“Nuestro trabajo es exigente, es duro. Quizá como muchas otras tareas, pero si le agregamos desorganizado y en soledad, comenzamos a aproximarnos al problema específico”, consignaron los integrantes de la nueva corriente conformada con la mirada puesta en el Colegio de Abogados.

De acuerdo a lo que expresaron, “ello se debe a la ausencia de un colegio comprometido con este trabajo nuestro”.

“Como profesionales con compromiso sobre nuestra realidad política, como la única oposición a un modo de conducción colegial que ha demostrado ser tan vetusto e ineficaz como los años que lleva en la función, como lo hemos demostrado frenando el experimento que representaba la obligatoriedad y la exclusividad del “Token”, entre otras tantas luchas emprendidas, venimos a proponerte, ser parte de la refundación de nuestro trabajo”, agregaron en un escrito que fue difundido recientemente.

También afirmaron: “La Profesión está agonizando pues sus estructuras son caducas. Fueron diseñadas para otro momento histórico. Nuestras leyes “madre” –colegiación, honorarios, caja previsional – conservan la visión del profesional liberal, lejos, muy lejos de quienes trabajan con suelas gastadas y oficina compartida, de quienes construyen, redactan, interpretan y reclaman en base a leyes hechas para otros, y que paradójicamente no tiene las propias para su tutela”.

“Y así carecemos de lo básico, de lo que cualquier colectivo laboral obtuvo hace 50/60 o 70 años: derecho a enfermarse, a embarazarse, a vacacionar, además de enfrentarnos a la incertidumbre en cuanto a nuestro ingreso: dependemos de cuanto y cuando lo determine la regulación judicial”, agregaron.

Luego hicieron mención a aspectos de la problemática que les afecta cotidianamente: “A mayor abundamiento debemos ajustarnos al horario que impone el poder judicial, a los días de nota de asistencia obligada; a las ferias, audiencias, plazos, demoras, cargos vacantes, conflictos laborales lidiando en soledad contra la burocracia y el entramado de organismos (desde la Caja, los diversos Registros, Banco Provincia, Arba, Afip, las ART, las compañías de seguros, la Policía, Personas Jurídicas) sin que el colegio asuma el rol activo e inicial que debería”.

“Y si hablamos de abogados y abogadas en relación de dependencia pública o privada tendrán esos derechos como dependientes, pero ven coartadas sus posibilidades de ejercicio pues el Colegio tampoco atiende esa situación permitiendo y consintiendo abusos que no solo impactan en lxs colegas sino en sus clientes y por añadidura en la institucionalidad”, consignaron los profesionales de “Compromiso Federal”.

“La farsa del atildado sujeto encorbatado o la dama de tailleur y tacos se desdibuja a diario si consideramos que numéricamente, en la provincia hay más 50.000 matriculadxs, es decir una fuerza laboral superior a cualquier empresa del país, que a la par promedia ingresos inferiores a la mayoría de los oficios o profesiones, o del empleo público, que ni siquiera permite cubrir costos operativos: solo el 20% de la matricula cubre la CAO con ingresos genuinos de la profesión. Todo lo dicho se agrava en términos de género. La abogacía no puede desaparecer en tanto haya república. La moderna abogacía requiere de previsión, certidumbre y derechos para el ejercicio profesional, articulados a través de un colegio que genere estructuras y dispositivos jurídicos en torno a ellos”, añadieron.

“Una abogacía que no permita poner en duda, ni que se pongan en duda valores políticos fundantes – si nos animamos a llamar civilización al espacio histórico temporal que habitamos- como la Democracia, La Progresividad Social, La Igualdad de Género, y básicamente la vigencia plena, operativa e inmediata del Derecho Internacional de los DD.HH.”.

“El desafío es tan interesante como acuciante. No podemos mirar para otro lado”, concluyeron.