La crisis de empleo que está azotando al país comenzó asociada al cierre de comercios familiares y de pequeñas y medianas empresas, producto de los tarifazos, las importaciones en el rubro textil y calzado, y la devaluación.

La extrema vulnerabilidad de las pymes frente a los vaivenes de la macroeconomía, imposibilitaron que el sector pudiera sortear con éxito todos los efectos adversos provocados por el aumento de los costos de producción y el desplome de la rentabilidad.

La otra variable que coadyuvó a la baja de persianas de numerosas empresas familiares fue la caída de la demanda interna como consecuencia de la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores y de la apertura indiscriminada de las importaciones.

En los últimos meses, la decisión de los CEOS de las compañías internacionales fue iniciar un proceso de reconversión de sus inversiones en el país, como consecuencia de la recesión imperante en la Argentina.

El grupo de capitales alemanes Deutz Agco Motores SA anunció que a fines de este mes cerrará su planta de motores y equipos electrógenos que posee en Haedo, dejando en la calle a 70 operarios.

La compañía, que surgió en 1998 como resultado de un Joint Venture o “alianza estratégica” entre Deutz AG de Alemania y AGCO Corporation, dejará de producir en pocos días, azotada por la caída en las ventas, los altos costos financieros y el aumento de los impuestos nacionales, provinciales y municipales, según explicaron desde el directorio ejecutivo.

La fábrica, ubicada en Valentín Gómez al 500 en Haedo, que demandó una inversión de $100 millones, fue inaugurada en 2012.

Asimismo, desde el gremio SMATA, afirmaron que en mayo también cesará la producción de tractores en la planta que la compañía tiene en General Rodriguez, en la que trabajan 120 obreros, y que es controlada por AGCO Argentina SA. Sin embargo, la información fue desmentida por la empresa en un comunicado.
Cederá el liderazgo en el sabor

La corporación estadounidense General Mills, una de las principales compañías productoras de alimentos del mundo, que llegó al país en 1995 durante el auge del menemismo, decidió, también, retirarse de la Argentina.

Los directivos de General Mills, propietarios de la marca de tapas de empanadas y de copetín y de pastas frescas y secas “La Salteña”, optaron por fortalecer su posición estratégica en otros mercados latinoamericanos, dado que según adujeron están sufriendo la recesión económica.

El establecimiento ubicado en Burzaco, que produce las tradicionales pastas y tapas, fue inaugurado en 2011. Por estas horas reina la incertidumbre entre los 500 operarios, dado que está la posibilidad de que la compañía sea comprada por otro grupo empresario.

Aceitando la retirada en Lanús

La Corporación Nacional de Cereales, Aceites y Productos Alimenticios de China (COFCO), por sus siglas en inglés, que adquirió en 2017 la compañía de semillas Nidera, informó que cerrará su planta de refinación, fraccionamiento y distribución de Aceite Legítimo que posee en Valentín Alsina, cesanteando a sus 195 obreros.
COFCO, cuyo lema es “de la agricultura a la mesa”, es una de las 53 compañías que administra la Secretaría de Estado de China, y es conocida en nuestro país por sus millonarias inversiones en el sector agrícola.

“Aún, cuando desde la Compañía se han implementado en los últimos años una serie de acciones tendientes a revertir este escenario complejo, y se han explorado todas las alternativas posibles, inclusive la de la venta de los activos a otra organización, o la de optimización del número de empleados a través de los retiros voluntarios para otorgar mayor competitividad, no ha sido posible confinar esta crisis”, explicó la empresa china en un comunicado.

COFCO Argentina, que es una incipiente corporación producto de la fusión de las compañías Nidera y Noble, además, tiene plantas de molienda y biodiesel en las localidades de Junín (Buenos Aires), Timbués y Puerto General San Martín (Santa Fe).

Desde el gremio de los aceiteros detallaron que, de la planta de Lanús, además, de Legítimo, se elaboran otros que se comercializaban bajo diversos nombres comerciales, como, por ejemplo, Marolio.