viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº -1962

Información General | 17 may 2020

Por la pandemia de COVID-19

Se derrumba el telón en el circuito under platense

Los principales bares y centros culturales por los que todos los fines de semana transitaban cientos de bandas de La Plata y la región están agonizando.




Todas las personas que de manera directa e indirecta trabajan en el circuito under de música en nuestra ciudad no imaginan una salida fácil de toda esta crisis generada por la pandemia del coronavirus. Muchas ni siquiera proyectan una salida y el panorama es de total incertidumbre porque están jaqueados por esta situación inédita que los obligó no solo a cerrar las puertas, sino a suspender pagos, cancelar servicios y a prácticamente empezar a perder la esperanza de una vuelta que parece cada vez más lejana.

Lo señaló el portal PRIMERA PÁGINA en una nota que publicó este sábado. Allí se menciona: “Tras hablar con los encargados de Pura Vida, Estación Provincial, Casa Unclan, Ciudad Vieja, Guajira, Rey Lagarto, C’Est LaVie y Calle Uno, la sensación que a uno le queda es de tristeza y desolación total. Si algo caracteriza a la capital de la Provincia de Buenos Aires además de los tilos, las diagonales, los estudiantes universitarios y los conductores que estacionan en doble fila, es la proliferación impresionante de artistas que la convierte desde hace décadas en tierra fértil para que se multipliquen las bandas. Bandas que por primera vez en muchísimo tiempo empiezan a preguntarse con seriedad en dónde se va a poder tocar cuando se cierre este capítulo negro que empezó en Wuhan, China”.



Pura Vida, señala PRIMERA PÁGINA, es “el lugar emblema del planeta musical independiente de esta ciudad”, e intenta esquivar el golpe de knock out que ahora, por primera vez en trece temporadas, es verdaderamente amenazante. “Es que la tradicional guarida preferida por todo el movimiento indie que explotó en los últimos años navega en la incertidumbre total”, advierte.

“Nosotros hoy contamos con el único apoyo de la gente de la inmobiliaria y el propietario del lugar, que no nos están exigiendo el pago del alquiler”, expresó Diego Cabanas, ex Flamingo y creador de este espacio en diagonal 78 que les abrió las puertas a todas las expresiones musicales que terminaron forjando un lazo sentimental hasta formar una gran familia.



Diego es un tipo de bajo perfil que hoy se siente arrinconado y con mucha sinceridad se anima a plantear su panorama que claro, es compartido por el resto. “Nosotros venimos peleándola desde hace cuatro años con una situación económica muy compleja, con las clausuras que recibimos y sumado al desastre económico del gobierno de Macri”, recuerda. “No hemos podido acceder a ninguna ayuda y tampoco nadie se ha comunicado con nosotros. Sí infinidad de artistas todos los días nos escriben y nos demuestran su solidaridad y cariño. Eso nos da fuerzas para no bajar las persianas. Tratamos de vivir el día a día para no bajar los brazos”, agrega.

“La situación de Casa Unclan es complicada, no estamos haciendo eventos y tampoco están laburando, por el momento, los emprendimientos que funcionan dentro del espacio”, grafica Lautaro Pugliese, uno de los que lleva adelante el pasillo al fondo de 5 entre 63 y 64, otro de los lugares favoritos del circuito independiente local, en donde también funciona una doble sala de ensayo que por supuesto está en silencio. En la misma sintonía se encuentra Guajira, en donde está todo cancelado desde el 16 de marzo, con todo lo que eso significa. “No podemos afrontar los sueldos de los trabajadores ni los costos de mantenimiento del espacio como alquiler, servicios, seguros y más”, dice Martín Lara, uno de los encargados de este bar en 50 entre 4 y 5 que cuenta con un staff fijo de 17 personas.



