

Turismo de Carretera: 1 de agosto de 2004-Paraná
El alba encontró despiertos a varios fanáticos del automovilismo. Una leve brisa mecía las banderas de las marcas populares , que estaban colgadas en los alambres, camiones y motorhomes ubicados en las adyacencias del circuito.
Nada hacía presagiar que esa carrera, la décima del campeonato, quedaría grabada en la memoria de los “tuercas”, y generaría instantes eternos de alborozo entre los seguidores de los hermanos Di Palma.
A los pocos metros de la largada, Patricio, arriba del Ford, intentaba conservar la cuarta posición, ante un Juan María Traverso (Torino) ansioso por escalar lugares. Más atrás, la “Chevy” de Marcos completaba la fila india.
En una de las curvas, el Torino violeta quiso ocupar la posición del Ford, y la maniobra, también, fue aprovechada por Marcos, que luego de rozar el auto de Traverso le ganó la cuerda y la posición. En las tribunas también ganaron los abrazos y los llantos de emoción por la magistral maniobra de los arrecifeños.
Catorce años más tarde, la familia Di Palma está frente a otra prueba, pero que no se dirime en una pista: “Hay que ser conscientes de que la vida te pone obstáculos. Creo que no estoy exento de que me pase algo. Yo sabía antes de que mi hermano que Agustina debía ser trasplantada. Esta vez nos tocó a nosotros”, declara a Info BLANCO SOBRE NEGRO Marcos Di Palma, que se ha erigido en un vocero a favor de la donación de órganos.
El desarrollo de la enfermedad
Agustina Di Palma (19) es hija de Patricio. Amante de los cuatriciclos, pasión que comparte con sus hermanos Dino y Máximo, en 2015 le diagnosticaron un síndrome nefrótico. El año pasado los profesionales le comunicaron que padecía una vasculitis por anca, una enfermedad autoinmune que afecta a los vasos sanguíneos. En junio, fue trasplantada en el Hospital Italiano de Buenos Aires.
“El año pasado me informaron que padecía Granulomatosis de Wegener, enfermedad que me había afectado a los riñones y que estaba haciendo lo mismo con mis pulmones”, relata a Info BLANCO SOBRE NEGRO Agustina, al tiempo que explica el desarrollo del tratamiento: “En 2015, comencé con inmunosupresores. Luego, con corticoides, quimioterapia y diálisis. Cuando me enteré de que debía ser trasplantada, sentí un gran alivio”.
El pasado jueves 14 de junio fue el “Día D” para el Clan del TC. Durante esa jornada se concretó el trasplante de riñón. Si bien la cirugía fue un éxito y Patricio Di Palma salió a las pocas horas del hospital , Agustina debió esperar 15 días para dejar atrás su internación.
¿Cómo se tomó la decisión de que tu papá sería el donante?
Él siempre me dijo que uno de sus riñones era para mí. Como no sabíamos si éramos compatibles, mi mamá también se hizo los estudios de compatibilidad. Pero siempre presentí que lo éramos.
Máximo (13), el menor de los hijos de Patricio, también, habló con Info BLANCO SOBRE NEGRO y contó sobre el proceso que atravesó la familia: “La operación de mi hermana la viví con mucho nerviosismo. Ahora que ella está bien, yo también lo estoy”, acota el adolescente, que acompaña a su hermana cada vez que tiene que viajar al Hospital Italiano para realizarse los controles pertinentes.
El cuerpo es tan sólo un envase
Expeditiva, aventurera, sociable y popular – como todo el clan Di Palma – Agustina aún está convaleciente; sus cuidados y sus controles, son constantes: “Debo cuidarme en las comidas y en las actividades que realizo”, confiesa la joven, que le gustaría estudiar chef o maquilladora profesional.
Para no extrañar a sus amigos y conocidos la arrecifeña recorre las redes sociales. Informa sobre su evolución, y se encarga de desmitificar algunas cuestiones inherentes al trasplante de órganos, e insta a los propios a apoyar toda campaña del INCUCAI.
Un día antes de la operación, y con 12 kilos de más por la medicación, Agustina publicó una carta destinada a sus jóvenes seguidores. En la nota, llamó a los internautas a no renegar del cuerpo y a emular su sí a la vida.
“Por la enfermedad me inyectaron muchos corticoides. Engordé, me salieron estrías y tenía muchas lesiones en la boca. Había días que sentía vergüenza de salir de mi casa. Luego comprendí que lo importante es la salud. El cuerpo es tan sólo un envase. Los otros son estereotipos de belleza. Lo importante es lo que somos como personas”.
¿Cómo cambió tu vida a partir del trasplante?
Ahora tengo más energía y menos dolor. Antes me quejaba por cualquier cosa. Con esta situación que estoy atravesando, me di cuenta cuáles son las cosas que realmente importan en la vida. Busco disfrutar cada momento, sea bueno o malo.
¿Cuáles son los rumores en torno a los trasplantes que hay que desmitificar?
La mayoría estamos mal informados. La gente tiene miedo de que si le pasa algo y queda en “estado de coma” los vayan a “desconectar”. La verdad es que la única prioridad es salvar la vida a las personas. Además, los donantes de órganos son pacientes con muerte cerebral, que no es lo mismo que estar en un estado de coma. En este último caso, puede recuperarse; en el otro, no.
El trasplante da vida
Marcos está sereno en su oficina de La Plata. Su voz inconfundible exhibe ondulaciones pronunciadas, sobre todo cuando se refiere a la lucha de su sobrina. De cuando en cuando, los ojos se convierten en cristalinos y la congoja impera: “Tuvimos la suerte de que mi hermano era compatible. Con mi familia nos interiorizamos en el trabajo que realiza el INCUCAI, desterrando los miedos sobre cómo se obtienen los órganos”, precisa el más joven de los Di Palma, que desde diciembre pasado ocupa una banca en la Cámara de Diputados de la Provincia.
Luego de la intervención quirúrgica, Agustina, junto a Marcos y Patricio, se reunió con los papás de Justina, la joven que falleció al no llegarle a tiempo el trasplante de corazón, y que motivó en el Congreso de la Nación la sanción de ley homónima, por la cual todos somos donantes de órganos, salvo que se exprese lo contrario.
“Uno de los desafíos que me he puesto como persona y como legislador es que la campaña de donación de órganos llegue a todos los argentinos. Ser donante permite que tu vida siga un poco más en la de otro. Posibilita que tus córneas vean por otros ojos, que tu riñón otorgue vida a otra persona y que tu corazón siga latiendo en otro cuerpo”, concluye Marcos, que no se desprende del cuidado de Agustina.