jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº -1968

Información General | 1 jul 2014

OPINIÓN

Cachivache policial

Nota de opinión escrita por Esteban Rodríguez Alzueta, docente e investigador de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Autor de "Temor y control. La gestión de la inseguridad a través del delito"


Como dijo Panigasi, ese personaje que resumía la bestialidad argentina, y que bien encarna el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”. La diferencia entre el proyecto de creación de las policías locales del diputado de Nuevo Encuentro, Marcelo Saín, y el proyecto que en su momento había bocetado el Ministro de Seguridad, Alejandro Granados, es la diferencia que hay entre el agua y el aceite.

Los hechos son conocidos: La semana pasada, el Frente Renovador se negó por quinta vez, junto a la UCR, a tratar el proyecto que creaba la Policía Local. Scioli se enojó, y dijo, al mejor estilo menemista, que salteaba la discusión parlamentaria. Se sabe, en el marco de una demagógica “emergencia securitaria”, vale todo. Cualquier parecido con la década de los ’90 es pura coincidencia.

En efecto, el gobernador dispuso ayer por decreto la creación de las Policías municipales para los distritos que tengan más de 70 mil habitantes. El decreto instruye al Ministro de Seguridad, a la creación de la Superintendencia de Seguridad Local, en ejercicio de las facultades que le confiere la Ley provincial de Policías, la que deberá dar forma y un marco a la Policía Municipal.

Desconocemos todavía cuál será el contenido, pero ya estamos sabiendo, por declaraciones del entorno al gobernador, que el modelo que se tendrá en cuenta es el proyecto original esbozado por los “asesores” de Granados en la materia, es decir por el Jefe de la Bonaerense, Hugo Matzkin, y la esposa de éste.

Se trata de un proyecto que presenta varias diferencias con el proyecto de consenso elaborado por Saín, que desvirtúan completamente el sentido y la finalidad que se deparaban para las Policías Locales. Repasemos, entonces, algunas de ellas.

Uno: el proyecto de Granados, permitía el doble comando, se habilitaba la coexistencia y superposición de dos policías. Es decir, la Policía Local iba a convivir con la Policía Bonaerense. Si lo que se buscaba era sacar a la Bonaerense del territorio, con el proyecto de Granados, estaba claro que se la quería dejar en el territorio regulando el delito, haciendo “caja”.

Dos: se desnaturalizaba la función de la Policía Local. En el proyecto de Granados, la Policía Local era una suerte de comodín que además de prevención iba a asumir otras tareas, como por ejemplo, regular el tránsito vehicular, custodiar edificios y funcionarios, estar en las manifestaciones, defensa civil, etc. En el proyecto de Sain se dejaba expresamente en claro su rol profesional: la prevención del delito. Punto. El resto se cargaba a la cuenta de la Bonaerense o de los inspectores municipales.

Tres: El proyecto de Granados, a diferencia del proyecto de Sain, no preveía controles externos. Es decir, como sucede actualmente con la Bonaerense, la Policía Local se controlaría a sí mismo.

Cuatro: La formación y capacitación se cargaba a la cuenta de la Vucetich y las 25 escuelas descentralizadas. O sea, la Bonaerense estaría capacitando a los nuevos agentes. En el Proyecto de Sain, los intendentes iban a crear un nuevo Instituto y hacer convenios con universidades nacionales para la instrucción de los futuros agentes de la Policía Local.

Cinco: Las policías locales, en el proyecto de Granados, tenían las mismas atribuciones discrecionales que la Bonaerense para detener por averiguación de identidad. En el proyecto de Sain, esta atribución era una competencia de las autoridades judiciales regulada por los códigos de procedimientos procesales.

Seis: Los efectivos de la Policía Local, al igual que los agentes de la Bonaerense, debían estar armados las 24 hs. Como dijo Massa, un policía sin armas es un “grupo boys scouts”. En el proyecto de Sain, el policía es un trabajador que debe llevar su arma sólo mientras desarrolla su tarea.

Siete: En el proyecto de Sain, la conducción y responsabilidad de la Policía Local recaía en el Intendente. En el proyecto de Granados, los intendentes “participarán en su coordinación” y podrán pedir al Ministerio de Seguridad el nombramiento de un jefe policial así como solicitar su separación del cargo. O sea, la Bonaerense pasa a dirigir dos policías.

En definitiva, el decreto es otro triunfo de la Bonaerense, expresión de su capacidad para entornar a los funcionarios y muchos intendentes con los que mantienen acuerdos económicos. Se sabe: la Bonaerense cuando regula el delito, recauda para la corona también, para financiar el clientelismo que sostiene el juego de muchos barones del Conurbano.

La Policía Municipal, durará lo que quiera la Bonaerense. No pasará mucho tiempo para que empiece a caminar y pudrirle el territorio, y cuando eso suceda, la Bonaerense habrá absorbido a esa fuerza. Eso sí, el responsable será otra vez el gobernador. Los intendentes y concejales habrán preservado su inmunidad política, pero continuarán metiendo las manos en la lata.

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias