

El incierto panorama electoral de medio término arroja más dudas que certezas, y una de las mayores incógnitas reside en la falta de un planteo estratégico claro.
Si bien las escaramuzas mediáticas intentan proyectarse como la punta de lanza de un sistema político debilitado, la clave para comprender el escenario actual radica en la situación del peronismo. El significativo silencio de la expresidenta Cristina Kirchner ha generado una aureola de liderazgo en quienes ven en el Gobernador de la Provincia una figura central, aunque su peso real en este sector del espectro político aún es una incógnita. Ante los diversos rumores y la confusión reinante, la pregunta persiste: ¿dónde se está redefiniendo el peronismo hoy?
La centroderecha argentina, liderada por Mauricio Macri, ha lanzado una serie de acusaciones y entredichos que parecieran demostrar una leve fractura dentro de una alianza que, a esta altura, debería estar sólida. En sintonía con esto, se ha lanzado al ruedo con una campaña mediática que rememora viejos tiempos, con candidatos que parecen más envejecidos que lo que su propia edad dice: Vidal, Lombardi, Laura Alonso, en una suerte de mesa chica, aparecen como los responsables de promover como candidata en CABA a Silvia Lospennato.
Según dichos de esos actores, ese efecto responde a una muestra de músculo político, ocasionada por el desplante que sufren por parte de la armadora del gobierno. Tal vez ya no puedan disimular que su origen fue demasiado rápido y con poca organización, solo por el placer de ocupar algún cargo relevante.
Por su parte, Karina Milei, a quien soportan cada vez menos, tomó la decisión de imponer un candidato propio de peso mediático: el actual vocero Manuel Adorni. El resultado de esto nadie lo sabe; todo indicaría que Santoro, con una lista constituida por exkirchneristas, es el caballito de batalla para ganar esta elección por arrastrar un buen historial anterior. Son elecciones que indican poco y mucho a la vez, ya que nada asegura qué harán en el futuro si el resultado no es el que esperan o, lo que es peor, si algún competidor desplaza por completo al otro.
En Provincia, la situación parece bastante complicada, al menos según la información que circula en los distintos medios provinciales; la tensión también hace eco de lo que sucede en CABA.
Más allá de que también asomaron los paladines del PRO como Santilli y Ritondo, quienes parecían no dudar en pasarse de espacio partidario rápidamente, últimamente indicaron que la pelea con el gobierno también gira en este territorio, pero con la diferencia sustancial de que esta vez no es tanto por nombres, sino por una discusión de estructura política.
Es que los "amarillos" todavía poseen el mando de varias intendencias y eso les podría asegurar una buena elección con un poco de valentía y, a su vez, no perder poder ante el embate libertario.
Ese optimismo llevó a soñar con volver a reanimar el espíritu de lo que fue Juntos por el Cambio, es decir, recuperar una coalición que supo cobijar tanto a progresistas como a radicales. Al margen queda el peronismo bonaerense, que se encuentra en una suerte de letargo; no encuentra la brújula que lo direccione a concretar una base electoral para lo que se viene.
Se pudo ver la aparición de Massa, un desalentado Máximo, llegó hasta resonar el nombre de Cristina y un armado del Gobernador que todavía no sabemos de qué se trata.
Todos trascendidos que apuran un reloj de arena movido por el "peronómetro" que nada concreta a la luz del día, como un niño que recién lo retaron: espera día a día tratar de no cometer ninguna tropelía que lo ponga en escena y alimente un antiperonismo que, por más que simule estar dividido, sigue teniendo la misma consistencia.
Egos que dominan la mente del oficialismo traen consigo un fuerte desaliento, que se replica día a día, y que se escurre por los dientes de los inescrupulosos que olfatean la carroña que pueden devorar.
Por estos tiempos deberían estar puestas las cartas, la revaloración de los bonaerenses que se encuentran dubitativos pensando que el crisol de la autocrítica ha sanado los rincones de un espacio que supo ser la corona de los trabajadores.
Nada quedará si los nombres siguen siendo más importantes que lo que se debe hacer, sobre aquello que pide la población y no se ha cumplido; este tiempo debió ser el mejor escenario para demostrar de qué está hecho el legendario partido. Solo existen, de momento, algunos tibios embates del gobernador hacia el presidente, que, claro está, no generan daño alguno e incluso pueden resultar contraproducentes.