“El presupuesto nos alcanza apenas para remiendos, pero no para obras de infraestructura importantes que son muy necesarias en los desagües. Hubo que reducir al mínimo la limpieza e inclusive no teníamos papel higiénico en los baños. El contrato con la empresa quedó totalmente desfasado tuvimos que hacer un acuerdo por afuera, por el que destinamos dinero extra para comprar el papel y que ellos lo coloquen”, graficó el director del INIFTA, Feliz Requejo.

El INIFTA es una institución académica abocada al estudio de problemas de investigación científica básicos y aplicados en el campo de la química, en general, de la fisicoquímica, en particular, y actividades de asesoramiento y extensión. Fue fundado en 1948 y en sus 70 años realizó más de 3 mil publicaciones.

“Los laboratorios y las oficinas no se limpian más, cada grupo de investigadores se debe encargar de la higiene de esos sectores, algo que es absurdo para un centro de estas características. Es ineficiente para el Estado que un investigador científico se ponga a realizar tareas de limpieza. Es una distorsión absoluta del sistema”, criticó Requejo.

Sobre la situación actual en materia presupuestaria, el director del centro explicó: “Ahora estamos previsiblemente mal, lo que nos permite organizarnos en la miseria. Con la renuncia de Alejandro Ceccatto, que fue un orgulloso militante del ajuste, asumió Miguel Laborde, que también sostuvo esta política pero por lo menos vino a dar la cara. En esta coyuntura nos pidió que hagamos ciencia barata, algo que no existe”.

En el predio ubicado en diagonal 113 y calle 64 también funcionan los centros de Geología y el de Física. “Tuvimos que reducir enormemente la seguridad y empezamos a coordinar con estos centros. Como nuestro edificio es más grande y tiene más perspectiva, por la noche el personal se queda acá pero durante dos fines de semana seguidos ingresaron intrusos, algo que antes no sucedía y que expone equipamiento muy valioso”.

“Ahora conseguimos un pequeño presupuesto de la universidad para arreglar el techo que también paga la UNLP . Pero en La Plata hay 29 institutos y para plantear que el financiamiento lo debe otorgar la Universidad requiere una discusión interna que no se da de un día para el otro por más voluntad que se tenga”, comentó Requejo.

Y concluyó: “Está ocurriendo la fuga de cerebros. La gente joven se tira el lance de trabajar afuera donde va a tener garantizados los recursos, porque acá no saben cuál será su futuro. Estuvieron formándose durante muchos años y tienen la opción de emigrar porque el nivel de las universidades argentinas es muy bueno”.