Sucedió el jueves por la mañana, cuando un grupo de internos tomaron a uno de rehén y se amotinaron en la alcaidía de los Tribunales de La Plata, ubicada en 8 entre 56 y 57. El juez de garantías Juan Pablo Masi dispuso la inmediata intervención del Grupo Halcón. Luego de controlar la situación, los presos pidieron facturas de panadería como último requisito para la rendición.

Según informa Tinta Judicial un grupo de detenidos, liderados por el interno Pablo Cepeda, quien estuviera imputado por el triple crimen de los policías en la Planta Transmisora, redujo a otro preso, amenazándolo con dos hojas de afeitar y un alfiler. El interno reducido provenía de la Unidad 34 de Melchor Romero destinada a procesados con problemas neuropsiquiátricos.

Con la situación controlada, y sin que los guardias penitenciarios pudieran ingresar a este recinto que sirve para el alojamiento provisorio de los presos que son citados a Tribunales por sus respectivas causas, los reos comenzaron a reclamar por las condiciones de detención y por la demora en el trámite de sus causas. Además, se quejaban de que un penitenciario les había arrojado gas pimienta sin razón.

Tras una ardua negociación con los efectivos del Grupo Halcón, los internos rebeldes depusieron su actitud recién a las 16 horas. Según relata el periodista especializado en hechos policiales Mauro Szeta, los presos pidieron como última condición algo para comer. “Antes de entregarse, los presos obligaron al juez Masi a comer una de las facturas para descartar que tuviese algún somnífero”, relató Szeta.