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Información General | 28 nov 2017

Trabaja por un objetivo: 100 asambleas vecina

Jerónimo Larsen: "Pasaron las elecciones y los políticos desaparecieron"

El Coordinador del Frente Amplio Vecinal, Jerónimo Larsen, habló sobre la organización comunitaria que integra, su labor solidaria y las ideas políticas que pregona. "Siempre busco estar rodeado de buena gente, que me quiera y me diga de frente cuándo me equivoco", sostuvo en diálogo con este portal.


Ya hace varios meses que venís coordinando una organización comunitaria, teniendo mucho contacto con vecinos, podés hacer algún balance de esta etapa?

Sí, con el Frente Amplio Vecinal intentamos difundir las problemáticas de la ciudad de La Plata, acompañando y asesorando a vecinos de nuestros barrios, sobre todo en los más olvidados por la clase política. Igualmente intentamos estar en todos lados, de hecho hace poco hicimos un relevamiento a comerciantes del centro para saber qué opinaban de convertir en peatonal la calle 8 los fines de semana. Conversamos y en el Casco Urbano hay muchas cosas para mejorar, no hay una necesidad urgente como la falta de agua potable, pero la inseguridad los mantiene muy preocupados.

¿Cuáles son las principales necesidades que pudieron notar?

Obviamente depende de cada barrio, cada zona tiene sus particularidades. En la zona céntrica, preocupa mucho el caos de tránsito. Y en general, a medida que uno se va alejando del Casco Urbano, se empieza a ver la falta de asfalto y un desigual acceso a los servicios esenciales como agua potable, luz, gas y cloacas. Sin embargo, en todos lados nos hablan de inseguridad y los problemas laborales, o porque bajaron las ventas, o porque cada vez es más difícil conseguir un laburo donde no te exploten por dos pesos. Nada nuevo, pero son temas que aparentemente se están profundizando.

¿Cómo es el recibimiento de la gente?

En general hay mucho desconcierto cuando le tocamos el timbre o aplaudimos en la puerta de la casa para preguntarles cómo ven el barrio, cómo se sienten y qué opinan de lo que pasa en nuestra ciudad. Pasaron las elecciones, los políticos desaparecieron y saben que no va a pasar alguien para venderles una plataforma de campaña, entonces se sorprenden cuando nuestra propuesta no consiste en hablar, sino en escuchar. Por suerte terminan entrando en confianza y muchas veces nos hacen entrar a la casa, nos invitan un mate o nos acompañan a seguir caminando por el barrio para conversar con otro vecino.

Toman nota de las demandas y, ¿qué hacen con eso?

Seguimos un protocolo por etapas, iniciamos un relevamiento de las principales demandas y las difundimos por nuestras redes sociales. El paso siguiente es volver al barrio, cosa que también pocos hacen, y coordinamos una reunión vecinal cuanto antes para empezar a organizarnos y plantear, ante las autoridades correspondientes, los problemas de la zona. Siempre priorizamos el diálogo porque sabemos que el poder de la palabra es muy grande, que es la herramienta que tenemos para buscar puntos en común y avanzar hacia los objetivos que nos planteamos.

¿Funcionan como una especie de puente entre las autoridades y la ciudadanía?

Exacto, porque el problema madre de todos es el vínculo roto entre nosotros, la ciudadanía, y las autoridades que deberían representarnos y responder frente a nuestros reclamos. Notamos que cuando tenemos un problema no hay a quién contactar, en el mejor de los casos, hay un teléfono o una página web para sentar el reclamo. No hay respuesta, no hay escucha, y estamos desamparados. Por eso nuestra principal práctica es el diálogo y el acompañamiento. Conformamos asambleas vecinales y se votan dos representantes, un hombre y una mujer, para que participen de los encuentros con las autoridades y la voz de los vecinos llegue a donde tiene que llegar para que se haga lo que tenga que hacer.

