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Información General | 24 may 2014

El primer paso de la revolución comunicaciona

Hace 170 años, Morse probaba con éxito su gran invento: el telégrafo

El 24 de mayo de 1844 nacía la primera forma de comunicación eléctrica


El 24 de mayo de 1844, Samuel Morse transmitió el mensaje que se haría famoso: “¿Qué nos ha traído Dios?”, una cita bíblica. La frase fue enviada desde la cámara de la Corte Suprema en el sótano del Capitolio en Washington hasta Baltimore, Maryland.

El telégrafo es un dispositivo que utiliza señales eléctricas para la transmisión de mensajes de texto codificados, como con el código Morse, también desarrollado por Samuel, mediante líneas alámbricas o radiales. Este dispositivo se convirtió en la primera forma de comunicación eléctrica y trazó el camino a todos los inventos que luego revolucionaron el mundo.

El inventor estadounidense era un ferviente líder del movimiento anticatolicismo y antiinmigrante de mediados del siglo XIX. En sus años de estudiante descubrió su vocación por la pintura y decidió dedicarse a ella, pero también le atraían los recientes descubrimientos y experimentos respecto a la electricidad. Cuando estudiaba en Yale aprendió que si se interrumpía un circuito se veía un fulgor y se le ocurrió que esas interrupciones podían llegar a usarse como un medio de comunicación. Esta posibilidad le obsesionó.

A partir de 1830, abandonó la pintura y se internó en la tarea de construir un telégrafo práctico para poder despertar el interés del público y del gobierno. El 24 de mayo de 1844 hizo la primera demostración pública y conmovió a la comunidad científica. Con su invento, Morse ganó una gran fortuna con la que compró una extensa propiedad, y en sus últimos años se dedicó a hacer obras filantrópicas y donó dinero a asociaciones misioneras y de caridad.

El telégrafo de Morse se difundió rápidamente en las dos décadas siguientes. Morse no dio crédito alguno a su colega Alfred Vail por los potentes electroimanes utilizados en su telégrafo. El diseño original de Morse, sin los dispositivos de Vail, sólo funcionaba a una distancia de 12 metros.

Para 1850 el telégrafo eléctrico se había extendido por toda la América del Norte, a Inglaterra y a muchas partes de Europa. Aunque los alambres aéreos tuvieron mucho éxito en la tierra, siempre se detenían abruptamente a la orilla del océano. Primero se instaló un cable en el Estrecho de Davot, distancia más corta entre Francia e Inglaterra, solo con los extremos protegidos en tubos de plomo. Pero las señales eran confusas y pronto la línea se cortó. No se sabía que el cable altera sus propiedades cuando está sumergido. En 1851, se colocó a través del canal un cable acorazado que tuvo mucho más éxito que su predecesor. En un breve espacio de tiempo se extendió por el lecho del mar Mediterráneo una red de cables submarinos que unía a Europa con África y las islas intermedias. Luego se avanzó en la instalación de un conector que atravesara el océano Atlántico.

El 5 de agosto de 1858 el primer cable submarino trasatlántico unió los continentes a través de Irlanda y Terranova. Once días más tarde, un mensaje de saludos de 99 palabras de la reina Victoria de Inglaterra al presidente Buchanan de los Estados Unidos empezó a pasar por las líneas. Fue completado 16 horas más tarde. Sin embargo, el cable falló menos de un mes después. Cerca de dos millones de dólares de capital privado quedaron hundidos en las profundidades del Atlántico.

8 años después, los dos fabricantes de cables de Inglaterra se unieron y se diseñó un cable nuevo y mejor protegido. Era dos veces más pesado y tenía un centro conductor tres veces más grande que el cable anterior. Con la unión de los extremos de los dos cables en Terranova, llegó a existir un circuito submarino de más de 6.400 kilómetros. Se enviaron señales claras a través de esta distancia. Desde ese tiempo, la comunicación entre los dos continentes nunca ha cesado por más de unas cuantas horas.

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