martes 23 de abril de 2024 - Edición Nº -1966

Información General | 12 jul 2014

Vida, obra, legado y críticas a este prócer d

Hace 91 años nacía en La Plata el doctor René Favaloro

Su infancia humilde en El Mondongo. Su vida como médico rural. Su genialidad y su esfuerzo por una medicina al servicio del pueblo. Su tormentosa relación con el poder. Su desesperación y su trágico final.


René Gerónimo Favaloro nació un 12 de julio de 1923 y vivió una infancia humilde en el barrio El Mondongo junto a su padre carpintero y su madre una modista. Siempre estuvo comprometido con el conocimiento, gracias en parte a su abuela materna, quien le transmitió su amor por la naturaleza y la emoción al ver cuando las semillas comenzaban a dar sus frutos. A ella le dedicaría su tesis del doctorado: “A mi abuela Cesárea, que me enseñó a ver belleza hasta en una pobre rama seca”.

En los potreros aprendió a amar el fútbol, y se hizo un hincha fanático de Gimnasia y Esgrima La Plata. Siempre estudioso, fue un alumno aplicado que hizo de la autodisciplina una filosofía de vida.

En 1949 se graduó como médico en la Universidad Nacional de La Plata para luego cumplir con su anhelo de ejercer su profesión en algún pueblo del interior. Por eso, un año después se radicó junto a su novia de la infancia y esposa en Jacinto Aráuz, un perdido pueblito de La Pampa, donde se interiorizó sobre las profundas necesidades sanitarias del pueblo.

Austero, vivió con su mujer en una vieja casa. En su libro Recuerdos de un médico rural, cuenta: “En ella empezamos a organizar eso que llamamos clínica y que, en verdad, era sólo un centro asistencial adecuado a las necesidades de la zona”.

Dos años después de la radicación de Favaloro en La Pampa, llegó su hermano, también médico, y con grandes sacrificios armaron una sala de cirugía. Empecinados, trabajando más de 12 horas por día, los dos hermanos pudieron por fin comprar un equipo de rayos X. Escribía, “Todo lo que ganábamos lo invertíamos para agrandar y mejorar la clínica. Jamás compramos una sola hectárea de campo en Jacinto Aráuz.”

Pero su destino no era el de ser un buen médico rural, y decidió buscar otros horizontes y profundizar su especialización en la medicina. Así, viajó a los Estados Unidos, a la Cleveland Clinic, para acrecentar sus conocimientos en cardiología. Allí permaneció durante 10 años, dedicándose a la investigación y a la práctica de modernas técnicas quirúrgicas.

Llegaría así su gran y trascendental aporte a la cirugía cardiovascular: la técnica del bypass, una técnica de cirugía directa de revascularización miocárdica que desarrolló personalmente y que consis¬tía en salvar las obstrucciones en los vasos sanguíneos al construir un puente entre dos venas o arterias.

La primera operación la hizo con una técnica personal y distinta a las que se utilizaban en ese momento: reemplazó el trozo de arteria coronaria dañado por una porción de vena safena.

En 1992, The New York Times lo consideró un “héroe mundial que cambió parte de la medicina moderna y revolucionó la medicina cardíaca”. El diario estadounidense no exageraba: Favaloro realizó 13.000 by-pass hasta sus 69 años, cuando decidió dedicarse íntegramente a la enseñanza.

Su paso por la célebre Cleveland Clinic y sus hallazgos científicos, le dieron un prestigio internacional que su modestia trataba de atenuar. Es larga la lista de distinciones internacionales que recibió. Pero la que más lo emocionó fue cuando en 1980 la Universidad de Tel Aviv lo designó Doctor Honoris Causa.

Las ofertas de clínicas de prestigio internacional, que Favaloro recibía en forma permanente, no pudieron disuadirlo de su regresó a la Argentina en julio de 1971. Una vez en el país, su centro de operaciones fue el Sanatorio Güemes y posteriormente crearía la Fundación Favaloro, con la que realizó decenas de trasplantes de corazón en el país.

