Las industrias automotrices argentinas, como cualquier otra empresa privada, buscan obtener una alta rentabilidad a partir del aumento de la eficiencia, término por excelencia empleado por los teóricos de la economía; esto es, sin caer en una verdad de perogrullo, mediante la reducción de los costos fijos y variables y merced a un incremento de la productividad.

Argentina, respecto al nivel de facturación anual, ocupa el lugar 20 de la producción mundial. En el territorio nacional, se ubican empresas cuyas casas matrices tienen sede en los Estados Unidos, países de Europa occidental y Japón.

Fiat, Mercedes Benz, General Motors, Ford Motor Argentina, Toyota, Renault, Peugeot-Citroen, Honda, Iveco y Volkswagwen, son algunas de las grandes compañías que sostienen el crecimiento del país y demandan una importante cantidad de mano de obra especializada.

Un informe elaborado por la Dirección Provincial de Estadística, dependiente del ministerio de Economía de la Provincia, destaca que la industria automotriz tuvo un incremento interanual en la fabricación de transporte de carga y pasajeros del 57,7 por ciento; en la fabricación de automóviles del 21,5 por ciento y destaca una leve caída en la fabricación de utilitarios del 1,1 por ciento.
En ese marco, la ministra de Economía, Silvina Batakis, remarcó que “la fabricación de vehículos automotores es un sector que viene teniendo un destacado desarrollo en la provincia y eso se evidencia en los altos niveles de producción”.

La provincia de Buenos Aires, junto a Córdoba y Santa Fe, son las regiones escogidas por la mayoría de las empresas del ramo para instalarse.

Algunos de los factores tenidos en cuenta son la cercanía con las materias primas, las empresas autopartistas que sirven de intermediarias en el proceso, la logística en la distribución, los nichos de mercados o las condiciones impositivas; esto es, una evaluación de las “ventajas competitivas y ventajas comparativas” que ofrecen cada una de las provincias.

Las terminales automotrices a nivel global limitan la incorporación de determinadas tecnologías o incluso el diseño local en las industrias del ramo, incorporando los desarrollos externos, generalmente.

Como novedad de los últimos años, se observa la llegada de empresas autopartistas multinacionales y la creación de sociedades con el capital local.
Aproximadamente, existen cerca de 400 empresas que dan trabajo directo a cerca de 65 mil personas, afirma la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes.

Datos a tener en cuenta

La industria automotriz local tuvo su gran época en la década de 1950 y 1960, con el surgimiento de empresas locales y con la producción de vehículos de diseño argentino que quedaron grabados en la memoria. El Rastrojero Diesel o el Siam Di Tella 1500, son sólo dos ejemplos del progresismo argentino, que no pudo competir con la apertura de mercados durante las décadas de gobiernos liberales.

Fiat, cuya terminal se encuentra en Córdoba, es una de las primeras empresas radicadas en Argentina, en 1955. Actualmente, exporta más del 80% de su producción a Brasil, quien es el principal socio que tiene la Argentina en el Mercosur.

De manera tal que el crecimiento económico del país carioca incentiva la producción de algunos modelos de autos producidos acá.

Por ello, la industria automotriz argentina no está exenta de los vaivenes macro-económicos del país gobernado por Dilma Rousseff: “Por cada 10 mil autos menos que se venden en un mes en Brasil, las terminales argentinas, en promedio, recortan sus previsiones de aumento de producción en poco más de una décima de punto porcentual”.

Un informe elaborado por la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), compuesta por 11 terminales automotrices, da cuenta del crecimiento entre junio y julio de un 13 por ciento en la producción, mientras que la exportación entre el mismo período cayó casi un 8 por ciento, generado en su mayoría por la reducción de la demanda brasilera.

Por Juan José Pfeifauf