jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº -1968

Información General | 12 abr 2020

Opinión

Educar es un acto humano

Hoy es tiempo de decir que la educación es una oportunidad para sembrar talentos.


La educación no está parada, el conocimiento no se detiene, los docentes estamos adaptando calendario escolar y programas académicos.

En estos momentos en alguna casa de nuestro país hay niños y adolescentes estudiando. Según la Encuesta Nacional de Salud y Condiciones de Trabajo de las/os Trabajadoras/es de la Educación de la Argentina 2018, son 14 millones de alumnos, 1 millón de docentes, 60 mil escuelas, 1344 Institutos de formación docente, 600 mil estudiantes de docencia y 131 Universidades.

Mientras tanto la UNESCO informó que el número de estudiantes afectados por el cierre de escuelas y universidades en 138 países casi se ha cuadruplicado hasta alcanzar los 1.370 millones.

Los gobiernos se tienen que dar cuenta de la necesidad de invertir en ciencia, educación y sanidad porque esa es la mayor riqueza de un país.

Los invito a pensar que debemos releer el valor de estar educados y escolarizados en tiempos del Coronavirus; el Sistema de Educación a Distancia no significa sólo internet, sino todas las estrategias que se están implementando desde nuestras casas para que la educación se imparta, eso se llama pedagogía.

No todo está perdido en educación y menos en estos tiempos, sino no haría mi trabajo y mis colegas docentes tampoco. Hay que tender a una mejor equidad educativa el beneficio es de todos pero eso es para otra nota.

Debemos tener en claro algunas ideas: estar escolarizado no es lo mismo que estar educados y aprobar no es lo mismo que aprender, eso es para toda tarea educativa en tiempos normales y en tiempos de crisis.

Debería ser evidente a estas alturas que si los alumnos están escolarizado no es lo mismo que educados, eso se inicia en la casa; que a mayor nivel de escolaridad no se es necesariamente más “educado”, la calidad y la inclusión deben estar presentes para todos los actores del ejercicio de la educación, incluso los padres.

La realidad educativa es dinámica y más en tiempos del coronavirus. Desde el día que empezamos con el ejercicio de nuestra profesión empezamos a decir la escuela ya no es lo que era, así empezamos a vivir y transitar una crisis compleja que la mayoría de los actores prefieren atribuir a causas externas: el gobierno, la organización, el sistemas, las reformas, el descuido de las familias, el desinterés de los alumnos, la falta de profesionalismo de los docentes, los sindicalistas, la infraestructura, el presupuesto, el concepto de inversión siempre enfrentado al de gasto educativo, etc.

En estos tiempos y en los “normales” la escuela inclusiva se construye sobre la participación y los acuerdos de todos los agentes educativos que en ella confluyen, los internos y los externos. Tenemos que lograr una cooperación necesaria entre familia, escuela, gobierno y comunidad: la educación no es exclusiva de las instituciones educativas o en este caso de los docentes para ello debe existir conexión y cooperación entre familia, escuela y comunidad recordando que los docentes tenemos hijos, familia y nos pasan las mismas cosas que a todos.

Todos somos conscientes de que nuestra permanencia física en la tierra es limitada en el tiempo, pero que nuestro sello cultural permanece en la sociedad a lo largo de generaciones y esa permanencia lo da sin dudas la educación.

La educación es una cuestión de toda la sociedad. Quizá sea el momento de confiar en los docentes y responsabilidad pedagógica.

Daniela Leiva Seisdedos, Profesora de Historia

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias