La Constitución nacional prohíbe expresamente una nueva reelección presidencial y muchos sectores plantean un final de ciclo. ¿Cuál es el debate dentro del gobierno respecto de 2015?

Nuestra historia está atravesada por un dato: ningún proyecto logró consolidarse y proyectarse en un ciclo de larga duración. En el siglo XX tuvimos los 10 años del gobierno peronista del 45 al 55, y luego una larga serie de gobiernos de facto, gobiernos pseudodemocráticos y nuevos gobiernos de facto.

Hoy contamos con la posibilidad de quebrar esa maldición histórica. En diciembre de 2015 tendremos más de 12 años de gobierno popular, y la posibilidad de darle continuidad y proyección en el tiempo a un proceso signado por la inclusión, la ampliación de derechos y la construcción de más soberanía.
Ese es el verdadero debate: cómo pensar en una política que exprese una línea de continuidad con este proceso y no una política de ruptura que suponga retroceder en las conquistas de estos años.

¿Y cómo se logra?

Tenemos el liderazgo y la jefatura política de Cristina. Más allá de ser la Presidenta de la Nación, ella ejerce un liderazgo en el peronismo que tiene que tener continuidad más allá de 2015.

Respecto del tan meneado tema del final de ciclo, bueno, sólo tenemos para decir que vienen anunciando que esto se cae desde hace diez años, y aquí estamos. Tenemos un país encaminado, con fortalezas en lo económico, en lo social, en lo político y en lo institucional. ¿Falta? Por supuesto que falta, por supuesto que hay cuestiones pendientes, pero lo principal es que vamos por el rumbo correcto.

¿Ve la posibilidad de bifurcación de caminos entre el peronismo y el kirchnerismo?

Es una falacia del poder plantear una distinción entre peronismo y kirchnerismo. Nosotros somos peronistas. Esa es nuestra identidad. El kirchnerismo es la etapa actual del peronismo, pero de ningún modo expresa un concepto o una categoría analítica diferente. Yo veo un peronismo movilizado detrás de la discusión de 2015, pero desde la perspectiva de encontrar una síntesis que nos permita no malograr todo lo avanzado en estos años. Ese debate es muy rico y muy intenso. No es fácil tener una jefatura tan fuerte como la de Cristina y a la vez convivir con la prohibición constitucional de reelección. El peronismo está acostumbrado a que quien ejerce el liderazgo político esté también al frente de la primer magistratura. Recordemos el caso de Cámpora. Fue imposible convivir con Cámpora presidente y con Perón ejerciendo su natural jefatura. Ese desdoblamiento de roles es difícil de conjugar. Pero ese es nuestro desafío, el de encontrarle la vuelta al problema sucesorio y mantener el rumbo político de estos años. Hay una recuperación de las banderas históricas y de nuestra doctrina que no queremos poner en crisis. El rol del estado, los derechos humanos, la política de integración latinoamericana, la centralidad de la política rompiendo la añeja sujeción a intereses económicos, el desendeudamiento, todo.forma parte de un núcleo de ideas que queremos mantener firmes.

¿Cómo ve a Sergio Massa y al grupo de intendentes jóvenes que decidieron lanzar el Frente Renovador?

Creo que son fuegos de artificio, algo sin consistencia ni sustancia. ¿Qué hacen juntos los candidatos del Pro con Adrián Pérez y De Mendiguren? Esos rejuntes terminan mal. Cuando veo a los candidatos firmar un compromiso ante un escribano público, me da mala espina. El único compromiso de un dirigente debe ser con su pueblo, ¿no?

Por otro lado veo que esa idea de apoyar lo bueno y corregir lo malo, que es el caballito de batalla de Massa, es apenas una frase hueca para seducir incautos. En el Congreso van a ser decididamente opositores, pese a que quieran instalar la idea de que están más allá de una falsa antinomia oficialista-opositor. Luego de las elecciones van a entrar en un fuerte debate y empezará el desgranamiento de sus diputados: los diputados de origen Pro se irán con Macri, otros intentarán volver al FPV y otros entrarán en una feroz interna para disputar candidaturas en 2015. Otros tendrán la audacia de querer ir más allá y plantear el posperonismo. Es lo que dice Julio Bárbaro en su último libro, plantea lisa y llanamente que ha llegado la hora de construir el posperonismo. Bueno, me parece un desatino absoluto.

Tenemos las elecciones y los números de las primarias no han sido alentadores. ¿Qué balance hace de las PASO y qué expectativas tiene sobre los resultados del domingo próximo?

Podemos ver el vaso medio lleno o el vaso medio vacío. El vaso medio lleno nos dice que a nivel nacional somos la principal fuerza política, y esto es un dato incontrastable. Luego de diez años de gobierno, en una elección de medio término, somos la principal fuerza política con presencia en todo el territorio nacional y con un caudal de votos importantísimo.

El vaso medio vacío nos dice que en provincia de Buenos Aires tuvimos una derrota. Podemos renovar o incluso sumar algún diputado más que los que renuevan de 2009, pero nuestra obligación es complejizar el asunto y preguntarnos qué pasó o en que fallamos. Y la única respuesta que tenemos es que se sale adelante con el único capital político que tenemos para exhibir que es la gestión. No son las promesas, ni las denuncias, ni el márketing. A nosotros nos vota nuestro pueblo porque gobernamos como gobernamos. Tenemos que profundizar aspectos de nuestra gestión y no dormirnos en lo que hicimos.

¿Un resultado negativo el domingo pondrá en crisis al oficialismo y adelantará algunas discusiones?

¿Quién habla de derrota el domingo? Nosotros estamos poniendo todo para ganar en la provincia de Buenos Aires y en las restantes 23 jurisdicciones. Yo no creo en un balance negativo el domingo a la noche. No obstante decimos que para nosotros la voz del pueblo es sagrada. No hay nada por encima de la voluntad popular. Esa voluntad popular que eligió presidenta por cuatro años. Nosotros vamos a gobernar hasta el último día de nuestro mandato, y vamos a protagonizar un fuerte debate político que nos permita poner en perspectiva la posibilidad de darle continuidad al proyecto nacional y popular.