“La propuesta es ocupar el espacio público”, explicó Noelia Espíndola, integrante del Colectivo de Arte, Comunicación y Salud, que convocó a la jornada “Sol Naciente”, que se realizó hoy en el Hospital Alejandro Korn, ubicado en las calles 520 y 175 de Melchor Romero.

Espíndola contó que de la jornada participaron 20 de las 35 mujeres que están internadas en la Sala G, “más los talleristas, amigos de otros equipos que trabajan en este hospital y ex compañeros, unas cien personas”.

“Primero dibujamos el mural, que es un muro roto y una plaza llamada `Sol naciente`. Luego las mujeres plasmaron todo lo que uno puede hacer en libertad en ese lugar”, explicó.

La tallerista destacó que el trabajo del colectivo es “por la no cronificación de los pacientes, el objetivo principal como equipo es la desmanicomialización, trabajamos con los abandonados de los abandonados. Ellos se merecen la posibilidad de externación y mejorar su calidad de vida”.

Espíndola precisó que siempre a mitad de año hacen jornada de cierre de actividades, “para marcar el término de los talleres, que son cuatrimestrales” y añadió que “esta vez el taller de mural nació con el objetivo de poder salir afuera a pintar y para mostrar el arte, para que todo no quede siempre dentro del hospital”.

“El mural es producto de la construcción colectiva de las mujeres en el espacio de taller que coordinamos dentro del Colectivo de Arte, Comunicación y Salud, conformado por personas de distintas disciplinas”, contó el profesor de mural Santiago Sordelli Galaz.

El docente destacó que “no es que vino alguien a diagramar un mural y ellas sólo lo completaron en una posición asistencialista o pasiva, que reproduce lógicas no salubres, sino que ellas fueron activas en la construcción del proceso”.

“Es un cambio en el abordaje de la salud y en cómo se consigue; es una posición transformadora, acompaña la lógica del colectivo”, reivindicó el docente.

Sordelli Galaz explicó hicieron una plaza a partir del eje de la libertad. “La idea surgió hablando de lo que ellas no pueden hacer acá adentro, por lo que pintaron todo lo que ellas podrían hacer en libertad”, dijo el profesor y destacó que “dos mujeres pintaron una casa en las que les gustaría vivir si no estuvieran acá y otra se pintó andando en bote en la laguna de Chascomús”.

“Pintamos las grietas de un muro, pensado como sinónimo de encierro, de libertad coartada; se trata de un muro que no se rompió solo, sino que se rompió a partir de la construcción que fuimos haciendo, a partir del deseo de expresión de ellas”, contó el profesor.

El tallerista planteó: “Nosotros decimos `no al manicomio`, pero como acá sigue estando el manicomio, vamos a seguir hablando de él. Siempre con el objetivo de transformarlo”.

Para los referentes del colectivo “es posible generar otro modo de abordaje en salud mental, respetando los deseos, derechos y voluntades de las personas con quienes trabajamos e incluyéndose desde su individualidad”.

Para esto, el colectivo parte del arte, la comunicación, los espacios de taller, el acompañamiento terapéutico y los espacios clínicos como herramientas para desarrollar interdisciplinariamente caminos terapéuticos de rehabilitación.

(Télam)