

Por: Nicolás Harispe
Carlos Páez es Carlos Páez Rodríguez, sobreviviente de la tragedia (o milagro para muchas personas) de Los Andes.
Para algunos desprevenidos es Carlos Páez Vilaró, que en rigor es el nombre de su padre, un gran artista uruguayo de reconocimiento mundial. El parecido físico entre ambos y el mismo estilo campechano y locuaz seguramente influirán en ese detalle.
"Carlitos" ya no es un pibe, aunque pronunciar su nombre en diminutivo no incomoda a quien lo interpela, porque se trata de un hombre adulto con un notable espíritu juvenil, llano, muy cordial y tremendamente charlatán en el buen sentido de la palabra.
De hecho, es una de las caras más conocidas del grupo sobreviviente, pese a que otros de sus compañeros también hayan sobresalido en el relato histórico sobre aquellas jornadas que precedieron al rescate de los 16 sobrevivientes.
Vale recordar que el accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que impactó contra la Cordillera de los Andes y que cuenta La Sociedad de la Nieve, ocurrió el viernes 13 de octubre de 1972.
Info Blanco Sobre Negro: Hay una generación muy joven que no conoce lo que sucedió con ustedes en Los Andes, y con la película que está descubriendo ese hecho histórico fenomenal, ¿cómo lo estás viviendo?
Carlos Páez Rodríguez: Muy contento y entusiasmado. La película está número uno en el mundo desde hace cuatro días, y se exhibe en 77 países, es infernal.
IBSN: La gente la compara mucho con "Viven".
Paez: Pero la gente a veces parece estúpida. La Sociedad de la Nieve ofrece un punto de vista que valora exactamente igual a los vivos como a los muertos del accidente. Me parece una película brillante, una versión mucho mejor. Porque en realidad cuenta la historia de lo que se vivió en todo el avión, no solo entre quienes sobrevivimos. Por eso siento que es casi 'obligatorio' verla. Es un viaje al interior del ser humano. Es todo solidaridad, transmite unidad, ese es el tema central que transmite esta película. Viéndola van a comprender algo de lo que es haber vivido 72 días en Los Andes, pero en dos horas cuarenta.
IBSN: ¿Sentís que estuvo mejor más presentado el drama en este film que en "Viven"?
Paez: Absolutamente. Y mirá que en Viven tengo un protagonismo importante, incluso John Malkovich hizo de mí. Pero esta versión de nuestra historia en la cordillera me hizo sentir el frío, el hambre, el dolor, la tristeza. Me hizo sentir todo, esa es la verdad.
IBSN: Además, esta película te agarra un poco más maduro, en otra etapa supongo.
Paez: Y bueno, ya son 51 años. A veces me pregunto por qué digo todo lo que digo, y el otro día sacaba la cuenta de que di más de 50 conferencias en mi vida. Creo que es un film tan importante porque narra una historia que pudo haber vivido cualquier ser humano común. No es un mérito ni de uruguayos ni de rugbistas, sino del ser humano, que tiene la capacidad de adaptarse y evolucionar para salir adelante.
IBSN: Se discute si llamarlos rugbistas porque algunos lo eran y otros no. Y hay muchos que insisten con que el equipo de rugby funcionó a modo de columna vertebral del grupo, ¿es así?
Paez: No, no, no éramos Los Pumas. Éramos un equipo de rugby de colegio y en realidad de los rugbistas quedaron cinco vivos, los otros 11 sobrevivientes no lo son. El rugby lo capitalizó, pero a mí me parece que no es así. Creo que teníamos la misma educación, teníamos la misma religión, y eso hizo que saliéramos adelante.
IBSN: En un debate que hubo hace unos años un canal uruguayo uno de ustedes planteaba que la hazaña de sobrevivir la podía haber alcanzado cualquier grupo humano. Por ejemplo, uno de un vuelo comercial. Vos planteabas lo contrario, que era necesario que hubiera todo esto que señalás: ciertos valores en común, una identidad compartida.
Páez: El otro día me preguntaron políticamente que opinaba de la Argentina, cuando estaba el gobierno anterior. Y dije que ustedes estaban volando en un avión de línea en el que cada cual tira para su lado y además no tiene piloto. Nosotros íbamos en un avión donde todos teníamos un objetivo en común y peleábamos por las mismas cosas, y con unidad se sale de cualquier adversidad. Esta película es una película de unidad, de unidad de los muertos con los vivos. Acá no hay 'trabajo en equipo' como dicen las empresas donde voy a dar conferencias, es un "trabajo grupal", peleando para llegar con tu familia antes de la Navidad. Y llegamos el 22 de diciembre de 1973.
