En todas las casas posan silenciosamente sobre las zonas en las que consiguen azúcares para alimentarse, y cuando hacemos un movimiento mínimo se agitan sin cesar en enjambres. Por esta época causan mucho malestar en los hogares.

Pero no hacen nada, no contagian enfermedades, ni pican, aunque tampoco sucumben fácilmente a los insecticidas.

Como en cada año se repite la misma plaga y se ven las mismas imágenes en los lugares en los que arrojamos yerba o alimentos, Info BLANCO SOBRE NEGRO consultó al especialista del CEPAVE-UNLP Juan José García.

Lo primero que García nos explicó es que el nombre científico de la especie de molestas invasoras es Drosophila melanogaster . y que se trata de una mosca también llamada “de la fruta” o “mosca del vinagre”.

Igual que la que causa estragos en las plantaciones de la zona del Alto Valle, por ejemplo, o en Mendoza. Pero sólo tienen en común el nombre, y no comparten ninguna otra cualidad que la de ser moscas .

Además, compartimos con ella el 60% de nuestros genes. “Por eso se las estudia mucho, es un insecto del que ya se conoce todo el genoma. Tiene un ciclo de vida corto, y en comparación con los mosquitos tiene mucha más resistencia a los insecticidas. En los tachos donde se acumula yerba (de la que extraen azúcares) o frutas, por ejemplo, se alimentan hasta que mueren”, precisó García.

Y aclaró: “Los jugos azucarados que encuentran les sirven para volar, reproducirse y todo lo que les demande energía” .

Además, el especialista aclaró que “son molestas y nadie las quiere tener en su casa, pero no afectan la salud de nadie, y son habituales en esta época”.

Sobre la reproducción de las drosophilas García explicó que “al tercer día de llegar a un lugar atravesaron todas las etapas, hasta hacerse adultas en un máximo de siete días”.

“Casi todos los insectos tienen mejores condiciones en primavera y otoño. Estas moscas llegaron como todos los años, con los primeros calores. No hay nada extraño. Después, las temperaturas extremas del verano las afectan mucho y se las deja de ver en los hogares con tanta frecuencia”, concluyó el investigador platense.