En los últimos tiempos, en la Argentina comenzaron a difundirse los préstamos otorgados en UVA, es decir, Unidades de Valor Adquisitivo. Estos créditos, promocionados con entusiasmo por el Gobierno y todos los actores del sistema bancario, pueden ser destinados a cuestiones personales, adquisición de viviendas o la compra de vehículos nuevos o usados.

El valor de la UVA, que es actualizable por CER de acuerdo con la Ley 25827, es publicada diariamente por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) en su página web.

Info BLANCO SOBRE NEGRO, tomando en cuenta los datos publicados por la institución presidida por Federico Sturzenegger analizó el incremento de las UVA y de las UVI en el último año.

Desde el 29 de noviembre del 2016 al mismo período del corriente año, la Unidad de Valor Agregado (UVA) aumentó más del 20 por ciento: pasó de $16,86 a $20,84 en 12 meses. El 31 de diciembre del año pasado, la UVA cerró a $17,26.

Con un índice igual a $14,05, al 31 de marzo de 2016, el aumento de la Unidad de Valor Agregado (UVA) en el período analizado fue de un 23,06 por ciento.

Respecto a la Unidad de Valor Vivienda (UVI), esta pasó de $17,29, el 29 de noviembre de 2016, a $21,89 en el mismo período de este año. El incremento anual fue de 26,60 por ciento.

Desde hace pocos meses, las entidades financieras ofrecen préstamos personales, hipotecarios o para la compra de automóviles fijados en cantidades de UVA, que son ajustables por inflación tomando el índice CER, en virtud de lo establecido por la Ley 25827.

En ambos casos, las alzas de las Unidades de Valor estuvieron por encima de lo pautado por el Banco Central respecto a la inflación, que con un sospechoso optimismo a prueba de balas había fijado un techo del 17 por ciento para el año en curso.

Por si faltaran más señales de alerta, se estima que la inflación de este mes, por los fuertes aumentos de tarifas, sobrepase los 3 puntos porcentuales. Una evolución que muchos siguen con los ojos bien abiertos, preocupación, y la sospecha de que la situación macroeconómica no da señales de mejorar esa variable que empuja hacia arriba el costo de los préstamos.