, derrocar al sistema capitalista y al sistema patriarcal”

Romina Pereyra es activista lesbiana, militante comunista y Secretaria de Género de la CTA (Central de Trabajadores Argentinos) de La Matanza. Nacida en CABA, lleva hace más de quince años una militancia ligada al feminismo, y al lesbianismo, fuertemente arraigada en los reclamos territoriales de La Matanza, donde vive hace tiempo. En esta entrevista profundizamos sobre el activismo lésbico, y el rol que debe asumir en la argentina actual.


Fotos: Gala Abramovich

Por Silvina Perugino *

¿Qué es el activismo lésbico?

El activismo lésbico tiene que ver con visibilizar unas de las identidades del colectivo GLBTI (gays, lesbianas, travestis/trans, bisexuales, intersex), una identidad disidente en términos de construcción de la sexualidad y de la subjetividad del género; identidad que estuvo siempre asociada desde la genitalidad de las mujeres y en un momento por los ’60, dijimos no, nosotras no somos gemelas a las mujeres, no somos iguales, no vivimos igual, no sentimos igual, no nos movemos en el mundo igual, y no tenemos las mismas necesidades, por lo tanto vamos constituyendo una identidad de género única.

El activismo lésbico en Argentina, se centró en la visibilización del lesbianismo, como una de las identidades disidentes en términos de la binaridad que propone la hegemonía heterosexista; entonces su primera función tuvo que ver con cuestionar el closet por un lado, la lesbofobia internalizada, ese miedo al ataque social, al ataque político y cultural a tu construcción disidente de la identidad; y por otro lado, tuvo que ver con visibilizarse, con mostrarse, porque parte de defendernos era mostrar que éramos lesbianas, esto desde el punto de vista más histórico. Yo pertenezco a un sector que no dice que somos mujeres que amamos a otras mujeres, lo que decimos es que somos lesbianas, y que en el mundo nos movemos de una manera que tiene que ver con el ser lésbico y que no tiene que ver con el ser mujer, no tenemos las mismas necesidades de las mujeres, ni miramos de la misma manera el planeta.

Ese activismo, ¿Es necesariamente anticapitalista y antiimperialista?

Si hacemos un repaso histórico del activismo lésbico y de sus los aportes teóricos – porque digamos que sin dudas una de las corrientes mundiales de reflexión sobre la realidad y sobre el cambio de esa realidad por un mundo mejor, es el feminismo, y el activismo lésbico es hijo de ese movimiento histórico, ideológico y político -, sin dudas para muchas de nosotras, ser activista lesbiana es pararse contra el imperialismo.

Por otro lado, el imperio también está construyendo un modelo de activismo lésbico, que es el mismo modelo que está intentando implementar el macrismo, planteándote que, al tener funcionarios del colectivo gltbi como gays y travas, eso significa una compresión de esa realidad, de esa sexualidad, de esa identidad de género. Para nosotras es una nueva herramienta de dominación, por lo tanto el rol del activismo anticapitalista, antipatriarcal y fundamentalmente antimacrista es mostrar esa disidencia en términos políticos y construir grados de unidad en lo que se interpreta como el movimiento GLBTI en términos de no lavarle la cara al macrismo.

¿Cómo se comprende que movimientos que luchan contra la heteronorma y el patriarcado (características propias del sistema capitalista) pueden cerrar filas con gobiernos neo-liberales?

La identidad de género no resuelve la posición ideológica. Hay parte de la discusión que no está atravesada sólo por la identidad genital o por la identidad sexual o por el deseo en sí mismo, sino por el modo de moverse en el mundo; por eso dentro del colectivo decimos que está traicionando a la clase obrera, aquel gay o lesbiana que es funcionario del gobierno macrista; y no que está traicionando a los gays o a las lesbianas, porque ser gay o lesbiana no implica necesariamente ser revolucionario o rebelde o tan siquiera cuestionar el estado burgués. Sí tiene un punto de partida vinculado a ser un diferente que muchas veces lo que quiere es ser contenido por la sociedad tal cual está, es decir que pretende no ser excluido.

Esta es una de las discusiones del movimiento GLBTI: ¿Cuál es el rol que queremos jugar nosotras? ¿Queremos ser el nuevo Piter Robledo (Actual Secretario de Juventud de la Nación) de una etapa en el movimiento popular o queremos derrocar al neoliberalismo y construir un estado de nuevo tipo que modifique el relato histórico y que desde ese lugar se plantee la diversidad como parte de las políticas del estado?

¿Ves al movimiento GLBTI generando una caracterización acertada del gobierno macrista?

El análisis es parcial, hay un sector del movimiento de lesbianas que hacen una lectura acertada en relación al gobierno actual, en términos de que es un gobierno neoliberal y que como resultado de esa reflexión hay que construir grados de unidad grandísimos para enfrentarlos, y hay un sector que sigue siendo el sector asimilacionista, que dice que si bien es un gobierno neoliberal, podemos seguir sacando frutos de él, es el sector que sigue firmando acuerdos con este gobierno, con este estado, es decir: la federación lgtbi de argentina, dirigida por una lesbiana, que hoy sigue firmando acuerdos y no le tiemblan las manos, aunque cuando le preguntás específicamente por este gobierno se manifiesta en contra, lo que plantea también, es que la federación contiene voluntades políticas que no necesariamente son antimacristas.

