Una de las visitas, encabezada por el secretario de Promoción de Derechos Humanos de la Defensoría, Luis Rech y la directora General Alejandra López, tuvo lugar en la Unidad 1 de Lisandro Olmos, un penal que aloja 2.500 personas privadas de libertad. Allí, miembros de la Defensoría recorrieron los pabellones universitarios y de culto evangélico.

Mas tarde, supervisaron el estado de la cocina y los alimentos que consumen los internos. En el área de sanidad constataron “falta de psicofármacos e insumos”.

A su vez, los miembros de la Defensoría verificaron los trabajos de reparación y pintura que se están realizando para mejorar la unidad, y tomaron reclamos de los internos. Según explicaron, fue “con el objetivo de acompañar y mejorar la calidad de vida de los detenidos”.

EN CAMPANA

En el marco de estas actividades, también la Defensoría recorrió las instalaciones de la Unidad 41 de Campana, donde se verificó el estado edilicio del penal, las condiciones de los internos y se entrevistó a las autoridades del lugar.

En este penal el principal inconveniente que constataron fue la superpoblación carcelaria, ya que la Unidad tiene una capacidad para 420 y, actualmente, aloja a 777 privados de su libertad.

De este total, 682 son condenados y 95 procesados, y 719 personas se encuentran intramuros, mientras que el resto está dentro del sistema de casa por cárceles.

María Alejandra López también fue la encargada de recorrer la Unidad, junto al titular del establecimiento, Héctor Gerdau, donde también se evidenciaron faltantes de colchones ignífugos, baños inundados y falta de agentes ante la cantidad de internos, entre otros inconvenientes.

Fuente: Defensor del Pueblo