viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº -1962

Información General | 23 sep 2018

Disimuladamente lo acompañan seguidores

Los domingos antes de misa, frente a la Catedral de La Plata un predicador lleva su palabra / Videos y entrevista

Mientras se escuchaba con fuerza el tañido de las campanas de la Catedral de La Plata llamando a la misa vespertina de los domingos, un predicador de Lisandro Olmos, de espaldas a la Iglesia y mirando de frente hacia calle 12, llevaba su propia palabra en una escena típica de Constitución, o Plaza Miserere, de la Capital Federal. Disimuladamente, un grupo de fieles le hacían "el aguante" como si fueran vecinos interesados en lo que decía. Al final, dialogamos con él, registramos la charla en un video que compartimos en esta nota, y pudimos ver una escena como aquella en la que Aníbal Ibarra se hacía saludar por aparentes vecinos que lo felicitaban ante las cámaras.


El hombre gritaba (con la ayuda de un sencillo megáfono) una suerte de homilía el domingo a la hora en que la Catedral comenzaba a llenarse de gente. Dentro del templo había misa con la tradicional liturgia católica, cuidada y sobria, como es costumbre.

A metros, sobre Plaza Moreno, el escenario era diferente. En un cuadro más informal, se hacían notar senegaleses con grandes puestos de venta, gente que paseaba, jóvenes mateando en el pasto junto a charcos gigantes que había dejado la tormenta, y la prédica del vecino de Olmos que llamaba, sobre todo, a seguir fielmente la palabra escrita en la Biblia.

En torno del predicador había una mujer sentada que escuchaba de espaldas, otro hombre que miraba de frente, y un grupo de adolescentes que observaban al hombre con un bebé en brazos.

Nadie hablaba entre sí. El cronista de Info BLANCO SOBRE NEGRO preguntó a todos, separadamente y en voz baja para no molestar al mensajero religioso, cuándo finalizaba el sermón . Cada uno de ellos dijo estar observando la escena de casualidad, pero cuando terminó con sus palabras el hombre recibió espontáneamente felicitaciones de todos, en un gesto que emulaba la última aparición de Aníbal Ibarra como dirigente político. “Muy bueno lo que dijo, señor”, lanzó un aparente observador y le estiró la mano para felicitarlo. Después del reportaje que le hicimos se fueron juntos.

*Conversamos con el hombre apenas se sentó, tras un ahora y media de sermón. Al final, no era pastor, sino predicador, y los transeúntes no eran más que fieles de su iglesia, aunque lo disimularan. La escena del final era evidente. Faltaba que lo aplaudieran. Pero más allá de quiénes y cuánta gente lo escuchaba, lo curioso es que una imagen , como dijimos , de Plaza Once o Constitución, se viera frente a la Catedral de La Plata.

Son, quizá, señales de una sociedad en permanente y rápida transformación.

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