Gente caminando con flameadoras producidas en serie, en silencio y guardando una prudente distancia entre sí, arrancaron alrededor de las 17 desde Plaza Italia hacia la Legislatura para apoyar al Gobernador.

En realidad, además, fue una movida de claro corte internista ejecutada por las principales espadas de Scioli y diseñada por él mismo junto a su mesa chica.

“No queríamos dejar este escenario a disposición de las organizaciones sociales ni de partidos de la oposición, era importante que Daniel (Scioli) tuviera el protagonismo absoluto de la jornada y mostrara que en la Provincia ya tiene con qué pelearle a cualquiera”, explicó un conocido sciolista platense y funcionario de segundo orden en la estructura del gobierno provincial.

Sólo algunas pocas banderas se distinguían de la oleada naranja. “Peronismo Sin Fronteras” era la única referencia que apareció estampada en las banderas diferentes, con la consigna “Arlía Conducción”. Esas pocas, más acordes con la tradición peronista (de letras azules y tela blanca) sobresalían entre la gente y los banderines.

Cuando consultamos a un joven que coordinaba un grupo, nos informó que había “gente de toda la provincia: Ranchos, Cañuelas, Azul, Olavarría, y muchas ciudades más”.

La referencia es importante porque da cuenta de que el Gobernador puede movilizar las estructuras de los intendentes que le son afines, pero carece de una corriente política amalgamada y organizada.

Pese a todo, el candidato a presidente Daniel Scioli se dio el gusto: tiñó de naranja el acto, como para que todos advirtieran que tiene con qué ser el sucesor (o el continuador) del proyecto kirchnerista.