Eso va a tener su propio límite…

El límite que tenga como federación y que le pongamos como movimiento popular, es decir, nosotras no podemos pensar como aliada a una organización que gestiona con el macrismo, ni siquiera es un aliado táctico, finalmente terminan siendo políticas de reciclaje para el estado neoliberal. Hay sectores que están jugando a ser la mejor versión de las políticas de limpieza de cara del estado neoliberal y hay otros sectores que estamos jugando a construir subjetividad en contra de este estado neoliberal y organización de resistencia en contra de las políticas de ajuste del macrismo.

¿Cómo te imaginas ese arco de unidad para enfrentar al gobierno de Macri?

Me lo imagino discutiendo, cuestionando el programa de acción macrista y no discutiendo primero los actores unitarios, me lo imagino definiendo el enemigo central y no a través de discutir con quienes me siento más cómoda. En ese sentido puede lograrse una construcción más amplia que supere las organizaciones históricas GLTBI.

Debemos discutir a quiénes representa el gobierno macrista, qué intereses representa, que sin dudas son los intereses del imperio, porque el macrismo es la embajada yanki en el estado argentino. Esa es la conclusión a la que debemos arribar en cualquiera de nuestros ámbitos y de nuestros análisis, quienes no lleguen a esta conclusión van a errarla en la lucha, si es que se pretenden en lucha.

Debemos discutir hoy la constitución de un frente que se le pare al enemigo que nos excluye a los gays a las lesbianas y a las travas, pero porque está excluyendo al conjunto de la población. Si yo disocio, si yo separo las reivindicaciones del colectivo GLTBI, de las reivindicaciones del conjunto de la población gana el neoliberalismo porque el neoliberalismo es individualismo.

Esta mirada hará que comprendamos que la lucha social y política es una lucha que se da en el plano dialéctico, parte de la población asume que perdió su destino, su futuro a partir que ganó macri, para nosotras no, para nosotras el desafío es más grande, es más profundo, pero no perdimos el destino, el destino sigue siendo el mismo, el destino es derrotar al sistema capitalista y al sistema patriarcal en su relación dialéctica con aquel.

¿Ves al activismo lésbico en Argentina comprometido con las luchas territoriales de los sectores más vulnerables?

El activismo lésbico no tiene como cualidad histórica su trabajo en el territorio, así como no la tiene la comunidad GLTBI; el activismo gay tiene la capacidad de agruparse en términos de defenderse de la discriminación, el activismo lésbico se agrupa para visibilizar su identidad lesbiana y para empoderarse en esa visibilización.

Sin embargo, este activismo lésbico tiene una característica que no tiene el resto de la comunidad, que es su relación con el movimiento de mujeres, y en ese sentido sí tiene una raíz de trabajo, el activismo lésbico se siente arte y parte no protagonista central pero sí parte del activismo de mujeres, por ejemplo en los encuentros regionales, en el agrupamiento de mujeres en contra de la violencia de género, que no lo tiene el activismo trava o el activismo gay. Tiene una raíz, un anclaje que, aunque intente identitariamente en términos de definición, diferenciarse de las mujeres, por práctica, por necesidades y por comprensión de las condiciones, no se aleja de ellas.

Y si bien las lesbianas hemos sido parte de las luchas de todas las leyes de paridad sociales, de los derechos cívicos, en la etapa del kirchnerismo, no hemos logrado empoderarnos, no hemos tenido un rol hegemónico, por esa misma lógica que decíamos antes, está tan relacionado el entramado de la identidad mujer-lesbiana que muchas veces el rédito político de esas leyes como la de salud sexual o la de reproducción asistida, terminan siendo más de las mujeres que de las lesbianas.

¿Es por ello que hay pocas referentes lesbianas en Argentina?

Hay excepciones, pero al margen de esas excepciones el movimiento de lesbianas no se ha personalizado como el movimiento gay y el movimiento trava. Una excepción es el caso de Ilse Fuskova que representa a una gran generación de lesbianas en términos de la visibilización e inserción y es una de las voceras más importantes del movimiento de tortas relacionada a otras acciones políticas. El conjunto de las tortas sentimos que Ilse Fuskova es una gran madre de nuestra construcción, de nuestra visibilizaron, después más allá de ella, lo que hay es un bagaje ideológico importantísimo, si hay algo en lo que ha aportado el movimiento de lesbianas en nuestro país y en el mundo, es en el aporte teórico, dentro de distintas corrientes de pensamiento como la filosofía queer o los posicionamientos en el marco del marxismo y también del post-modernismo. El movimiento de lesbianas junto al movimiento feminista son las dos mayores productoras de nuevas teorías que nos permiten hoy analizar desde otro lugar la realidad.