En Rey Lagarto, por otra parte, llegaron a decirse puertas adentro que si volvía a ganar Cambiemos no les quedaba otra que cerrar, pero que si triunfaba Alberto Fernández iban a apostar una vez más. Ahora, la pandemia los sacudió más que la trunca lluvia de inversiones y la inconclusa lucha contra las mafias. “La verdad es que nosotros tendríamos que haber cerrado el bar, estamos tapados de deudas y ya veníamos mal desde el Gobierno de Macri. Por eso apostábamos a que este año con el nuevo Gobierno la cosa levante”, expresaron a PRIMERA PÁGINA desde el rincón de 45 entre 8 y 9 que pelea por alcanzar los 10 años de vida. Intentan ser optimistas, pero con los pies sobre la tierra revelan una crisis que parece terminal al no poder afrontar ni siquiera los pagos de los servicios básicos.

La zona más artística de Meridiano V está en la gran esquina de 17 y 71, frente a las viejas vías del tren. Marcos Scarafoni, además de integrar la comisión directiva del Centro Cultural Estación Provincial, está a cargo de Ciudad Vieja, el bar por el que desfila una innumerable cantidad de bandas y artistas desde hace casi veinte años: el 1 de julio se van a cumplir exactamente dos décadas de shows. “Pasamos la crisis de 2001 y la gripe A, pero esto nos golpea mucho más fuerte, no hubo nada como esto, uno está en un lugar de indefensión absoluta”, describe el bajista de La Secta. Enfrente, la cosa no es distinta: “Tenemos que pensar en una redefinición en esta actividad porque los cambios son muy grandes y nada es sustentable. En la Estación ya hay un montón de gastos que no se pueden afrontar, se cortó Internet y muchas otras cosas porque esto es a pulmón y es muy difícil”.



El Centro Cultural posee dos salas -la A y la planta alta – en donde se desarrollan no solo recitales sino espectáculos de teatro, ciclos de cine y demás. Es un espacio con mucha actividad que obviamente quedó totalmente parado, como así también la feria del playón de todos los domingos, en donde participaban alrededor de treinta puestos de artesanos y gastronómicos. “El espacio cumple muchas más funciones aparte de lo que es la artística porque tiene una inserción con la comunidad muy grande: la actividad está totalmente relacionada con el barrio, el vecino, el parque de atrás y muchas cosas más, por eso este parate afecta a una enorme cantidad de gente. Tuvieron que suspenderse todos los talleres, las clases de la escuela de danza, a nivel educativo quedó todo parado. Es inconmensurable la cantidad de gente que está involucrada en este circuito cultural, productivo y económico”, detalla Scarafoni.



En el ámbito de los centros culturales se respira el mismo aire. C’Est LaVie, uno de los más influyentes en la ciudad, se las ingenia para sobrellevar este contexto durísimo intentando innovar con estrategias que le permitan abrir sus puertas algún día otra vez. “Al principio no imaginamos que podía ser tan drástico todo, así que si bien sabíamos que teníamos que pensar algunas cosas para sostener, las charlas sobre el cómo eran más ligeras”, rememora Verónica Cassinelli, una de las cabezas de este acogedor espacio de 55 entre 17 y 18 que hoy hace malabares para sobrevivir: hace poco largaron una membresía anual de socios para que con una cuota mensual de 250 pesos ayuden al sostén. Como retribución, todo aquel que aporte a la causa tendrá beneficios en entradas y descuentos en barra y cocina “para cuando todo esto pase y podamos abrir nuevamente las puertas”.



Calle Uno es uno de los tantos espacios culturales emergentes que intentan alzar la voz en un momento adverso. Ubicados en Barrio Hipódromo frente a las vías del tren en 1 entre 36 y 37, el lugar es una antigua casona restaurada que para la temporada 2020 iba a estrenar una imagen totalmente renovada. Ese es tan solo uno de los planes que el coronavirus dejó en veremos. “El mismo día que se decretó el aislamiento del 15 de marzo tuvimos nuestra última jornada colectiva de refacciones para la semana siguiente empezar con los eventos nocturnos. Claramente los tuvimos que suspender, como también las actividades que ya habían empezado: clases de instrumentos, ensayos y algunos talleres”, enumera Eliana Mele, una de las trabajadoras de este lugar.



