Pese a que la propuesta no es nueva, y que es impulsada por diversos sectores sociales y especialistas en el tema, Leyría quiere ponerlo en la mesa de debate.

Asegura que “la elección de Comisario es un paso importante en la democratización de las instituciones policiales”, aunque señala que “hoy la falta de trabajo es un problema muy serio para muchos de nuestros jóvenes que se vuelcan a las calles”, y que “esa la cuestión de fondo que hay que resolver”.

“Es necesario incluir a la mayor cantidad de jóvenes”, remarcó en diálogo con Info BLANCO SOBRE NEGRO, “pero el rol de las fuerzas de seguridad es un tema clave. Es posible que se logren establecer mecanismos que mejoren la transparencia y el control de la Bonaerense. Pero la corrupción es sólo una parte del problema que genera los niveles de deterioro de la seguridad ciudadana, que preocupa a todos”, aclaró.

“La elección de los comisarios no solamente establecería un sistema de premios y castigos a través del voto de los vecinos, sino que mejoraría la calidad de las autoridades policiales. La gente no sólo podría valorar las propuestas de cada postulante, sino su capacitación y sus antecedentes”, destacó Leyría.

Además, considera que “no es una idea descabellada ni una medida suficiente para afectar la formación de núcleos de poder ilegales y relaciones que vinculan a la fuerza con el delito”. Pero, aclara, “ayudaría a resolver esos temas. En los barrios donde la gente sienta, compruebe o sospeche que existen zonas liberadas o connivencia con quienes infringen la ley, la instancia del voto generaría un efecto depurador”.

La idea sobre la que trabajan Leyría y un equipo de especialistas establece que los comisarios electos por el voto de los ciudadanos que viven en el área que abarca la jurisdicción de cada comisaría “tendría mandato por 4 años, como en la mayoría de los Estados norteamericanos”, detalló.

Por último, el referente de la Fundación Soñar remarcó: “Los esfuerzos para controlar a la Policía pueden ser nobles y bien intencionados. Pero las pruebas están a la vista: no resuelven el problema de fondo, que es la consolidación a través del tiempo de una fuerza cerrada sobre sí misma y que tiene un sistema de promoción para los ascensos que en teoría pretende llevar seguridad a los vecinos. Pero paradójicamente les impide a ellos, que conocen mejor que nadie la problemática de cada barrio, elegir a quien tenga la responsabilidad de velar por la seguridad de sus bienes, pero sobre todo de sus vidas, que es lo más importante que debemos proteger”.