viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº -1941

Información General | 2 ene 2014

Nuevos tiempos

Scioli y Mariotto: caminos que se unen y la sucesión del gobernador en el horizonte

La relación entre el Gobernador Daniel Scioli y el Vicegobernador Gabriel Mariotto fue controvertida desde el principio. Hace meses comenzó una lenta distensión que, por estos días, transformó la pálida relación protocolar en una cálida y consolidada alianza política.


El Vicegobernador Gabriel Mariotto es un kirchnerista de pura cepa. En las páginas que escriban la historia del kirchnerismo, tendrá numerosas líneas que lo nombren como quien trabajó, impulsó y contribuyó a la redacción final de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, quizá, la norma más emblemática del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

En ese contexto, a Mariotto le tocó desempeñar un rol incómodo como jefe del legislativo provincial: reportar y ser soldado fiel de Casa Rosada, y al mismo tiempo, no quedar estigmatizado como quien pone palos en la rueda al gobernador Daniel Scioli, que vivió con la Nación una relación tensa y difícil desde siempre.

A fines de diciembre, Mariotto tuvo claros gestos de distensión con Scioli, e, incluso, de respaldo activo a su gestión. Lo demostró durante el conflicto policial, y compartiendo actos de alto contenido simbólico y de clara lectura política. El más importante fue en el Teatro Argentino, para celebrar 30 años de democracia ininterrumpida en nuestro país.

Tanto se afianzó la relación que el motonauta nombró a Alfredo Omar Szulak, ex rector de la Universidad de Lomas de Zamora, en la nueva Secretaría de Desarrollo Estratégico. Szulak es un hombre de Mariotto, y en Gobernación todos interpretaron el gesto como una muestra de la buena sintonía entre los dos dirigentes.

No hay que recorrer los pasillos del senado para investigar lo que el Vicegobernador pretende para su propio futuro. Lo dijo su hombre en La Plata, el senador provincial Emilio López Muntaner, hace un par de semanas: “Mariotto es el heredero del kirchnerismo en la provincia”. Ergo: querría ser el hombre con el que la tropa más leal a la Rosada apueste para la Gobernación en 2015.

Nada de eso afirma, taxativamente, el dirigente de Lomas. Es cuidadoso y tiempista. Prefiere abonar su relación con el sciolismo, desgastada por antiguas pujas en el interior del FPV, tiempo atrás. Hoy, se muestra como un hombre de esta gestión, fiel al gobernador, y comprometido para que los dos años de gobierno que le restan a Scioli naveguen en aguas menos turbias que las actuales. Pero deja entrever claramente sus propias aspiraciones.

No se espera que en los próximos días salga a gritarlo a los cuatro vientos. No estila actuar así, pero además, sabe que primero debe acumular consenso en el seno del kirchnerismo duro, y aceitar su relación con Scioli.

Todo puede ocurrir, pero el vicegobernador, conocedor de la veloz dinámica superestructural de la política argentina, quiere asegurarse de que “eso que ocurra”, lo tenga sentado en la mesa de discusión que toma las definiciones más gruesas. Reflejo de los nuevos tiempos.

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