sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº -1963

Información General | 5 abr 2015

Análisis

Un presentir de la economía y la divisa brasileña

Nota de opinión de Néstor Requelme, economista del Geenap.


En economía surge de la experiencia, tanto a nivel nacional como internacional, la evidente existencia de múltiples aspectos o variables económicas que garantizarían más allá del corto plazo, el funcionamiento de la economía en niveles de empleo sostenible, “aceptables”, que es donde se asienta la real relevancia de cualquier directriz y estudio de proyecto político de nación.

Si bien siempre existió, existe o aun existirán comportamientos competitivos espurios entre naciones comercialmente integradas basados en tipos de cambio extremadamente depreciados (por ende también los sueldos), podemos afirmar que la relación comercial entre Brasil y Argentina depende y dependerá más del nivel de actividad que de las ventajas cambiarias depredatorias.

El real desde mediados de 2014 se deprecia frente a un dólar que se fortalece, empujado por las expectativas de suba de tasas de interés FED y la crisis económica prolongada en Europa. Pero existen muchos otros factores explicativos en el plano interno que interesa desentrañar, sin olvidar que la intervención del Estado sobre innumerables variables por afuera de la política cambiaria (tanto aquí en Argentina como allá en Brasil) y su adecuación sostenible, continuarán siendo en buena forma medidas políticas gubernamentales cruciales y determinantes de la integración regional, global y de soberanía.

Pero debemos tener siempre presente que Brasil sigue siendo el principal socio comercial del país, y a sabiendas que el comercio exterior es una de las principales vías de contagio de la menor actividad actual de Brasil. En la actualidad el 50% de las exportaciones industriales argentinas y el 80% de las exportaciones automotrices van a Brasil. Podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que a la Argentina le afecta más el nivel de crecimiento de Brasil que los ajustes en el valor del dólar que haga su socio comercial.

Para entender mejor la coyuntura de esta relación, podemos también valernos de un axioma en economía por el cual el nivel óptimo del tipo de cambio real (TCR) debería ser, ceteris paribus, más alto y/o depreciado cuanto mayor sea el endeudamiento externo neto de la economía. Esto ocurriría si un país tiene una deuda externa muy grande en relación con sus activos externos, necesitara en los años subsiguientes de mayores saldos comerciales positivos para afrontar los pagos de intereses que generan dichos pasivos.

Estos procesos políticos económicos señalados no se dan de la noche a la mañana, por ello las asimetrías temporales agravadas por la cobertura mediática, a saber: las variaciones del tipo de cambio (TC), impactan mucho y rápido en los rubros de servicios y especialmente en el turismo. Pero en la industria la reacción es bastante más lenta. Una vez más, el intercambio depende fundamentalmente del nivel de actividad en los dos países y no únicamente de variables cambiarias.

Esta relación clara y evidente entre TCR y deuda en el caso de Brasil se ha adecuado en buena manera a dicho postulado, pues la evolución de la tasa de cambio del real brasileño se caracterizó por una alta revalorización de la moneda frente al dólar (alrededor del 100% acumulada en los últimos ocho años) y en lo que concierne a la deuda externa hay que afirmar que Brasil ha conseguido pasar de ser un país al borde del default a tener una deuda que se sitúa en torno al 40% del PIB.

Tampoco perdamos de vista que luego de una década de expansión y crecimiento económico en ambas naciones, al crecer la cantidad de importaciones que abastecen al mercado interno vigorizado durante todo esos años, surgen inevitablemente, como en toda economía que no imprime dólares, lo que se conoce como restricción externa (dificultades de crecimiento por la dificultad natural para la obtención de divisas).

Como decíamos existen muchas otras variables que influyen en los niveles de actividad bilateral como: saldo de la balanza comercial, niveles y evolución de las exportaciones e importaciones, salarios en dólares, precio de conmodities (de exportaciones e importaciones), vencimientos de deuda, productividad, industrialización, etc. Esto no quita que cuando surgen disparidades entre las monedas y/o tipos de cambios de ambas naciones genera complicaciones, esto es innegable. Existen en este sentido ejemplos históricos y de variada magnitud (“efecto caipirinha”, etc.), reiteramos según la resultante de las trayectorias de dicho cúmulo de factores al interior de dichas naciones.

Como conclusión y trasfondo, en definitiva la experiencia nos enseña que no debemos de perder de vista ante los acontecimientos de oscilaciones sostenibles de políticas cambiarias en ambas naciones, soberanas ellas, el hecho que la tan mentada propuesta neoliberal del tipo de cambio “libre” (proveniente y fogoneada por las alas derechas de la política en ambos países) es una oferta engañosa que disfraza una realidad teñida de intereses económicos (corporativistas, sectoriales, etc.) generalmente en detrimento de intereses de la mayoría de una nación.

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