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Información General | 15 ago 2015

De las pampas vía España hacia el mundo

Argentinos fabrican dulce de leche en España y lo venden a 37 países

Dos hermanos que dejaron Argentina en 1985 elaboran su propio dulce de leche en España, desde donde lo exportan a 37 países, entre los que destacan Estados Unidos, Filipinas y Reino Unido.


Emigrar es volver a nacer. De nada sirven los logros conseguidos en tu país de origen: cuando decides dejarlo, hay que empezar de nuevo y luchar duro. Son palabras de Alejandro Caro Bollo, cofundador junto con su hermano José de la empresa Márdel, dedicada a la producción de dulce de leche y otros derivados, como los alfajores. Con 22 y 28 años, respectivamente, los dos hermanos dejaron Argentina en 1985, empujados sobre todo por la inestabilidad económica y la inflación que golpeaba a su país. Tras estudiar varios posibles destinos, eligieron para afincarse Barcelona, ciudad que José había visitado en su viaje de fin de estudios.

Los primeros años trabajaron de lo que salía, hicieron de todo para sobrevivir. Luego decidieron emprender su propio negocio. En 1992 comenzaron a importar varios productos de Argentina, entre ellos dulce de leche, que después vendían a restaurantes y grandes superficies, como El Corte Inglés.

Pero un contratiempo ocurrió en 1997. La Unión Europea prohibió la entrada de productos lácteos de Argentina. La medida, sin embargo, no desanimó a los hermanos, que resolvieron elaborar su propio dulce de leche en España.

El primer paso que dieron fue comprar toda la maquinaria en Argentina y traerla a una pequeña fábrica donde habían comenzado tímidamente a elaborar alfajores. Una vez que tuvieron todas las instalaciones se percataron de que ellos no sabían elaborar dulce de leche.

“Nos lanzamos a la aventura y cuando teníamos todo listo para comenzar a producir nos dimos cuenta de que no sabíamos cómo se hacía, así que decidimos contratar a un experto argentino especializado en técnicas lácteas y traerlo a España”, recuerda Alejandro Caro.

La prueba de fuego fue una cata a ciegas. Hicieron traer de Argentina cuatro tipos de dulce de leche, entre ellos el de marca San Ignacio, que se unieron a su producto. 50 personas fueron seleccionadas para la tarea: 35 argentinos y 15 españoles debían puntuar varias características: textura, fluidez, color…

“Nuestro dulce de leche quedó segundo, muy cerca del de San Ignacio y fue el reconocimiento que nos sirvió para terminar de convencernos de que teníamos un buen producto por el que había que luchar. La gente nos decía que estábamos locos, que su sabor dulce no iba a gustar, ya que resultaría empalagoso”, cuenta con orgullo Caro.

Pero esa gente se equivocó, ya que en solo 14 años han conseguido elevar su producción desde los 20.000 kilos de 2000 hasta el millón y medio de 2014, lo que se tradujo en una facturaron de casi seis millones de euros. La producción aumentará este año, ya que en julio pasado abrieron una nueva planta que les permitirá fabricar hasta 22.000 kilos diarios, es decir, ocho millones anuales, aunque por ahora solo fabricarán tres.

La nueva planta, de 1.800 metros cuadrados, aumentará también el número de empleados, desde los 40 actuales hasta los 50 “o alguno más para finales de año”.

Mardel exporta sus siete variedades de dulce de leche a 37 países, entre los que destacan Estados Unidos, Filipinas y Reino Unido. El último en unirse fue Noruega. Sus canales de distribución son tres: los supermercados, más de 3.000, entre los que destaca Carrefour; el de Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), y el industrial (fábricas de helados, bombones y pasteles). Una historia de superación personal que nos marca a los argentinos cuando nos decidimos a salir de nuestro país y también cómo nuestros sabores son apreciados cada vez en mayor medida en todo el mundo. (Fuente: Cinco Días)

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