jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº -1940

Información General | 18 may 2014

La tasa de resistencia llega al 54% en alguno

La OMS anuncia una "era postantibióticos" con infecciones comunes potencialmente mortales

Aunque hace años que las autoridades sanitarias mundiales vienen alertando del peligro que suponen las bacterias resistentes a los antibióticos, es la primera vez que la Organización Mundual de la Salud (OMS) hace un llamamiento tan serio: "El mundo está abocado a una era postantibióticos en la que infecciones comunes volverán a ser potencialmente mortales".


La declaración lleva la firma del subdirector general de la OMS para Seguridad Sanitaria, Keiji Fukuda, quien ha hecho este llamativo aviso coincidiendo con la presentación en Ginebra del primer atlas mundial sobre resistencia a los antibióticos.

Un atlas con datos de 114 países en los que se pone de manifiesto que no hay una sola región del planeta libre de esta amenaza.

Infecciones urinarias, neumonías, heridas y suturas quirúrgicas, diarreas, gonorrea y otras enfermedades de transmisión sexual… No hay apenas una familia de infecciones comunes que se libre de las cepas que han dejado de responder a los antibióticos más usados en los hospitales, como los carbapenémicos, las fluoroquinolonas, las cefalosporinas o la meticilina.

Aunque el informe no se refiere únicamente a bacterias y habla de microbios en general, virus, parásitos y hongos que han dejado de responder a los tratamientos antimicrobianos. De hecho, ocupan un lugar destacado en las preocupaciones de la OMS la tuberculosis y la malaria, dos enfermedades en las que el aumento de las resistencias está poniendo en serio riesgo el objetivo de controlar ambas pandemias.

En el terreno concreto de las bacterias, el documento, de más de 250 páginas, se centra en las siete más habituales, de las que analiza la frecuencia con la que han dejado de responder al tratamiento de primera línea a lo largo y ancho del planeta.

Como Klebsiella pneumoniae (una bacteria a la que son especialmente vulnerables los pacientes ingresados en las unidades de cuidados intensivos), con una tasa de más del 50% de resistencias a los cefalosporinas de tercera generación en las seis regiones de la OMS analizadas.

También son varios los países en los que se han detectado resistencias a las cefalosporinas de tercera generación para el tratamiento de la gonorrea causada por Neisseria gonorrhoeae (Australia, Canadá, Francia, Japón o Reino Unido, entre otros).

Mientras que en varias regiones, la resistencia de las bacterias Escherichia coli a fluoroquinolonas y cefalosporinas de tercera generación, los dos fármacos más importantes contra este patógeno, afecta ya a la mitad de los pacientes.

Otro de los reyes de las infecciones hospitalarias es el Staphylococcus aureus, una bacteria cuyas resistencias a la meticilina aumentan un 64% el riesgo de mortalidad del paciente.

Además, como recuerda la OMS, el problema de las resistencias es que prolonga la estancia en el hospital (lo que a su vez aumenta el riesgo de nuevas infecciones) y encarece entre tres y cuatro veces más el tratamiento, ya que la mayoría de antibióticos que se usan en segunda y tercera línea (cuando la primera alternativa no funciona) son significativamente más caros (y a veces no son por vía oral, lo que complica el tratamiento).

Aunque todos estos porcentajes son algo inferiores en los países europeos, el ‘Viejo Continente’ no se libra de esta plaga moderna y España no es una excepción. De hecho, como admite el doctor Rafael Cantón, vicepresidente de la Sociedad Española de Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), España tiene unas tasas de resistencias algo superiores a nuestros vecinos del norte de Europa, “aunque se están haciendo grandes esfuerzos y en algunos casos hemos mejorado mucho en los últimos años”.

La OMS explica que la aparición de resistencias entre los microbios que atacan al ser humano es un proceso natural, que permite a los patógenos ir evolucionando.

Sin embargo, algunas actividades humanas, encabezadas por el mal uso de los antibióticos (tanto en humanos como en agricultura), agravan esta situación. La falta de sistemas de información, vigilancia y coordinación adecuados en los estados, las carencias en métodos diagnósticos adecuados y las malas prácticas preventivas o de higiene en los hospitales también contribuyen a este preocupante panorama mundial.

De hecho, añade el doctor Cantón jefe del servicio de Microbiología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, en España “ha existido durante mucho tiempo la mentalidad de que el mal uso de los antibióticos no tenía consecuencias, y aunque no podemos decir que estemos en una situación incontrolable hay preocupación en el Ministerio de Sanidad y la Agencia Española del Medicamento está trabajando en un plan coordinado con las comunidades”.

También han querido pronunciarse ante el informe desde Médicos Sin Fronteras, cuya directora médica de la Campaña de Acceso a Medicamentos Esenciales, Jennifer Cohn, ha señalado la gravedad de este problema “en nuestras operaciones sobre el terreno, desde los niños y niñas ingresados en nuestros centros nutricionales en Níger a los pacientes de nuestras unidades de cirugía y trauma en Jordania”.

A su juicio, este informe debe ser “una llamada de atención” para que los países mejoren su vigilancia, “de lo contrario nuestras acciones son solo un disparo en la oscuridad”.

También ha reclamado nuevos incentivos para que la industria desarrolle nuevos y asequibles antibióticos, “que no dependan de las patentes ni de precios altos y que se adapten a las necesidades de los países en desarrollo”.
(El Mundo)

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