

En diálogo con Info BLANCO SOBRE NEGRO, Kantuta Killia, integrante de una comunidad urbana quechua y del “Consejo de Amautas Indígenas del Tawantinsuyu de Argentina” explicó: “Es una chulpa, restos ancestrales que tienen un proceso de conservación, acá le dicen momia pero nosotros lo llamamos de esa manera”.
Entre los reclamantes figuran comunidades quechua-aymara locales y también de Bolivia. El pedido además contaría con el apoyo del gobierno boliviano. Este sábado por la mañana realizaron una ceremonia para “abrir el camino espiritual” para que se produzca la restitución.
“En esta ceremonia se hace la preparación para iniciar un proceso que sabemos que no es sencillo ni corto. Se llamará a las buenas energías para que todo fluya de buena manera y allanar el camino. Para todo nosotros pedimos permiso. Nosotros estamos en el mes de los difuntos y por eso se hizo ahora el pedido formal de restitución. Es momento de llamar al espíritu de los que han estado antes que nosotros”, señaló la mujer que figura como reclamante junto a su esposo Wari Rimachi.
La momia reclamada es de Tiahuanaco, una antigua ciudad de gran importancia arqueológica ubicada en el Departamento de La Paz, a 15 kilómetros del lago Titicaca, que fue la capital del Estado tiahuanacota. Esta ciudad fue sede de una de las culturas preincaicas más antiguas de América.
Para las comunidades originarias, Tiahuanaco además es una “pacarina”, un reconocido centro cultural sobre el que hay mucha bibliografía. “Estos restos pertenecen a ese lugar pero están retenidos aquí, de donde no son. Por eso tienen que regresar”, explicó la integrante de la mesa técnica de Salud del Consejo Indígena de Buenos Aires (CIBA).
A fines del 2003, integrantes de una comunidad boliviana visitaron el Museo de La Plata y quedaron conmocionados al descubrir restos de sus antecesores en una vitrina, y elaboraron un reclamo. Ese episodio marcó el principio de un cambio profundo en el manejo arqueológico de los restos humanos.
En 2005 hubo jornadas de discusión en el Museo en base a este pedido de las comunidades para que se retire de exhibición a la momia de Tiahuanaco. Esos debates fueron el momento fundacional del Colectivo GUIAS, organización creada para atender este tipo de demandas. En 2006 el Museo dejó de exhibir en las vitrinas de las salas los restos humanos de pueblos originarios y en 2010 se el Congreso de la Nación sancionó la Ley de Restitución que inició un profundo camino de reparación histórica todavía en desarrollo.
“Ahora estamos en un pachacuchi de luz, luego de 500 años de sombras, eso se predice en los jeroglíficos en la Puerta del Sol de Tiahuanaco. En el pachacuchi de sombra se produjo la colonización y opresión de nuestro pueblo. Ahora, en el ciclo de luz, que empezó en 1992, comenzó el despertar de los pueblos originarios que estamos volviendo de distintas formas, aunque con algunas situaciones de sombra porque hay muchas luchas, como por ejemplo los conflictos por la tierra”, explicó la entrevistada.
Y destacó: “A Evo Morales lo vemos como una muestra de ese despertar porque es un hermano originario que ha recibido su rito ancestral que lo ha empoderado para ejercer el cargo del presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Él creó los ministerios de medicina ancestral y de descolonización”.
Sobre los “amautas”, Kantuta explicó: “Nosotros trabajamos toda la parte de la espiritualidad ancestral. Tenemos rituales que se basan en la energía de la Tierra, en métodos cósmicos. También somos sanadores indígenas, a través de la sanación del espíritu que también sana el cuerpo”.