C’Est LaVie y Calle Uno son tan solo dos de los numerosos centros culturales platenses que se se ven últimos en la fila de los posibles retornos a una normalidad que nadie sabe cómo ni cuándo va a ser. El primero largó por las redes una rifa – tres tickets de oro para ingresar de por vida a todos los espectáculos, con una excelente repercusión- y ahora van con nuevas ofertas, mientras que el segundo ya está viendo la manera de no perder su tradición y transformar el festival del locro patrio del 25 de Mayo en un delivery de porciones de este típico plato argentino gestionado a través de sus redes sociales. El listado es extenso: En Eso Estamos, La Bicicletería, el popular Olga Vázquez, el Centro Cultural Daniel Favero, Cösmiko, El Espacio, La Gran 7 y tantos otros más.

Uno a uno todos estos lugares deben reinventarse al menos transitoriamente. “La venimos llevando con nuestra gente, con mercadería que teníamos stockeada y que hoy hemos podido colocar a revendedores. Con eso hemos zafado algo del dinero que significa el día a día nada más”, cuentan en Pura Vida, mientras que en Ciudad Vieja “estamos haciendo delivery pero este no es un espacio pensado para eso; es una sala de música en vivo básicamente en la que se hacían más de 30 shows por mes, lo que equivale a más de 30 grupos que están compuestos por mucha gente que labura de tocar, más los técnicos, más la gastronomía del lugar. Todo eso está parado y al ser un espacio netamente cultural donde el lema es la música en vivo, las perspectivas son muy difíciles, sobre todo porque no hay un horizonte. Hay que aguantar”.



“Hay mucha gente que depende de Unclan directa e indirectamente. Por el momento hemos recibido ayuda de subsidios que salieron por esta situación de emergencia y mientras tanto estamos tratando de crear contenido cultural a través de Instagram con entrevistas a distintos artistas”, describen en la casa de calle 5. Por su parte, en el Centro Cultural Estación Provincial continúan trabajando con varios proyectos y reuniones virtuales una vez por semana, paralelamente manteniendo el contacto con la gente a través de las redes. “Hay varias ideas para producir material en todo este contexto, la feria de artesanos, por ejemplo, se está manejando de manera online para seguir teniendo presencia y ocupar el espacio”, comentan en 17 y 71.

Tanto en la sala A de la Estación Provincial como en Ciudad Vieja se presentaron los trámites para conseguir subsidios del Gobierno, teniendo en cuenta que ambos lugares pertenecen al circuito estable de música en vivo del Instituto Nacional de la Música y eso les hace cumplir ciertos requisitos de idoneidad para pertenecer: “De acuerdo a eso podíamos anotarnos en subsidios de emergencias, aunque todavía no se sabe nada. También nos anotamos en el subsidio del Ministerio de Cultura, del Fondo Desarrollar, pero todavía no están los resultados”, cuenta Scarafoni y agrega: “El impacto en Ciudad Vieja es muy grande en lo económico. Es imposible asumir el gasto de la estructura y estamos en una situación verdaderamente crítica, estamos agazapados sin saber cómo vamos a seguir”.



“En Rey Lagarto teníamos la agenda armada para la primera parte de la temporada, nosotros trabajamos con una productora y todo quedó en la nada, la situación es desesperante. Pensamos en hacer delivery pero la verdad es que no sabemos cómo salir adelante”, se resignan en el bar de 45. En Guajira están comenzando por estos días a tramitar la inscripción a un subsidio de Nación. Con el Municipio aún no hubo acercamiento. “Hace quince días iniciamos una campaña llamada Minga que se trata de una fiesta futura, en la que pusimos a la venta entradas anticipadas a través de la plataforma de MercadoPago para que la gente pueda colaborar de esa manera”, cuenta Lara. Es una campaña que tiene como único fin ayudar a los trabajadores del bar. “No contempla los costos de mantenimiento del espacio que afrontaremos cuando nuestra actividad vuelva a activarse con normalidad”, detalla.

