Cada Centro de Atención Primaria (CAP) en teoría debería ser un espacio de la comunidad “para la prevención activa, el seguimiento de la salud de los vecinos en la zona y el tratamiento de casos que no constituyen emergencia o casos complejos que exigen derivar a un hospital”.

El problema es que en ciertos casos los vecinos dejan de percibir que ese es el rol de cada Centro, y ante la insuficiente atención que brindan dejan de tomarlos como espacios de referencia y esperan a que pase alguna urgencia para acercarse a recibir atención médica.

En Arana hace algunas semanas los vecinos comenzaron a reclamar por problemas en la atención que brinda el CAP. Lo consignamos en la nota Denuncian por “tratos xenófobos” a la responsable del Centro de Salud N° 21 de Arana

Iris Barrios, vecina de la localidad, explicó a info BLANCO SOBRE NEGRO que “el Centro de Atención Primaria de Arana es, además, de suma importancia por ser un barrio alejado de otros Centros de Salud”, y agregó: “Sumado a esto hay zonas de la localidad, como por ejemplo el barrio La Armonía, donde el colectivo pasa sólo 3 veces por día , a la mañana temprano, al mediodía y a la tarde”.

“Las mamás que van con los chicos para recibir atención en la salita deben tomarse el primer colectivo de la mañana. Si cuando llegan ya no entregan más números, tienen que dar vueltas hasta el mediodía para regresar a sus casas, y volver al día siguiente para ver si pueden ser atendidos”, añadió la entrevistada.

“Hubo casos de mucha irresponsabilidad en que se despacharon niños con fiebre. En una oportunidad, mandaron a una mamá con su hija a otro centro de salud porque no había ningún profesional que quisiera atenderla, sin bajarle antes la fiebre. En el colectivo, mienrtas iban para Los Hornos, a la nena le agarraron convulsiones”, relató como muestra de algunas situaciones que sufre la comunidad.

Otro tema que mencionó es la mala relación que, según la vecina, existe entre el personal del CAP y algunas familias. Incluso asegura que desde que comenzaron los reclamos se vivieron situaciones “muy extrañas”. Por ejemplo, afirma que “hubo muchísimos vecinos a los que los médicos les pidieron que firmaran una hoja en blanco para, aparentemente, respaldar el desempeño del cuerpo de profesionales”.

Pero no es ahí donde radica el único problema, nos contó Iris. “No tenemos nada contra los empleados del CAP, pero deberían recibir instrucciones que resuelvan situaciones como la que tuvo que sufrir mi madre”. Según relata la mujer, su mamá, una persona muy mayor de edad, hace un mes se acercó a consultar por un análisis de sangre que había retirado en La Plata con el solo propósito de que la médica clínica le dijera si los resultados indicaban que debía interrumpir la medicación que estaba tomando. La respuesta final fue: “Se entregaron 10 números y no atendemos, sin excepciones, ninguna demanda”.

La opción que tienen los más humildes de esa localidad, que no cuentan con movilidad propia, es tomar un colectivo o trasladarse de urgencia con un remis hasta el UPA que funciona en Los Hornos. El costo de ir y volver ronda casi los 1000 pesos, una suma imposible de afrontar para la gran mayoría. Pero además no es que exigen una clínica confortable con tecnología de punta y aparatología de última generación. Quieren que cuando está abierta la Salita los médicos y las médicas atiendan urgencias, o consultas simples como la de la señora que mencionamos párrafos arriba. “Y que haya todos los días servicio de pediatría y ginecología”. Como se ve, nada del otro mundo.

Por lo menos cuatro familias corroboraron lo que nos aseguró Irma. Incluso las anécdotas sobre el personal del Centro de Salud abundan y todas tienen que ver con situaciones en las que el famoso sketch de Antonio Gasalla de la empleada pública que gritaba “correte, correte” se parece, y mucho.

“El nudo del reclamo tiene que ver con la falta de médicos”, resumió Iris, y añadió: “A esto se le agregan los malos tratos: cierran la puerta en la cara a la gente o les niegan la atención porque no hay profesionales o porque se tienen que retirar de la salita”.

Por eso, la semana que viene un grupo de vecinos y vecinas junto a Marisol Aranguren, dirigente del Movimiento de Unidad Popular (MUP), mantendrán una reunión en el Palacio Municipal con funcionarios del área, en la que van a reclamar una solución para que el CAP cumpla la función que debería cumplir.