viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº -1962

Información General | 22 may 2014

OPINIÓN - UDOCBA

El rol del Estado en los casos de violencia en la escuela

La violencia instalada en nuestra sociedad constituye un fenómeno complejo y diverso, y la escuela no es más que un reflejo del mismo


Desde nuestra organización venimos advirtiendo que la escuela pública no puede ni debe contener todo el conflicto social, y que el docente se encuentra en un estado de indefensa absoluta al tiempo que las autoridades le exigen que actúe como mediador y hasta policía en contextos de extrema violencia.

Habiendo transitado un largo camino que arranca con la pérdida de estima de la autoridad del maestro, estamos ahora frente a casos en los que el docente o bien es salvajemente agredido por los padres o hasta debe arriesgar su propia vida para defender a sus alumnos y evitar verdaderas tragedias en el ámbito escolar.

El aula se ha transformado es una suerte de “ring” donde se dirimen los problemas más acuciantes de la sociedad como la pobreza, las familias desintegradas, las adicciones, el abandono de la tarea educativa por parte de los padres, y al docente sólo le resta interpretar el rol de árbitro.

Estamos convencidos que el Estado debe generar instituciones intermedias, que sean de tipo educativo y con especialistas autorizados para contener y encauzar casos de violencia extrema.

No se esconden los problemas haciendo como si no existieran. Ni se “incluye socialmente” a un alumno solamente porque se le permita asistir a clases en un establecimiento donde ni siquiera están garantizadas las condiciones de infraestructura apropiadas ni un comedor que brinde una comida con verdadero valor nutricional.

Hay que proteger el ámbito educativo en la escuela pública para que se pueda enseñar y aprender. Se necesitan entornos seguros de aprendizaje y tanto la decisión como las condiciones socio-económicas para fomentarlos están en manos del Estado. No se trata de sobrecargar al docente ni de exigirle cualidades “heroicas”. Se trata de valorar su rol desde todos los ámbitos y de acompañarlo sin hipocresías, ni eufemismos, ni minimizando el conflicto social que tanto impacto está causando en el aula.

“Los docentes por si solos no pueden impedir la violencia en la escuela. La comunidad escolar en su conjunto debe reunirse para elaborar de común acuerdo un mensaje firme y claro (…) cuando todo el mundo sea consciente de las diferentes maneras en las que se produce la violencia, las personas a las que afecta y sus consecuencias, será mucho más fácil encontrar soluciones"

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