En C’Est LaVie, en donde trabajan ocho personas de manera fija, lograron algunos subsidios que les permitieron afrontar una pequeña parte de los gastos diarios. En Calle Uno hay quince personas trabajando diariamente y aún esperan dos cosas: la aprobación de todos los papeles que presentaron para obtener la ayuda económica por parte del Gobierno nacional y poder entablar un diálogo con la Municipalidad. “Por el momento estamos bancando el espacio con fondos que teníamos destinados a las refacciones que estamos haciendo”, revelan.



Nadie sabe qué va a pasar. Ninguno imagina cómo será el futuro cercano y por ende, la reapertura de todos estos lugares en donde fluyen las distintas expresiones artísticas de nuestra ciudad es una incógnita cada vez más grande. En Rey Lagarto no están en condiciones de aventurar algo que hoy no es más que una utopía. En el Centro Cultural Estación Provincial sí intentan gestar cómo será esa salida, suponiendo que algunas de las actividades se podrán llevar a cabo al aire libre. Mientras tanto, adentro se están acondicionando las salas y el espacio en general con la idea de estar preparados para comenzar la actividad ni bien se pueda, “aunque el horizonte lo vemos muy lejano, y además hay que ver cómo afecta el impacto sociocultural en la gente, no solo en el aspecto económico: hay que ver cómo se redefine el tema de los espectáculos en vivo y la gente juntándose”.



“Es difícil poder imaginar el post cuarentena”, dicen en Guajira. “Tratamos de ser optimistas pero también realistas, sabiendo que va a llevar tiempo superar el miedo y que la gente vuelva a sentir la libertad del encuentro y de poder compartir juntos un evento como los que llevamos a cabo en el bar con arte en vivo. Nuestra situación va a ser muy delicada desde lo económico, con muchas deudas que afrontar después de tantos meses sin actividad. Confiamos y creemos que la vamos a superar fundamentalmente con el apoyo de artistas, público y trabajadores”, se esperanzan.

“Sabiendo que los espacios culturales vamos a ser los últimos en poder retomar las actividades, al menos esas que reúnen muchas personas, mucho optimismo no manejamos. Suponemos que la apertura va a ser gradual y en algún momento podremos abrir siguiendo ciertos protocolos, pero lo cierto es que la producción cultural va a salir golpeada y tendremos que pensar pronto para dónde mutamos, porque toda esta situación nos está cambiando”, concluyen en Calle Uno. “Vamos a tener que hacer muchísimos esfuerzos personales y vamos a necesitar el apoyo de toda la comunidad”, agregan sus colegas de C’Est LaVie.



Pura Vida cuenta con un staff estable de entre 10 y 15 personas que se suman a otras 10 o 15 que trabajan eventualmente armando fechas y programando actividades. Además, mucha otra gente vuelca también todo su empeño cada vez que hay un recital sacando fotos, realizando grabaciones en vivo, videos y más. “Es difícil imaginar una reapertura o una vuelta en este contexto tan incierto. Por lo pronto, lo que yo al menos imagino es el día a día del aguante; el contexto es complejo y creo que nuestra actividad va a ser una de las más perjudicadas sin dudas, porque lo que nosotros hacemos son recitales. En nuestros shows la gente está en constante roce, uno al lado del otro, así que la situación es bastante compleja”, analiza Cabanas.

“Nosotros hemos peleado muchas veces, tengo muchas batallas encima pero la verdad que esta es la más difícil. Vamos a ver qué pasa, pero la veo bastante complicada a esta”. La triste reflexión sale de la boca del mentor de Pura Vida y es un baño de realidad que atraviesa a todos por igual. La ciudad que respira arte tiene los pulmones comprometidos esperando el milagro, una señal que transforme a todo este capítulo simplemente en una anécdota horrible que el paso del tiempo deje enterrada para siempre. Fuente: La Movida Platense, 0221, Nova Show, El Día, Impuso Baires y Hoy.

Gentileza: http://primerapagina.info



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