El delegado de ATE Emanuel De Matías comentó: “Yo trabajo como sepultureros, nuestra tarea es sacar restos humanos y hacer sepulturas, es un trabajo muy duro. Hasta hace poco más de un mes estábamos trabajando sin guantes, sin ropa, ni herramientas. No teníamos palas, teníamos que esperar que un compañero terminará de sacar restos para nosotros hacer una entierro”.

“Estuvimos casi dos años sin agua, recién restituyeron el servicio hace un mes. Tampoco teníamos lavandina. A partir del conflicto que iniciamos hace dos meses empezaron a aparecer cosas pero de mala calidad. Nos mandaron unas mudas de ropa como para descomprimir pero no es la vestimenta adecuada para nuestro trabajo”, agregó.

Los trabajadores habían iniciado un paro que quedó sin efecto a partir de la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo. De todos modos, realizan un acampe frente al Cementerio. De Matías y un compañero recibieron citaciones de la Comisaría Tercera y presumen que responden a una denuncia penal presentada por funcionarios de la comuna.

“Hace un mes y medio se presentó el subsecretario de Obras Públicas, Emanuel Otero, y firmó un acta comprometiéndose a darnos cinco regímenes de horario y dos contratos. Llegamos a fin de mes y no sólo no cumplieron sino que además dieron de baja a los dos jefes que fueron rebajados a obreros”, señaló el delegado.

Y detalló: “El cementerio cuenta con 60 trabajadores, de los que sólo 15 son planta permanente y todos los demás son contratados y cooperativistas. Pedimos los regímenes de horario porque los contratados y cooperativistas deben trabajar de lunes a viernes pero vienen los sábados a darnos una mano gratis porque saben que no damos abasto”.

“La bronca es que las cosas hay que conseguirlas a través de un conflicto. Tendrían que darnos dos mudas por año y un stock de pantalones. A veces hacemos exhumaciones por orden de un juez de un cuerpo sepultado hace un mes que despide todo tipo de líquidos y nos manchamos. La ropa no sirve más, la tenemos que tirar”, comentó.

Y concluyó: “Nos ha pasado sacar de nichos cajones pinchados desde varios metros de altura y los compañeros que esperan abajo se bañan con el líquido putrefacto. Es horrible, tenemos que tirar todo por eso exigimos un stock de ropa y tener duchas para poder llegar limpios a nuestras casas. No tenemos un baño propio para el personal”.