IBSN: ¿Pensás que si la historia hubiese sido protagonizada por ciudadanos de alguna potencia occidental habría sido más conocida?
Páez: Mirá que yo que he dado conferencias desde Hong Kong hasta Polonia, pasando por Rusia y en Europa toda, creo que es una historia muy conocida. Fijate que 51 años después es la película más vista en la historia de Netflix. Encima es hablada en español, no en inglés, y ya fue nominada al Oscar, tiene 13 nominaciones al Goya, y ganó el festival de San Sebastián. Es una historia que trascendió a nivel mundial.
IBSN: ¿Qué recuerdo tenés de tu visita a La Plata del año pasado?
Páez: Fue muy linda, la ciudad es preciosa. Di dos conferencias en colegios. Recuerdo que los más chiquitos hacían las mismas preguntas que los grandes. No conocía La Plata y aproveché para disfrutarla aunque sea por poco tiempo. Y como adoro la Argentina, porque es un país que quiero como si fuera el mío (mi abuela, hijo y nieta son argentinos) me pareció que era una buena idea viajar hasta allá. Me recibió el intendente (Julio Garro), me atendió macanudamente, y para mí hablar con un argentino es hablar con un uruguayo. Como dicen, "un uruguayo es un argentino mal vestido".
En la foto, Fernando "Nando" Parrado y Roberto Canesa con el vaqueano que los encontró, Sergio Hilario Catalán Martínez
IBSN: Sos la cara más popular y mediática de aquel equipo de rugby, pese a que "Nando Parrado" haya trabajado en la televisión de tu país y haya tenido una vida muy "publicada". ¿Cómo llevaste esa singularidad durante todos estos años?
Páez: Te voy a hacer bien honesto: yo tenía un padre que era muy famoso (Carlos Páez Vilaró), lo único que heredé de papá es la capacidad para hablar, no la de pintar. Él hablaba mucho y era un tipo muy encantador. Un poco por la fama de papá es que soy así. No sabés la cantidad de reportajes que tuve en el día de hoy y los que tengo para adelante. Esto no para.
IBSN: Durante los días que tuvieron que sobrevivir en la cordillera, en un clima tan hostil y tan lejos de la civilización, se volvieron mucho más espirituales. (Roberto) Canesa dijo en algún momento que la civilización lo volvió a "paganizar" tras el regreso a Montevideo, por el confort y la abundancia material. Vos eras el más espiritual de todos, ¿te pasó lo mismo?
Páez: Es verdad, era el más espiritual de todos. En la película Viven, John Malkovich haciendo de mí dice 'Hay un Dios que conocí en la montaña y hay un Dios que está en la civilización, pero que te prostituye en las cosas materiales'. Y eso es un poco lo que dijo Canesa en esa entrevista que mencionaste. Tras el regreso también comprendí por qué los hindúes son tan espirituales, porque no tienen muchas cosas materiales, y cuando no tenés nada, Dios aparece como algo más tangible, concreto.
IBSN: No andás por la vida "enseñando a vivir". Pero en función de tu experiencia, ¿consideras que, a la larga, la condición humana propende a la colaboración? Porque hay una visión más crítica que señala que somos egoístas por naturaleza.
Páez: En este momento tenés palestinos contra israelíes, rusos contra ucranianos, y creo que nuestra película contribuye a la unidad. Como es una película que va a marcar una década, y en la calle lo único que se habla es de la película, creo que nuestro aporte es a la unidad del mundo. No digo que vayamos a cambiar el mundo, pero es un aporte real y concreto sobre una situación real, que existió. Que también demostró que el trabajo en equipo da resultados, no es un análisis teórico el que hago. No voy dando teorías, yo digo lo que hicimos para salir adelante. Aun equivocados, porque nosotros salimos a caminar para el lado equivocado cuando tendríamos que haber salido a caminar para el lado argentino.
IBSN: Ese es un tema muy poco hablado, muy cerca había un hotel argentino, yendo para el este del lugar del accidente.
Paéz: Sí, muy cerca había un hotel, pero había que cruzar el Río Atuel, que es un bastante caudaloso, sobre todo en aquel momento. Y estando flacos y desnutridos, sin saber qué había del otro lado. No sé si lo hubiéramos logrado. Es muy fácil encontrar el camino con el diario del lunes, si hubiésemos tenido un celular no hubiera habido historia.