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Información General | 30 ago 2013

Luego de que estallara el escándalo

En IOMA los empleados no se sorprendieron y hubo alegría por el avance de la causa

A pesar del alto impacto mediático que causó la orden de detención de diez platenses por una millonaria estafa a la obra social IOMA, consistente en sobrefacturaciones y facturaciones truchas de medicamentos oncológicos, entre los funcionarios y empleados de la obra social la noticia era esperada de un momento a otro.


La manifiesta corrupción que reinaba en IOMA desde hace tiempo era vox populi entre los prestadores y empleados de la obra social. La causa que ayer tomó estado público data de 2007 y era ampliamente conocida en el organismo, e incluso venía causando cierto malestar “por el cerco mediático que la silenció como noticia”.

Es que IOMA gasta ingentes recursos en publicidad en medios locales y nacionales. Hace años, desde la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de esa repartición habían denunciado irregularidades que alertaban sobre esta situación.

Por ejemplo, la Junta Interna de dicho gremio había denunciado años atrás la presencia diaria de una persona que trabajaba para el comité de la industria farmacéutica CAMOyTE (Centro de Autorización de Medicamentos Oncológicos y Tratamientos Especiales) y hacía las veces de operador, incluso con oficina y escritorio de trabajo.

La presión de los trabajadores finalmente logró que esa persona abandonara la oficina, pero se lo seguía viendo circular por los pasillos del edificio de calle 46, según afirman los empleados.

Las denuncias realizadas por algunos de ellos resultaron un boomerang que consagró aún más la impunidad. “Una mujer, por haber presentado una nota interna advirtiendo sobre las irregularidades que ahora toman estado público, fue trasladada a la oficina de atención al afiliado que tiene IOMA en Astilleros Río Santiago, a modo de castigo y de advertencia para el resto”, cuentan trabajadores de la obra social que temen revelar su identidad.

Es que era tan conocida la injerencia de este grupo de operadores, y tan abierta su metodología para actuar que nadie, ni auditores de carrera, empleados de planta, prestadores ni usuarios sospecharon que la causa iba a avanzar en forma positiva.

Ayer, el fiscal Jorge Paolini emitió un dictamen donde se relata: “Desde 2007 al menos tres de las personas aquí investigadas con funciones en el IOMA, asumiendo distintos roles, procedieron a falsificar trámites de solicitud de drogas oncológicas de altísimo valor, valiéndose para ello de los datos correspondientes a distintos afiliados de la obra social, que efectivamente padecían esa patología y que por ello estaban comprendidos dentro del Plan Meppes (medicamentos para patologías especiales)”.

Y agrega: “Los funcionarios de IOMA, se encargaban de cargar y posteriormente aprobar los trámites de solicitud de provisión de medicamentos oncológicos, valiéndose para ello del acceso al sistema y a los datos de distintos afiliados ya incorporados al plan Meppes por presentar patologías oncológicas, algunos de ellos ya fallecidos al tiempo de iniciación del trámite”.

En otra parte del dictamen, se especifica: “A su turno, y cumpliendo con el primer tramo de la maniobra (emisión de la orden de provisión), el otro grupo de integrantes de la asociación ilícita, integrado por los dueños y allegados a las farmacias “Ravassi y Moyano”, recibían el medicamento y lo entregaban a terceras personas distintas de los afiliados a cuyo favor saliera la provisión, a sabiendas de tal circunstancia y pese a que en muchos casos las recetas carecían de la firma del médico prescriptor y del troquel de la droga. Finalmente, un tercer grupo de personas, se encargaban del retiro del medicamento (por interpósita persona en su mayoría) y su posterior comercialización por fuera del circuito legal”.

Los detenidos son Marcelo Pergiacomi, ex candidato a presidente de Estudiantes, Marcelo Masaccesi, Guillermo Hernández Plata, Gustavo Enrique Ricetti, Víctor Hugo Shama, Andrea Fabiana, Guillermo Ariel Heintz, Luis Alberto Barreiro, Marcela Alicia González y Leonardo Paci,

Hoy hubo alegría en las oficina de IOMA, pero no festejos. Se sabe que la Justicia es lenta, y, recuerdan los empleados más antiguos, “los acusados son defendidos generalmente por importantes y costosos estudios jurídicos, que la mayoría de las veces han logrado la libertad de sus defendidos”.

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