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Información General | 10 jul 2018

Los detalles

Presentaron el avance de una investigación sobre los directores de escuelas bonaerenses

El Observatorio de Calidad Educativa presentó un avance de la investigación que lleva adelante sobre los directores de establecimientos educativos de la Provincia de Buenos Aires. Los especialistas analizan cuál es la situación de esas autoridades tomando como muestra el caso de La Plata. "Argentina está entre los países de la región que más funciones asignan a sus directores escolares", señala el estudio.


El trabajo está siendo elaborado por los especialistas Luciano Sanguinetti (ex Decano de la Facultad de Periodismo y actualmente concejal de La Plata) , Guillermina Díaz y Mariana Sanguinetti.

Los principales ejes de la investigación

“Un director de escuela en la provincia de Buenos Aires tiene 35 funciones pedagógicas; 20 funciones administrativas y 10 funciones socioeducativas o comunitarias. Así lo establece el Reglamento General de las Instituciones Educativas de la provincia de Buenos Aires, donde se define la responsabilidad del director de “conducir los procesos de implementación del diseño curricular respectivo y del Proyecto Institucional” según esas tres dimensiones de actuación. Con esta suma de tareas, Argentina está entre los países de la región que más funciones asignan a sus directores escolares”, expresa el análisis preliminar del Observatorio de Calidad Educativa.

Además, la entidad lanzó dos preguntas: “¿Ese conjunto abrumador de funciones que establece el Reglamento General de las Instituciones educativas, tiene una contrapartida en la capacitación’” y además, "¿se ve reflejado en sus salarios?.

Por eso en este primer informe analizaron “la relación entre lo que establece el Estatuto Docente y lo que verdaderamente sucede en la es-cuela”.

Para eso, de las 40 primeras entrevistas que realizaron a directores de escuela en el distrito de La Plata de distintos niveles, analizaron los aspectos que se refieren a “cómo acceden al cargo, cuántos de ellos son titulares, cuántos suplentes o provisionales; y también, qué formación tienen, con qué ofertas de capacitación continua cuentan, y cuánto ganan”.

Las conclusiones preliminares

Por todo lo expuesto es evidente que de los problemas que aquejan a la educación argentina, la situación general de precariedad en la que se encuentran los directores de escuela es uno de los más relevantes. Una precariedad que se articula a partir de tres dimensiones: la precariedad institucional, la laboral y la salarial. Si en la primera se torna evidente que el sistema educativo se sostiene sobre una provisoriedad inadmisible (más del 70% de las escuelas, si los datos que recogimos en el distrito de La Plata fueran iguales en el resto de la provincia, están dirigidas por directos provisionales o suplentes), en la segunda se manifiestan la superposición de funciones en las cuales, las específicamente pedagógicas, quedan relegadas por demandas burocrático administrativas o de gestión vinculadas a las cuestiones de infraestructura escolar o alimentarias que no debieran ser tarea de los directivos, o por lo menos no de modo directo.

Finalmente, la última dimensión de esta precariedad se manifiesta en la cuestión salarial, que pone en evidencia la desjerarquización paradójica en la que se encuentra el punto más alto del sistema: el director de escuela. Una remuneración que no contempla las funciones directivas que en las escuelas son sin horarios, que no considera la importancia de la dedicación que implica dirigir equipos docentes y personal auxiliar (dirigirlos, capacitarlos y supervizarlos ), que no valora el rol del director en el vínculo clave con las familias y el contexto socioeducativo en un mundo atravesado por demandas multidimensionales que en la escuela tienen un impacto inmediato.

En los testimonios queda evidenciado que los directores de escuela viven este proceso con angustia, son quizás los primeros testigos de las dificultades (laborales, socioeconómicas, psicológicas) de las familias y a su vez los más exigidos por el logro de resultados de aprendizaje para los que no siempre se sienten estar suficientemente preparados (en muchos casos por las condiciones de sus alumnos o de de los contextos en los que viven sus alumnos) o contar con las herramientas necesarias. Muchas veces los directores manifiestan estar solos frente a aquellas dificultades, arrojados por el Estado a una suerte de cruzada.

Una cruzada en la que no está ajena las reconfiguación de las autoridades en todas las instituciones (Estado, familia, etc.), su desligitimación y su crisis. Pensar entonces en este nuevo contexto, la figura y función de los directivos de es- cuela, creemos que es una de las claves para sacar adelante un sistema en crisis. Pero para empezar ese proceso, es clave darles la palabra. Nadie sabe más de la escuela que sus directores y es imposible pensar en la reconstrucción de la educación sin su compromiso.

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