Mafalda, la niña inconformista creada por Joaquín Salvador Lavado Tejón (Quino) en 1964, cumple 50 años sin perder actualidad, porque “muchas de las cosas que ella cuestionaba siguen sin resolverse” en Argentina y en el mundo, dijo su propio autor a la agencia AFP. “A veces me sorprende cómo algunas de esas tiras dibujadas hace más de 40 años todavía pueden aplicarse a cuestiones de hoy”, comentó Quino a sus ya 81 años; y si a él le sorprende, mucho más todavía a sus lectores.

Por razones de salud, Quino no pudo asistir al Festival internacional del cómic de Angulema (Francia), que montó una exposición de homenaje a Mafalda con su pequeño departamento como decorado. Sin embargo, ya hay exposiciones previstas en nuestro país, Italia, España, Canadá y México sobre Mafalda y los 60 años de carrera de su autor.

A través de la mirada crítica de esta nena de clase media, Quino dio su propia visión inconformista del mundo. Dice que no le gusta el fútbol (no lo entiende) y sólo fue dos veces a la cancha. A Mafalda, por su parte, no le gusta la sopa y critica el mundo de los adultos. Cuando no reflexiona sobre problemas económicos y sociales, piensa en la desigualdad, la injusticia, la corrupción, la guerra o el medio ambiente. Mafalda es esa pequeña e insistente conciencia que no dejó nunca que el lector hiciera oídos sordos. Sobre nada.

Y es por ser tan reflexiva, tan preguntona, que las problemáticas que se le presentaban siguen siendo actuales: “Sin ir más lejos, el año pasado salió en Italia un libro sobre Mafalda… Lo increíble es cómo muchas de esas historietas parecían hacer referencia directa a la campaña de Berlusconi”, comentó Quino.

Desde su primer álbum, Mundo Quino, publicado en 1963, está considerado como uno de los mejores humoristas gráficos de nuestro país. Pero fue Mafalda quien verdaderamente lo lanzó a la fama en 1964. Había esbozado el personaje un año antes, en una tira destinada a hacer publicidad de una marca de electrodomésticos que no prosperó.

“Adapté la tira. A la nena le puse Mafalda. Y arranqué la historieta sin el menor plan. Ya que no tenía que elogiar las virtudes de ninguna aspiradora, la hice protestona, cascarrabias. Fue una revancha inmediata”. Según Quino, Mafalda pertenece a un “país denso de contrastes sociales, que a pesar de todo quería integrarla y hacerla feliz, pero ella se niega y rechaza todas las ofertas”. Mafalda vive en un continuo diálogo con el mundo adulto, aunque lo rechaza, reivindicando su derecho a seguir siendo una niña.

En una (¿no tan?) pesimista frase, Quino resumió cómo es que ve a la Argentina y al mundo de hoy. “Nuestra obligación es creer en que el futuro va a ser mejor, aunque en el fondo sepamos que todo seguirá como hasta ahora”, ironizó.