La iglesia está generando una fuerte campaña contra la ley de identidad de géneros entre otras cuestiones…

Es parte de la resistencia patriarcal en los marcos del neoliberalismo, como nosotras nos hacemos cargo del valor histórico que tuvo el kirchnerismo en los últimos años y seguimos organizando la lucha; la iglesia católica, tiene un nuevo aire, tiene una nueva inyección de poder, y por tanto se atribuye esa capacidad de ser vocera de lo que antes era políticamente incorrecto. Porque van a salir algunos a criticarlos, pero también van a tener apoyo. La iglesia católica, sabe construir en el territorio, en los pueblos, con el Papa Bergoglio ha recompuesto su construcción territorial, ha crecido como organización política y apoyada por un estado que tiene como política más intrínseca su vinculación con los sectores más conservadores de esa iglesia.

Aguer sale a decir barbaridades, porque sabe que hay gente que al escucharlo, va a seguir sintiéndose habilitada para determinados tipos de acciones, como justificar que asesinen a travestis en la ruta. Aguer está discutiendo el orden de las cosas, está queriendo discutir en profundidad, está queriendo recomponer la idea de la familia burguesa y heteronormativa como valor fundamental, y nosotras ¿qué le vamos a discutir? ¿Que no discrimine? Sí, pero también le vamos a discutir que si él es parte de una institución que está financiada por el estado argentino, lo rigen las mismas leyes del estado, eso es lo que tenemos que discutir con Aguer.

¿Tenemos la capacidad de frenar esta ofensiva?

No creo que necesariamente estemos en condiciones de frenar una ofensiva de una institución tan importante como la Iglesia, pero sí estamos en condiciones de interpretar que, como hay esta ofensiva de ésta iglesia, también hay una reacción de la iglesia al servicio de los pueblos, también hay una reacción de los curas de opción por los pobres, los pentecostales, sectores que por ejemplo hoy están diciendo que tiene que ser inmediatamente liberada Milagro Sala. Si yo interpreto que ellos son parte de mi campo de acción, el destino va a estar más de nuestro lado, ahora si yo me pongo en una posición simplista de decir que la iglesia toda es una porquería, el destino de mi lucha no va a ser una victoria en términos populares, ni siquiera en términos coyunturales. Necesitamos interpretar que el problema no es la fe ni el movimiento cristiano, sino la institución política que defiende a los intereses del estado capitalista. La iglesia católica en el mundo defiende los intereses del fascismo, del neoliberalismo, ahora que lo defienda no quiere decir que construye necesariamente eso siempre, también es muy inteligente para construir entones yo como campo popular, tengo que ser inteligente cuando discuta mis alianzas.

¿Qué nos queda para adelante en la cuestión de derechos en general y en derechos de género en particular?

Tenemos que hacernos cargo de la acumulación histórica de los últimos 12 años de gestión distinta en nuestro país, si yo me hago cargo de la gestión kirchnerista que puso en otro lugar la discusión de la diversidad y la paridad de género en derechos, el macrismo no me va a arreglar con cualquier cosa. Si yo represento lo mejor de la historia de los últimos años en conquista popular, a mi el macrismo no me va a cerrar la boca porque no despida, voy a seguir planteando no sólo que no despida gente, sino que apruebe la ley antidespidos, y además le voy a pedir que abra paritarias, aunque la correlación de fuerzas pareciera que no me da, tengo que interpretar la correlación de fuerzas desde el lugar histórico, desde el posicionamiento histórico, y en ese posicionamiento, el kirchnerismo se tiene que hacer cargo de las mejores políticas de los doce años de gestión, y no de la justificaciones de las peores políticas.

Conociste personalmente a dos grandes activistas travestis como Diana Sacayan y Lohana Berkins, con ésta ultima compartías militancia en el Partido Comunista…

Para Lohana Berkins y Diana Sacayan las lesbianas eramos parte de sus aliadas necesarias para cualquier construcción de políticas que benefician al conjunto de la población, cosa que otros sectores del movimiento trava, no. El activismo lesbiano más popular más claro en estos años es el que interpretó que había que ser activista por los derechos de la comunidad GLBTI pero también por los derechos de la clase, y en ese sentido Diana y Lohana han dado cátedra. Ellas interpretaban que el sistema oprimía a una clase y que como parte de esa clase, las travestis eran triplemente oprimidas, si las lesbianas eramos doblemente oprimidas. También interpretaron con mucha claridad que las lesbianas eramos parte de sus luchas, y en ese sentido, desde la práctica, puedo decir – ya que milite con las dos – no había posibilidades de luchar por los derechos de las travestis si las lesbianas no nos involucrábamos en esta lucha. Por eso afirmo que exigir justicia por Diana Sacayán desde el activismo lesbiano hoy, es parte fundamental del programa de acción, no se puede activar en el movimiento de tortas sin exigir justicia por Diana, a quien sentimos como nuestra hermana, esto sería anular parte de nuestra identidad.

**Abogada, especialista en género y comunicación Facultad de Periodismo y Comunicación Social UNLP (en etapa de tesis)

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