¿Reciben algún financiamiento por parte de algún político o organismo?

No, en absoluto. Nos han ofrecido, casi con la intención de “comprarnos”, pero preferimos mantener la independencia económica y la libertad para decir y hacer lo que nos parezca, sino después aparecen los “nos hables de este tema porque está fulano que es mi amigo”. Hemos llegado a construir una rampa para una nena con una dificultad motriz vendiendo rifas. Los que colaboramos en nuestra organización lo hacemos por solidaridad, de corazón. Vivimos para esto, no de esto.

En términos personales, sos un peronista con muchas críticas al peronismo…

No, soy un peronista con muchas críticas a los peronistas, pero sobre todo, a la clase política en general. En nuestra organización convivimos vecinos y vecinas que se sienten representados con distintos espacios políticos, en algunos casos con ninguno, pero lo que charlamos es sobre el estado de la calle, de la luminaria o la limpieza del barrio, ¿qué importa si yo soy peronista? Es igual de anecdótico que los fideos con tuco que comí anoche. El micro cuando está lleno y sigue de largo no le para en la otra cuadra a la gente que votó al pro dejando en la parada anterior a los peronistas. Lo mismo cuando te roban: no te preguntan si sos kirchnerista o radical para encañonarte. Son discusiones sin sentido que nos alejan de la centralidad de los problemas. Podemos disentir en muchas cosas y es sano, pero intento mirar a todos como si fueran hermanos o hermanas. Vos podés pelearte con un hermano, pero hay algo que nunca va a cambiar, que es el origen común que tienen. Acá sucede algo similar, podés distanciarte ideológicamente con tu vecino, pero por más que te mudes de barrio vas a seguir compartiendo los mismos problemas y necesidades por vivir en la ciudad de La Plata. Hay que ser más vivos, enojarse menos y hermanarse más para que todo sea menos difícil.

¿La gente te habla mal del peronismo cuando caminás los barrios?

Como todo, en algunos casos hablan excelente y en otros lados dicen que es lo peor que le pasó a la Argentina. Yo puedo disentir con los últimos, no lo creo así, pero es innegable que el peronismo gobernó la provincia de Buenos Aires los últimos 28 años y la ciudad de La Plata los últimos 24 y tenemos barrios que no tienen agua potable. Me da vergüenza ajena. Yo soy profundamente justicialista, de Juan y Eva Perón, pero que no me corran con el peronómetro los que hacían placitas y pintaban cordones cuando la ciudad estaba al borde de lo que sucedió el 2 de abril.

¿Te llamaron para participar en una lista en las elecciones del Partido Justicialista?

Sí, de ambos sectores. Les agradecí pero les transmití mi descontento con la contienda. No se me ocurre participar en una lista que está llena de dinosaurios que la vienen juntando en pala mientras la gente la pasa mal. Que no cuenten conmigo. Me da pena por muchos compañeros y compañeras que participan, que son muy valiosos, pero siento que le vendieron el alma al diablo.

Fuiste el candidato más joven en las últimas elecciones por una alianza que salió sexta entre 25 opciones, una especie de revelación electoral ¿Tenés pensado candidatearte en el año 2019?

Me suena muy violento eso, hasta caprichoso. ¿Candidatearme en el año 2019? Sería una decisión personal que conversaría con las personas que me acompañan. Siempre busco estar rodeado de buena gente, que me quiera y me diga de frente cuándo me equivoco, por eso semejante responsabilidad la charlaría con ellos. Por el momento nos planteamos el objetivo de organizar, de acá a cuatro o cinco años, cien asambleas vecinales para construir un poder popular que conmueva a los de arriba. No me desespera un cargo porque yo estudio y me gano la vida con mi trabajo. Estamos en una etapa de plena conformación de más de diez asambleas, y eso sí me desespera, porque cuanto más tardemos en unirnos y organizarnos, más vamos a padecer las necesidades de todos los días.

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