“En enero de 2016 nos empadronaron a los artesanos, manualistas y emprendedores junto a los feriantes que realizan reventas. Eso nos puso en una situación de competencia desleal, porque es mucho mas fácil revender que producir, son dos cosas muy diferentes, no pueden tener el mismo tratamiento para el municipio”, explicó a Blanco sobre Negro Carolina Varela.

Carolina, como muchas personas que comercializan lo que producen en forma artesanal, integran el universo cada vez más grande de lo que se suele denominar “economía popular”. Es claro que si bien es una actividad lucrativa, no puede recibir el mismo tratamiento impositivo que tienen quienes compran y venden. “Es una actividad ligada al arte” remarcó durante el diálogo la emprendedora. También hizo hincapié en la dura situación que atraviesa la feria: habló de “ínfimas ventas” y “ganancias mínimas”.

De aplicarse el canon que la comuna pretende cobrarles, “muchos artesanos quedarían de lado, sin poder continuar con sus emprendimientos, que son su único sustento”, dijo Carolina. Además aseguró que los feriantes, si tuvieran que pagar tasas municipales, dejarían lentamente de producir porque no podrían afrontar esa carga.

“Las ferias se vaciarían y dejarían de ser paseos, lugares abiertos en los que la gente se encuentra, disfruta del aire libre y consigue artesanías originales y únicas, que no se venden en otros lugares”, explicó.

“Hay gente que cree que las ferias son minas de oro, y es todo lo contrario, las inclemencias del tiempo, ya sea por el calor extremo, los fríos de invierno o las lluvias de todo el año, afectan gravemente nuestro trabajo”, añadió Carolina mientras nos mostraba fotos en las que se podía ver que en una tarde de sol aplastante los puesteros apenas lograban hallar algo de sombra. Y no se veía a ningún vecino recorriendo los puntos de venta.

“A fines de 2015, en una reunión el presidente del Concejo Deliberante, Fernando Ponce, junto al concejal Gerardo Jazmín nos prometió la continuidad y la gratuidad de las ferias artesanales de la Ciudad. Pero ahora el municipio nos está cobrando e incumplimiento su palabra”, relató Carolina.

Además dijo que existe entre los vendedores artesanos “una situación de temor generada por las amenazas de levantar puestos con la fuerza pública”. Por eso, explicó, “ante el miedo de perder su fuente de trabajo, algunos accedieron a pagar”. No obstante muchos no se resignan. “Siguen resistiendo a estos atropellos, tolerando a veces el hecho de ser desplazados de sus lugares y fechas por otros eventos organizados o autorizados por la municipalidad de La Plata”, concluyó la artesana.

LA OPINIÓN DE UN ESPECIALISTA

Marcelo Leyria, abogado de la Fundación Soñar Argentina, explicó: “Las autoridades municipales están muy confundidas, los artesanos realizan una actividad cultural y una expresión artística; y no una tarea comercial de compra-venta como plantea la comuna”.

Además, el abogado y ex candidato a ocupar el cargo de Defensor Ciudadano, que a través de su fundación asiste a diversos actores sociales de la Ciudad, expresó: “Hoy la ordenanza que regula la actividad está vencida y los feriantes están esperando que el Concejo renueve la normativa que regula la actividad. Es evidente la falta de decisión política”.

Y adelantó a Blanco sobre Negro: “Desde la Fundación Soñar Argentina venimos acompañado y asesorando a los artesanos, ya tenemos preparado un modelo de ordenanza que los feriantes presentarán ante el Concejo Deliberante”.