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Información General | 9 jul 2014

De "El Mundo"

Ayer, Goycochea, hoy, Romero: héroes inesperados del Argentinazo futbolero

El divo tiene una deuda. Es con la némesis de lo que representa, con un portero suplente en su equipo, el Mónaco, discutido, presentado como el talón de Aquiles de Argentina. Sergio Romero hace posible que Leo Messi persiga su sueño hasta Maracaná, donde se encontrará con Alemania en una final que reproduce la de 1990, cuando un Maradona ajado por las lesiones se dejó el alma sin premio frente a una apisonadora. La 'barra brava' grita, canta, clama por ese espíritu por todas partes, como lo hicieron bajo el diluvio en Sao Paulo, porque ahora lo ve representado en su nuevo mesías, aunque, ayer, visitiera de amarillo.


Romero detuvo el primer lanzamiento a Vlaar y Messi marcó el primero de la tanda albiceleste. La duda cambiaba de bando después de un partido marcado por la táctica y el miedo, con chispazos, sólo eso, de Messi y Robben. Van Gaal no quiso utilizar esta vez la misma jugada de póker y mantuvo a Cillessen bajo palos. Pese a su buen partido, no detuvo ninguno de los cuatro que únicamente necesitó su rival. Holanda deja Brasil en semifinales, con un tanteo histórico a la campeona en el debut, pero también lejos del juego que la llevó, al menos en dos ocasiones, más lejos. Hubo una más. La historia le debe un Mundial. El presente, no.

En Sao Paolo, Van Gaal regresó a los cinco defensas con los que empezó contra España. Entonces dijo que la intención era ofrecer seguridad a un equipo joven, inexperto. A esa circunstancia se añadía la presencia de Messi. Kluivert y Messi se saludaron en el tunel del Arena Corinthians como quienes tienen un pasado en común, pero no coincidente. No obstante, del argentino no hace falta tener una radiografía. Es ya un bien universal, como las viejas canciones. Para sentirse completo, sólo le falta un título. El domingo es su día. Alemania exigirá que sea distinto al de Sao Paolo.

La línea de cinco tienen algunas trampas, como es la presencia de Kuyt, reconvertido en lateral circunstancial. Es un chico para todo y un futbolista incombustibe. Por delante de la defensa, De Jong, el jugador de la patada de Kung-fu a Xabi Alonso, muy pegado a sus centrales. Semejante acumulación en el primer tercio de campo, deja escasas opciones para poblar el resto. Apenas dos centrocampistas naturales y un enlace, Sneijder, a la espera de conectar con Robben y Van Persie. Si eso sucede, el peligro es descomunal, pero realmente con muy poco trámite previo, con escaso fútbol. Holanda, en realidad, se decodificaba en dos líneas.

Alejandro Sabella había estado en la tentación de regresar, asimismo, a la fórmula con la que empezó el Mundial. Finalemente, no lo hizo, para beneplácito de Messi. Lavezzi volvió a ser el sustituto del ‘tocado’ Agüero, que entró avanzada la segunda mitad, y Enzo Pérez ocupó el lugar de Di María. Es difícil suplantar la capacidad de agitación del ‘Fideo’, pero su recambio contribuyó con la energía y verticalidad necesarias para darle a Argentina ventajas en la iniciativa. Es justo lo que Messi quiere y necesita. Mientras, anda por el terreno de juego, como el depredador que se desgasta lo mínimo. En Sao Paulo, por momentos, fue eso, un caminante.

El primer botín que ofreció Enzo al barcelonista fue una falta en la zona más erógena para el delantero. Lanzó por el hueco de la barrera y la portería dio la primera buena noticia para Holanda. Cillessen, el arquero sustituido en los penaltis frente a Costa Rica, estaba firme. Por si había dudas, arriesgó con el pie, incluso para regatear a Higuaín. Lo repetería sobre Agüero. Crecía su confianza, pero camino del cadalso.

Ante una Holanda tan replegada, sin presión sobre la salida de la pelota del rival, fue fácil para la albiceleste dominar en el centro del campo, aunque sin gran capacidad para filtrar balones que superen piezas. Por mucho que haya alcanzado las semifinales, no tiene ese tipo de futbolistas. A Messi le falta Iniesta, para ser claros. Por ello, da un paso atrás, espera a recibir en la zona de los mediapuntas y desde ahí iniciar su eslalon. Holanda, en cambio, sí tiene un jugador para situar en ventaja a sus delanteros. Es Sneijder. El problema es que, donde habita, tiene escasos socios en las combinaciones. Lo hizo una vez, de espuela, para lanzar a Robben, en la agonía del choque, pero Robben se enfrento al espejismo de Casillas hace cuatro años. Era Mascherano.

El jefecito, el capitán sostuvo a Argentina cuando Van Gaal cambió a De Jong por Clise, los holandeses se encontraron en los medios y los espacios deataron a Robben. De menos a más, Holanda se desplegó, progresaron Kuyt y Janmaat y los argentinos hubieron de replegarse. Era en ese momento cuando Van Gaal tomó una decisión de entrenador. Retiró a Van Persie, mermado físicamente tras una gastroenteritis, y alineó a Huntelaar. La opción de Krul estaba descartada. Ahora no es momento de decir si e equivocó.

La entrada de Agüero por Higuaín, controvertida, no dio más profundidad al rival. Tampoco Palacio, tierno en el mano a mano que podría haber evitado la tortura de los penaltis. Sabella se maldecía. Mascherano le dijo entonces a Romero: “Hoy es tu día, tu día”. Messi, más que ninguno, lo agradeció. Tiene una deuda.

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