

El 21 de noviembre se celebra en Argentina el día de la enfermera, dado que el mismo día pero de 1935 se fundó la Federación de Asociaciones de Profesionales Católicas de Enfermería, que nombró como patrona a la Virgen de los Remedios. Dicha federación nuclea a las enfermeras y enfermeros de todo el país.
Según reseñó la investigadora Maria Clara Quintero Laverde en su trabajo Enfermería en el mundo cristiano, “la historia de la enfermería es la historia de la humanidad”.
Durante los primeros siglos, señaló Quintero Laverde, los más necesitados eran amparados en nombre de la caridad cristiana. A medida que las comunidades cristianas crecían surgió la necesidad de organizar los servicios de caridad a cargo de los diáconos y las diaconisias. Diaconisia viene del griego diakonos, que significa servicio. La primera diaconisia, y considerada la primera enfermera visitadora de la historia, se llamó Febe.
Febe atendía a los enfermos en sus hogares y su principal actividad consistía en participar en los bautismos por inmersión ungiendo el aceite y apoyando las labores del diácono.
La primer enfermera visitaba y cuidaba a los pobres, desvalidos y enfermos proporcionando cuidados físicos y espirituales. Generalmente, señaló Quintero Laverde, las diaconisias eran mujeres maduras, viudas o vírgenes con experiencia en el cuidado de otros.
Se distinguían por sus atuendos blancos, símbolo de virginidad. Eran personas respetadas y consagradas, y estaban situadas a nivel del clero.
El creciente auge y posterior desarrollo de la vida de los monasterios hizo que las diaconisias fueran desapareciendo. Sin embargo hubo un resurgimiento de ellas en otros períodos relacionados con los movimientos religiosos tal el caso de la Iglesia luterana y otras iglesias protestantes.