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Información General | 23 sep 2018

En el barrio Aeropuerto

Madres se organizaron para brindarle comida a sus hijos por el temor de que terminen judicializados

Hace 10 días se inauguró el comedor “Las Manos de mi madre”, ubicado en la esquina de las calles 1 y 614. Al hogar, que brinda desayuno, almuerzo, merienda y cena, asisten más de 150 chicos. Info BLANCO SOBRE NEGRO dialogó con Sofía Pagella (27), referente de la agrupación Madres de La Plata, e integrante del equipo de voluntarios.


Sofía tiene ojos marrones, tez blanca y pelo castaño oscuro. Delgada, amable y servicial, su mirada es igual de penetrante que candorosa.

Su vigor, según comentan las voluntarias, fue clave para la organización del comedor las “Manos de mi madre”, que depende de la agrupación Madres de La Plata.

Sólo se exaspera cuando se refiere a la desigualdad social, la marginalidad y la vulneración de los derechos de los niños.

Católica, avezada en la ayuda solidaria, ya que amadrina a otros nenes en situación de vulnerabilidad, la joven estudiante de derecho (que además trabaja en la pizzería de su familia) recibió a Info BLANCO SOBRE NEGRO en el comedor inaugurado hace poco: “Siempre visité este lugar. Con las madres, observábamos las carencias de la zona y la demanda creciente de alimentos. No podíamos permanecer indiferentes a tan triste realidad” , precisa Sofía, mientras permanece enfrascada en sus ocupaciones, rodeada de alimentos, niños y enseres.

¿Cómo surgió la idea de abrir un nuevo comedor?

Surgió a partir de una iniciativa de la agrupación Madres de La Plata, organización que rinde homenaje a la Asociación Madres de Plaza de Mayo. La idea tiene como fin atender las demandas de alimentos de los niños del barrio.

Nos organizamos con un grupo de mujeres, basándonos en la concepción de que la planificación y la organización son indispensables para atender dicha problemática.

¿Qué servicio alimentario brindan?

En el lugar, ofrecemos las cuatro comidas diarias: desayuno, almuerzo, merienda y cena. Tenemos inscriptos 150 chicos, pero estimamos que van a ser más los que se acerquen a medida que vayan pasando los días.

Un hogar, una casa con amor

Alguna vez, un poeta romántico ignoto definió a “el hogar” como aquella casa en la que reina el amor. Lo que separa una estructura yerma de un cálido refugio es el afecto, el cariño, la solidaridad y la entrega.

Por eso las altruistas integrantes de la agrupación Madres de La Plata, que se niegan a permanecer impávidas frente a la crisis social y económica, organizaron el comedor en la casa particular de una de las voluntarias, y esperando que en los próximos meses puedan alcanzar su propio hogar.

¿Cómo obtienen los alimentos?

Los conseguimos a través de la colaboración de padrinos y de madrinas, así como de organizaciones civiles que tienen otros comedores y nos apoyan solidariamente.

Antes de comenzar acá, en 1 y 614, reunimos un stock importante de víveres. Igualmente, seguimos haciendo colectas de alimentos, y estamos abiertos a recibir nuevos padrinazgos.

¿Cuántas mamás están trabajando en el comedor?

En la actualidad somos más de 50 mujeres que colaboramos con el firme propósito de paliar la necesidad de alimentos de los niños. Muchas de ellas temen que sus hijos terminen con problemas judiciales, que pueden ser evitables. Esperamos que esta iniciativa se replique en otros lugares.

¿Qué están necesitando con mayor urgencia?

En realidad, todo es importante para nosotros. Necesitamos desde alimentos y utensilios de cocinas hasta pinturas, hojas y juguetes para los nenes.

Organizadas, libres y con comida

El comedor “Las Manos de mi madre”, ubicado en el barrio Aeropuerto, debe su nombre a la grácil canción “Como pájaros en el aire”, que compuso Peteco Carabajal en 1984 y que popularizó la gran Mercedes Sosa.

La letra es un epítome de cualquier hogar tradicional del interior provinciano: cocina, horno de barro, harina, leña y las manos de una madre amasando el pan con mucho amor; tanto, que valió una canción, hoy convertida en himno.

Esta concepción maternal es la que buscan replicar las voluntarias en el comedor que acaban de inaugurar en 1 y 614, luego de que la pérdida de puestos de trabajo, la inflación y los tarifazos coadyuvaran a incrementar la pobreza y la indigencia en el barrio.

Hija de una familia católica, y lejos de tener ideas prosaicas, Sofía Pagella añora que esta iniciativa sea emulada por otros barrios platenses que se encuentran hostigados por el desempleo y la desocupación: “Muchas de las madres involucradas temen que, por la crisis económica y social, sus hijos incurran en problemas evitables y terminen judicializados” , recalca la militante de gestos gráciles y solidarios.

“No tenemos ganas de abrir comedores, pero la situación crítica del país nos obliga a hacerlo. Es una alternativa a permanecer solas, encerradas y sin comida” , confiesa Sofía con gran facundia, al tiempo que concluye: “La solidaridad es imperiosa en momentos de crisis, para no caer en el desánimo. Es necesario dejar atrás el sosiego”.

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