Sin embargo, no todas son palabras fueron de elogio para Favaloro, ya que muchas veces ha sido cuestionado por su relación con presidentes, señalado de obtener ayuda económica a cambio de colaboración con la imagen oficial.

En una entrevista el historiador Osvaldo Bayer comentó: “Cuando a él lo nombran en la Comisión, yo saqué una nota diciendo que él había estado con la dictadura militar y había formado parte de la comitiva, con Videla, que visitó Venezuela. Y él tuvo la humildad de venir, me tocó el timbre para decirme que él me quería explicar. Se sentó allá conmigo y me dijo: ‘Mire Bayer, si yo no aceptaba un ofrecimiento de Videla. Si yo no aceptaba, me cerraban la fundación. Por eso acepté, para salvar la fundación’, entonces le dije dije: ‘Doctor no le puedo aceptar eso, porque entonces todos los argentinos podrían decir y yo tuve que colaborar con la dictadura porque si no me llevaban a mi hijo mayor o yo tuve que aceptar la dictadura porque si no me dejaban cesante y cómo se hubiesen mantenido a mi familia. Todos hubiéramos tenido un pretexto para quedarnos y colaborar con la dictadura. Perdóneme doctor, pero no puedo aceptarlo’. Se paró y me dijo: ‘Esta bien Bayer, yo solamente le quise explicar eso’, por lo menos tuvo esa, digamos, humildad de hacerlo”.

Una grave crisis financiera en su clínica y la falta de ayuda angustiaron a Favaloro y le hicieron temer por el futuro de su Fundación. Ante tanto abatimiento decidió quitarse la vida el 29 de julio del 2000. El hecho trágico e inesperado produjo una gran consternación popular. A Favaloro se lo admira por su pericia como uno de los mejores cardiocirujanos del mundo.

CARTA DE RENE FAVALORO AL PRESIDENTE DE LA RUA

Estimado Fernando:

Te escribo estas líneas porque nuestra Fundación está al borde de la quiebra. Tenemos emergencias ineludibles que deben solucionarse en los próximos días. Necesitamos alrededor de 6 millones de pesos.

No tengo conexiones con el empresariado argentino. A veces choco con algunos ‘peces gordos’ como Amalita o Goyo Perez Companc. Por eso, uno de los pedidos que te hice en nuestra última charla era que utilizaras tu influencia para conseguir la ayuda que tanto necesitamos.

En fin, te ruego que influyas para conseguir una donación urgente, creo que es el camino más corto. Perdoname por el pedido. Te escribo desde la desesperación. Nunca en mi vida estuve tan deprimido.

Con el afecto de siempre…

CARTA DE RENE FAVALORO AL DIARIO “LA NACIÓN”

Al Director del Diario La Nación

Estoy pasando uno de los momentos más difíciles de mi vida. La Fundación tiene graves problemas económico-financieros. Se nos adeuda 18 millones de dólares y se hace cada vez más difícil sostener nuestro trabajo diario, que como siempre se brinda a toda la comunidad sin distinción de ninguna naturaleza, con tecnología de avanzada y personal altamente calificado.

Le envío una nota que destaca algunos hechos recientes; vea cómo se me trata en el mundo, en contraste con lo que sucede en mi país. Me refiero a aquellos vinculados al quehacer médico. La mayoría de las veces un empleado de muy baja categoría de una obra social, gubernamental o no, o de PAMI ni contesta mis llamados.

En este último tiempo me he transformado en un mendigo. Mi tarea es llamar, llamar y golpear puertas para recaudar algún dinero que nos permita seguir con nuestra tarea.

Sólo quiero decir que el final se acerca de a poco. No es para que te asustes, pero todo está consumado, y siento que estoy solo en esta sociedad, realmente, de mierda.

René Gerónimo Favaloro – 29 de Julio de 2000

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