viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº -1962

Información General | 31 ago 2013

Opinión

Lo importante es saber a dónde vas, pero no te olvides de dónde vienes

Salir del infierno significa, ni más ni menos, que nos encontramos en el mismísimo averno. También nos habilita a pensar que fácil no ha de ser. En el 2003, un patriota esclarecido condujo al pueblo de la Nación y logró sacarnos del noveno círculo, el que El Dante describe como el de los traidores. Desde ese lugar abismal Néstor nos condujo con liderazgo y amor. Sí, AMOR y con mayúsculas. Porque sólo el amor encarnado en la justicia puede parir la justicia social.


Por Leo Benaglia

La justicia social nos permitió entonces unirnos y organizarnos para mancomunadamente poner de pie la Nación. Esa misma que, aún saqueada y desbastada, nos abrazó y sostuvo hasta que el 19 y 20 de diciembre de 2001 ganamos la calle para sostenerla. Porque nos gusta Justa, Libre y Soberana. Por eso, cuando Néstor nos habló supimos que no dejaba sus convicciones en la puerta del Congreso; como tantas veces había sucedido.

Sí, Néstor puso el hombro y sostuvo sobre sus espaldas la credibilidad institucional, nos devolvió la alegría y la esperanza. Con ellas estamos construyendo la Nación para todos y todas. En el camino que comenzáramos desde el mismísimo imperio de Lucifer. Allí donde el azufre nos penetraba los huesos nos había arrojado el neoliberalismo.

Nos pusimos de pie y comenzamos una tarea laboriosa, que nos llevó una década. Ahora estamos en el principio del camino. De un nuevo camino que nos conduzca al crecimiento y la reconciliación. Donde la política sea la herramienta de construcción y no la variable con la que coaccionan al pueblo.

El noveno averno, a nuestras espaldas. El costo de la tarea, alto. Néstor pasó a la inmortalidad. La marcha es ardua. Se ha hecho tanto, que lo que falta sólo se explica en el contraste con el devastador proceso de desinversión nacional que se inaugurara el 24 el marzo de 1976.

Otro escenario, pero el mismo Río de la Plata. Otro tiempo, el mismo dilema; el pueblo trabajando en la construcción de sus derechos, esa es la lucha. Por otro lado el anti-pueblo enfrentando los derechos sociales desde sus privilegios de oligárquicos.

La propiedad privada contra la dignidad humana. La codicia frente a la generosidad. La oscuridad frente a la luz.

Así llegamos a la reelección de Cristina. Contundente, sólida, esperanzadora. Con cierta carga de tributo al conductor.

El anti-pueblo y sus socios buitres, especuladores internacionales de guante blanco y perfume caro. Nos quisieron birlar la Fragata Eva Perón por segunda vez en el puerto de Gana. Ahora pegan de nuevo, otra vez quieren apoderarse de lo nuestro.

Quieren que los jubilados tengan retiros miserables, que los hospitales colapsen y la sociedad se convulsione. Estamos saliendo. Pero no salimos. La tarea está en plena marcha, la reconstrucción del tejido social.

Para desde allí desarrollar y diseñar la estructura productiva suficiente y necesaria para que sea soberana. Porque sólo la patria soberana en su estructura no cupe la pobreza. Porque combate la riqueza. Verdadero exceso que distorsiona los vínculos en los que se construye la sociedad.

Si la pobreza es estructural, habrá que modificar la estructura y clausurar la puerta del infierno con una estructura que permita el pleno desarrollo del modelo.

El 2013 cierra una década pero inaugura otra: la década por construir, que sin duda encuentra basamento en esta década próxima pasada, ganada. En treinta años de democracia recuperada de los golpistas es la primera vez que tenemos previsibilidad progresiva, que podemos pensar para dónde crecer. En lugar de estar pensando cómo dejar de caer en el pozo de la desocupación y el decrecimiento económico.

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