martes 19 de marzo de 2024 - Edición Nº -1931

Información General | 1 ago 2020

Entrevista luego de los operativos

“Estamos en cuarentena pero el hambre también es un mal de salud”, afirman senegaleses de La Plata

En las últimas semanas, el municipio realizó varios operativos contra los vendedores ambulantes de los centros comerciales, la mayoría de ellos inmigrantes senegaleses. El gobierno local denunció penalmente a los “manteros” por supuestas agresiones contra los agentes comunales. “Entendemos que estamos en cuarentena pero el hambre también es un mal de salud”, aseguró a Info BLANCO SOBRE NEGRO uno de los migrantes , Khadim Bamba Leye.


El municipio inició una nueva tanda de operativos contra la venta ambulante en los principales centros comerciales de La Plata. Durante los procedimientos se produjeron momentos de tensión ya que los “manteros” intentaron evitar el decomiso de toda su mercadería. El gobierno local decidió realizar denuncias penales por supuestas agresiones contra los inspectores.

“En estos días hubo muchos operativos, mandaron a la policía y a muchos compañeros les sacaron sus cosas. Los chicos lo único que hacen es trabajar porque no reciben ayuda de nadie desde el inicio de la cuarentena”, aseguró a Info BLANCO SOBRE NEGRO Khadim Bamba Leye, un inmigrante senegalés que llegó a La Plata hace siete años.

La problemática de la venta ambulante se acrecienta año a año. Las asociaciones de comerciantes locales reclaman que el municipio haga cumplir las normativas para evitar lo que consideran una “competencia desleal”. En tiempos de pandemia, con facturaciones casi nulas, el malestar fue creciendo.

Desde la comunidad senegalesa explican que no tienen otra alternativa que salir a trabajar. “No podemos estar encerrados sin ayuda de nadie porque tenemos que pagar el alquiler y comprar alimentos. Entendemos que estamos en cuarentena pero el hambre también es un mal de salud”, expresó Bamba Leye.

“Ahora está muy complicado, estamos sobreviviendo. Hay noches que no vamos a acostar con la panza vacía y al otro día vemos cómo conseguir algo para comer. La gran mayoría de los compañeros no pudieron cobrar los 10 mil pesos del IFE. Ni siquiera los que tienen la nacionalidad hecha”, relató.

Y reprochó: “Ahora quieren hacer allanamientos en las casas de los compañeros para sacarles toda la mercadería. Es una locura, nos persiguen como si fuéramos delincuentes. Un diario sacó una nota en la que nos involucra con los narcos, la verdad que no sé qué tienen en la cabeza”.

“Nosotros venimos de un país donde sufrimos muchas cosas pero nos enseñaron que, pase lo que pase, en la vida se debe mantener la dignidad mediante el trabajo. Podemos pasar días comiendo arroz con leche pero jamás se nos cruzaría en la cabeza hacer cosas que no corresponden como salir a robar o vender drogas”, aclaró Leye.

Khadim Bamba Leye fue durante muchos años vendedor ambulante hasta que en 2017 consiguió trabajo formal como obrero de la construcción en la UOCRA. Esa oportunidad se cortó con la intervención del gremio y ahora se gana la vida como peleador e instructor de artes marciales mixtas.

“Los chicos venden cosas que se compran en este país, en el barrio de Once. Nosotros no elegimos la calle, si nos ofrecen otro trabajo lo aceptamos con mucho gusto pero la realidad es que en el país no hay oportunidades ni siquiera para los que nacieron acá. En 2017 y 2018 mucho de los chicos habían dejado la calle y estaban trabajando en las obras de La Plata, con obra social y todo en blanco”, remarcó Leye.

En La Plata hay alrededor de 300 senegaleses. Aunque no todos tienen documentos, la gran mayoría cuenta con papeles precarios que los habilitan para trabajar en blanco en el país. “Con la UOCRA yo trabajé en Techint, en ABSA y en YPF. Siendo sincero, el único que nos dio una mano fue el ‘Pata’ Medina”, aseguró.

“Hay gente que dice que somos una mafia pero es una absoluta mentira. Cada uno de nosotros somos responsables por nosotros mismos y trabajamos para ayudar a nuestras familias. Si nos ponemos de acuerdo para no vender todo lo mismo y entre nosotros nos ayudamos porque hay chicos que no saben decir ni una palabra en castellano”, explicó.

Y concluyó: “Nadie se va a resignar a morir de hambre por eso vamos a seguir saliendo a la calle a trabajar. El intendente nos prometió que abriría una feria para que nosotros podamos trabajar pero resultó ser un negocio en el que piden una fortuna por puesto. Los compañeros no pueden acceder en esas condiciones”.

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