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Información General | 24 feb 2017

En La Plata concentrarán en Plaza San Martín

La comunidad científica de todo el país realizará una jornada de protesta

Para el primero de marzo convocaron desde la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) a un paro de actividades en sus diferentes sedes, con concentración en Plaza San Martín de La Plata, donde se realizará una Feria de Ciencia a partir de las 10 de la mañana. Todas las organizaciones del sistema científico anunciaron que se sumarán a la medida.


La actividad es una nueva medida de fuerza lanzada desde la Asamblea de Trabajadores de Ciencia y Tecnología. Ese espacio se nacionalizó, nuclea a gran cantidad de científicos unidos en una red , y surgió inicialmente a partir del reclamo contra el recorte presupuestario al sector, la disminución en la cantidad de ingresos a carrera de investigador (en un 50%), y de becas.

“Un país sin desarrollo científico no es un país soberano”, destacó Nicolás Ramos, becario doctoral de CONICET y afiliado a ATE CONICET. El investigador agregó: “Todos los investigadores saldremos a mostrar a la comunidad el producto de nuestro trabajo y la importancia que tiene mantener la inversión en ciencia y garantizar el crecimiento del CONICET como herramienta para una ciencia soberana en favor del desarrollo nacional”.

Según el ministro de Ciencia, Técnica e Innovación Productiva, Lino Barañao, en una entrevista en La Nación PM, los cambios en CONICET no se tratan de un ajuste sino de una “adecuación”. “Sin embargo, en el plan Argentina Innovadora 2020, firmado en el año 2012 por el mismo Barañao se contemplaba un crecimiento anual del CONICET del 10% con el objetivo de impulsar la innovación productiva inclusiva y sustentable sobre la base de la expansión, el avance y el aprovechamiento pleno de las capacidades científico-tecnológicas nacionales, incrementando así la competitividad de la economía y mejorando la calidad de vida de la población”, recordó Nicolás Ramos.

Desde finales del 2016, estudiantes, trabajadores de CONICET, becarios con aspiraciones a entrar a carrera de investigación en el Consejo Nacional vieron cómo las diferentes medidas tomadas por el actual gobierno nacional contradecían los lineamientos de crecimiento previamente fijados, y en lugar de producir trabajo para más científicos con el fin de alcanzar la soberanía tecnológica se comenzó a reducir el número de ingresantes y el presupuesto que el sector había mantenido e incluso elevado en los últimos años, una decisión que puso en crisis no sólo las nuevas incorporaciones sino también el propio funcionamiento de las actuales proyectos, centro de investigaciones, o laboratorios.

Para Ramos, “esta regresión en la política científica se debe a un cambio profundo del modelo de país que se resume en preguntas como: ¿para quién pretendemos que trabajen todos los investigadores que se forman en las universidades nacionales? ¿Para quiénes queremos que produzcan?”.

Según el becario doctoral de CONICET, “en un proyecto de país que aparece centrado en la iniciativa privada de los principales grupos económicos y el Estado sólo es garante de los grandes negociados, se comprende que el ministerio comience a dar a entender que ‘tenemos un CONICET muy grande’”.

“Nos encontramos en diciembre del año pasado con que iban a quedar excluidos unos 500 postulantes a la carrera de investigador que, a pesar de haber tenido doble recomendación, aprobando cada una de las instancias evaluadoras, eran dejadas afuera por el ajuste presupuestario. Esa fue la punta del iceberg que dio lugar a la lucha de las asambleas de científicos y su movilización, que incluyeron tomas a sedes de CONICET y al propio Ministerio de Ciencia y Técnica y que logró conquistar un acuerdo para garantizar la inclusión de los investigadores. Sin embargo, el Ministro Barañao, insiste en que esas 500 personas que debían ingresar a CONICET, en vez de ingresar al organismo sean derivados a otras dependencias públicas o empresas privadas, poniendo en riesgo la continuidad de los proyectos científicos por los que fueron seleccionados”, expresó Ramos.

El CONICET venía expandiéndose con investigadores, becarios y personal de apoyo, que incluían una amplia diversidad de investigaciones de todas las ramas de la producción científica. “Sin embargo, en el actual rediseño regresivo promovido desde el gobierno nacional a través de su ministro se busca resquebrajar esa unidad y complementariedad de la producción científica volviendo a introducir viejas y estériles discusiones con el fin de dividir a los trabajadores de Ciencia y Técnica y hacer pasar el ajuste”, aseguró el becario del Conicet.

Ramos, además, opinó que “el Ministro plantea una dicotomía entre ciencia básica y aplicada que se abandonó hace 50 años, y toda la comunidad científica coincide ahora en que son enfoques que se relacionan. En el fondo buscan reorientar la producción científica en beneficio de los grandes oligopolios, por eso se emprendió una campaña de desprestigio contra las ciencias sociales”.

Además, preguntó: “¿Qué rol pueden tener las ciencias sociales para la ganancia empresaria? Para una trasnacional las ciencias básicas son un mal gasto, buscan que el Estado genere recursos y conocimientos que luego puedan ser patentados y privatizados para su beneficio”.

Por el contrario, según Ramos, "el desarrollo de una nación requiere del avance en todas las áreas, de toda la producción articulada de conocimiento científico con un fin público en beneficio de las mayorías”.

“En esta lucha por alcanzar una soberanía científica y productiva para el país que están llevando adelante los trabajadores del sector, se ponen en juego tanto la expectativa de inserción de miles de estudiantes universitarios que se están formando en universidades públicas (y que hoy, ante esta avanzada reducción presupuestaria y de recursos humanos, ven en riesgo su salida laboral en Argentina), como el desarrollo científico y tecnológico ya alcanzado y el futuro de independencia o dependencia de nuestro país”, expresó.

“El daño que se le puede hacer a la ciencia argentina es muy semejante al de los 90 cuando se propició la fuga de cerebros”, aseveró Nicolás Ramos, y solicitó el apoyo de todos para continuar el camino de la investigación y producción científico tecnológica: “Un país sin desarrollo científico no es un país soberano, ya que depende del desarrollo extranjero para mejorar la calidad de vida de sus propios habitantes”, concluyó.

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