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Información General | 25 jul 2015

Imagen negativa, cálculos y polarización

Felipe y María Eugenia sueñan con competir contra Aníbal: “Es algo ideal”

“El vencedor de la interna del Frente para la Victoria será el próximo gobernador de la Provincia de Buenos Aires”, dice Julián Domínguez cada vez que se lo consulta sobre el tema. El orden de preferencias en el kirchnerismo quedó nítidamente reflejado el pasado viernes en Parque Norte durante el evento convocado por la Fundación Gestar. Cuando mencionaron a Domínguez el aplausómetro peronista reventó, un gesto de cariño y apoyo que contrastó con nitidez en el momento en que anunciaron al jefe de Gabinete de Ministros que competirá junto a Martín Sabatella, titular del AFSCA y del partido Nuevo Encuentro.


Pues bien, paradojas de la política: aunque la amplia mayoría de militantes y dirigentes del kirchnerismo bonaerense han manifestado su apoyo al hombre de Chacabuco que armó binomio con Fernando Espinoza, la realidad es que los dos candidatos que pueden competirle al FpV en la Provincia ya han elegido antes de votar. Tanto el experto en la disciplina científica “peronismo bonaerense”, Felipe Solá (Frente Renovador), cono la voluntariosa funcionaria porteña María Eugenia Vidal, prefieren al JGM, presidente de Quilmes y multifacético Aníbal Fernández como contrincante para las elecciones generales.

Las cuentas explican las preferencias, y la preferencias explican las estrategias de cada sector.

Es sabido que las encuestas falsean la realidad pero todas coinciden cuando analizan una variable en particular. Es una sola, pero que se repite en cada sondeo: Aníbal tiene una imagen negativa muy alta, que algunas consultoras hacen trepar hasta más del 70 por ciento, y ninguna calcula en menos del 60 por ciento. Este dato en particular se sigue muy de cerca luego del golpe fenomenal a la errática lógica política que dominaba hasta las elecciones a Jefe de Gobierno de la CABA, donde la polarización casi logró asfixiar al candidato que todos suponían invencible, Horacio Rodríguez Larreta.

“Con la suma de candidatos el FpV puede obtener muchos puntos porcentuales en las PASO, pero si el que compite con la boleta de Scioli tiene alta la imagen negativa, y en las generales logro polarizar el voto, lo aplasto”, dice Felipe a los cuadros medios que lo acompañan, ahora revitalizados luego de la segunda vuelta porteña.

En el Frente Renovador saborean un choque contra el quilmeño, lo desean, pero más lo necesitan. “Felipe o Aníbal”, imaginan que puede ser el eje principal en el plano discursivo. No tienen dudas de que Solá lograría penetrar cómodamente en la base peronista, más ante una fórmula que lleva como vice a un noble kirchnerista, pero que tiene prosapia anti, que “tardó muchos años en valorar al kirchnerismo”, como detalló el jefe comunal de La Matanza. Felipe dice que tiene menos imagen negativa que Fernández, y que lo demás es sólo inducir el voto polarizado: Felipe o Aníbal, como dijimos.

Por eso el renovador eligió al de Quilmes para pegarle al kirchnerismo. Y otra boleta guardan los felipistas para facturarle a Aníbal: su relación con José Luis Meiszner. “En el tema barras, fútbol y política, los campeones somos nosotros. Vidal no podría terciar en ningún debate por la relación que tienen Macri y Angelici con “La Doce”. Y Aníbal tiene en Meizner una mochila que le va a pesar mucho, pero mucho”, advierten los felipistas.

Meizner, recordemos, es el presidente en funciones del club cervecero, y tiene más abogados que amigos, sobre todo luego de que explotara el escándalo por sobornos y roñas de toda calaña que se destapó en la FIFA, la Conmebol y la AFA. “Parecemos monjas al lado de esos muchachos”, dicen los renovadores.

El sueño de pelear con un FpV cuya oferta sea el quilmeño quedó aún más en blanco sobre negro cuando el FR lanzó un durísimo spot contra Fernández: “Drogas sí o drogas no”, lleva como título la propaganda. Los padres y las madres de la provincia de Buenos Aires, dijo Felipe, “se preocupan cuando ven a algunos candidatos”, en referencia a su enemigo preferido. Y por si con eso no alcanzara para “subir al ring” al JGM, en el spot Felipe recontrarremata: “Cuando apagamos la luz y nos quedamos a solas, pensamos en serio. Bueno, imaginen a Aníbal Fernández conduciendo la Provincia”. Así, sin maquillaje, con esa crudeza lo invitó a polemizar, a que saliera a responderle.

A pesar de ser muy pillo, Aníbal sorprendió a todos y mordió al anzuelo: respondió que “no le compraría un auto usado a Solá” y cosas así, diatribas que, en comparación con el latigazo del candidato renovador parecían caricias. Raro en un político-comunicador tan mordaz y que goza tanto con el uso del micrófono. El spot de la fórmula del massismo en territorio bonaerense finaliza con la sentencia: “Drogas sí o drogas no. Vos elegís”.

El afamado y nunca bien ponderado Jaime Rolando Durán Barba puede derrapar a menudo, o acertar, según el cristal con que se mire lo que hace y hace hacer. Pero apenas el massismo comenzó a explorar la veta “Compitamos contra Aníbal”, se la jugó en la misma dirección. Nadie en el PRO cree que Macri pueda arrastrar a su candidata a la victoria si no es con alguna maniobra quirúrgica. La apuesta para que los bonaerenses contrapongan a la joven, cara de buena y no judicializable María Eugenia Vidal con el mordaz funcionario nacional ya comenzó a trabajarse como política central de la campaña.

Esta semana lo dijo al aire de una emisora local un dirigente del PRO, sin subterfugios ni metáforas ni alusiones disfrazadas. Fue en Radio La Plata (FM 90.9). En una salida al aire junto al referente macrista platense Julio Garro, el precandidato a senador Juan Pablo Allan lanzó: “Para mí, María Eugenia Vidal va a ser la sorpresa en la elección, más aun si el elegido en el Frente para la Victoria es Aníbal Fernández”. No se puede ser más elocuente. Allan confesó: “Creo que representa exactamente la confrontación, y la confrontación con María Eugenia es la confrontación ideal, aquello que hace muchos años representa la provincia sin absoluto éxito, y si a eso le enfrentamos algo nuevo con la gestión de CABA, es algo ideal”.

Encima, la figura de Mauricio Macri concita buen nivel de adhesiones en el conurbano, fundamentalmente en el primer cordón y en las grandes ciudades. En el imaginario de los amarillos hay una foto de Vidal y Fernández mostrándose, cada uno, como la opción para que no gane el otro. Sería, incluso, una maniobra más fácil que la que tiene que urdir Felipe Solá: trasladar al territorio bonaerense la misma polaridad que supuestamente existe a nivel nacional. Salvo que Macri tiene un techo bajo, pero no tanto como el de Aníbal, aunque lo tenga. Y Vidal tiene buena imagen, pero no tanta como la de Daniel El Deseado , a quien no paran de crecerle sonrisas en la cara, salvo cuando, calculadora en mano, revisa el panorama bonaerense. Quizá allí exista la explicación más simple de todas a la oleada de adhesiones que recoge Julián Domínguez entre el peronismo kirchnerista en general, y entre los surfistas de la ola naranja en particular, y que se expresó en el aplausómetro de Parque Norte hace un par de días.

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