viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº -1962

Información General | 18 ago 2013

Por Pablo Ennis

La opinión de un milonguero: "Bailar tango es difícil"

El Tango se renueva permanentemente, y como fenómeno cultural es motivo de variados análisis y opiniones. Un joven tanguero que milonguea pero además teoriza, nos ofrece en esta nota su perspectiva sobre el fenómeno


En principio quiero aclarar que me referiré a la danza del “tango milonguero”, de abrazo cerrado, por el piso y no al tango de escenario que no es más que una danza creada con finalidad de espectáculo. Siempre que mencione la palabra tango me estaré refiriendo, por lo tanto, al tango milonguero. Hecha la aclaración, continuemos.

Muchas veces me han preguntado alumnos y personas interesadas en serlo si bailar tango es difícil y yo les respondo que sí, que bailar tango es difícil.
Que si desean algo fácil busquen alguna danza que no implique crecimiento espiritual, si es que la encuentran. La parte difícil del tango no esta en los movimientos corporales sino en los espirituales.

El cuerpo humano está diseñado para todos los movimientos del tango, ¿Acaso no todos sabemos dar pasos hacia adelante, atrás, al costado derecho, al costado izquierdo, en rectas, en diagonales, en semicírculos, etcétera?

La primera dificultad es que el tango es una danza que se realiza enlazado con otro/a. Insisto, lo difícil no tiene que ver con las capacidades corporales, ¿Quién no sabe realizar un abrazo desde el punto de vista mecánico? Sólo hay que utilizar los brazos.

Si esto no implicara poner en juego otros factores, abrazar sería una acción sencilla, a modo de ejemplo les propongo que abracen en este mismo momento a alguna persona que tengan cerca y ni siquiera hablo de un ser desconocido. Les propongo abrazar a un hermano, un amigo, un padre, una pareja, etcétera. Pero abrazarlo enserio, con intención de conectarse con el otro, de transmitir algo y no como un acto meramente mecánico. ¿Difícil no?

A no asustarse, no nos será tan complicado en general enlazarnos en el marco de una clase de tango ya que está socialmente aceptado y eso hará que no se nos complique la cuestión de movida.

Con el tiempo veremos que enlazarse con alguien no es lo mismo que abrazarse, y dependerá de nuestros propios deseos o intereses si queremos bailar enlazados o abrazados. Cuestión de gustos, de personalidades y de varios condimentos más.

En la pareja de tango-danza tradicional, los roles de ambos están definidos. El hombre es quien dirige el baile, es quien “marca”. La mujer es quien lo sigue, Aportando y creando belleza y sensualidad.

Esto de la mujer siguiendo al hombre no es aceptado por todos, sobre todo por las mujeres y más aún si se trata de mujeres que recién comienzan a aprender la danza. Como solución a esta disputa cuasi sexista se ha resuelto que “la mujer sigue al hombre por donde ella desea ir”.

Ironías y disputas aparte, pensemos como idea en el “dejarse llevar”.
En el tango la mujer desea dejarse llevar y éste es un gran desafío para cualquiera, complicado, resistido pero liberador.

El “dejarse llevar” es un logro. El cuerpo y los sentidos en atención y no en tensión.

Es estar en el momento presente, aceptando lo que viene, lo desconocido y respondiendo sin esfuerzo a esa propuesta de ser la hoja que mece el viento. Requiere de profundidad emocional, de desapego, de aceptación, del soltar la ansiedad, de permitirse recibir, de saber identificar lo que hay, una “marca” en el tango es una “marca” no son dos, ni es una con deseo de que sean dos, responder de acuerdo a lo que hay y no a lo que deseamos o suponemos que hay es todo un logro.

Dejarse llevar no es ser pasivo, es una manera de “hacer” bastante compleja pero de mucha utilidad para la vida en general.

En el caso del varón también vemos la dificultad de la danza porque implica realizar las “marcas”, o sea dirigir el baile. Creando e improvisando a cada momento.

Proponer no es tan difícil como lograr la claridad de la propuesta.
El varón debe “hacerse entender”. Eso requiere no estar ansioso, ser preciso, ser decidido a la hora de accionar, creer en sí mismo, afirmarse en la autoconfianza son las claves del “hacerse entender”, ¿A alguien puede resultarle sencillo lo descripto? Como vemos, ambos roles presentan dificultades.

Es interesante y deseable, desde mi punto de vista, practicar la danza desde los dos roles. Saber llevar y saber dejarse llevar, mejora nuestro baile y aporta para la vida en general.

El deseo sexual, transformado o sublimado por ésta danza en sensualidad, y la tristeza o melancolía, derivada de un estado permanente de insatisfacción, son los componentes centrales del tango en sus letras, en su música y también en su danza.

La permanente insatisfacción es moneda de nuestros tiempos, desde la modernidad llegada con la segunda Revolución Industrial de principios del siglo pasado, que modificaría las concepciones del tiempo y el espacio, hasta nuestros días acelerando todo cada vez más, haciéndonos desear y conseguir lo que al instante abandonaremos en procura de algo otro.

Desde ya que bailar tango no es algo triste pero, desde mi punto de vista, tampoco es algo “divertido”. Es una mistura de sensaciones infinitas y en muchos casos desconocidas, que estaban ahí, esperando despertar del sueño al que nosotros mismos las enviamos a cada momento o en algún momento de nuestras vidas.

En conclusión, bailar tango es difícil.
Hermoso y maldito…como el amor.

Pablo Ennis
Clases grupales todos los martes a las 20hs. en el Centro Comunal de Gonnet calle 495 y 15 bis
Los jueves a las 19 en Club Centenario de City Bell calle 461b 13c y 14
Clases particulares consultar al teléfono 221-15-6307788 [email protected]
Facebook: https://www.facebook.com/tango.gonnet

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